La Virgen De Los Sicarios

La Virgen de los Sicarios

La Virgen de los sicarios, novela escrita por el autor Colombiano Fernando Vallejo en el año de 1994, es una obra que aborda una gran cantidad de temas interesantes y del diario vivir de nuestro país, especialmente de la ciudad de Medellín, los cuales sin duda son objeto de controversia en cada rincón de sus calles.

Sin embargo con el ánimo de evitar que este escrito se convierta en algo extenso y descaradamente insoportable, me centraré principalmente en la crisis económica, la religión y la lucha constante entre las diferentes clases sociales, así como la falta de oportunidades que sumergió la cuidad en un mar de violencia del que apenas se ha estado recuperando recientemente.

Así entonces dividiré este informe en un antes y un después, es decir antes será la época o el momento histórico en el cual se desarrolla la novela y el después lo abordare en la época más reciente o actual.

Comenzare entonces por decir que la década de los noventa fue para Colombia una época supremamente difícil, el país entero se encontraba sumergido en una crisis económica muy fuerte a causa de la guerra que se desataba entre el gobierno nacional y las mafias, las cuales estaban conformadas en su mayoría por niños de escasos recursos golpeados fuertemente por la falta de oportunidades que les brindaba la sociedad de entonces y a los cuales la misma sociedad los denomino “Sicarios”.

De acuerdo con las estadísticas publicadas por el Dane, durante la década de los noventa, el índice de precios al consumidor IPC oscilaba en el 21.42%, mientras que la tasa de cambio nominal estuvo por el orden de 989.96 por dólar alcanzando una de las devaluaciones más altas de la historia y aunque la inflación presento una reducción promedio anual del 7.6%, esto no fue suficiente para garantizar un nivel de inversión que permitiera mantener los niveles de importaciones y exportaciones idóneos.

De esta manera se desencadeno un aumento acelerado en el nivel de precios de la economía, un incremento en el costo de vida y un alto nivel de desempleo, así como la perdida sustancial del poder adquisitivo especialmente para las familias de escasos recursos, las cuales en su mayoría dependían de un solo ingreso mensual.

Sin duda alguna este escenario fue aprovechado por las grandes organizaciones de la mafia quienes se ganaron rápidamente y a costa de donaciones a los más pobres, el cariño de las comunidades más marginadas de la ciudad y que a cambio de estos suvenires les estregaban sus hijos como soldaditos de plomo para conformar sus ejércitos y exterminar a todo aquel que se interpusiera en su proyecto de vida.

Esta realidad es abordada e ilustrada claramente por el autor, quien nos cuenta a través de su personaje “Fernando” de una ciudad donde las personas se matan unas a otras de una manera deliberada y de cómo las mismas personas parecen estar acostumbradas a este estilo de vida, “cuidad de sangre, de horror, caos y odio, donde las deudas de sangre se pasan de hermanos a hermanos y de amigos a amigos, como si la suerte de los vivos estuviese en manos de los muertos”.

La religión por su parte la cita el mismo personaje como el aliciente del joven sicario para sobrellevar el peso de su recién adquirida profesión y la que dentro de unos pocos años, incluso meses le quitara la vida, pues es bien sabido que esta profesión es de las cortas y pocos sicarios viven para contarlo, de acuerdo con “Fernando” las iglesias se convirtieron en “oasis de paz” y la virgen María en la madre redentora que todo lo perdona, como si se tratase de bebes inconsistentes que realizan acciones basados en reflejos y no en argumentos.

Es así entonces como la novela nos cuenta de una ciudad inundada de templos o iglesias, repletas de jóvenes “sicarios” rogándole a la virgen que el próximo trabajo le sea exitoso.

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