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La magnitud de la naturaleza en Frankenstein, de Mary Shelley, y El caminante sobre el mar de nubes, de Caspar David Friedrich


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2019  •  Trabajos  •  2.224 Palabras (9 Páginas)  •  1.153 Visitas

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La magnitud de la naturaleza en Frankenstein, de Mary Shelley, y El caminante sobre el mar de nubes, de Caspar David Friedrich

“Qué terrible es el silencio de lo inmenso, cuando la naturaleza se alza con las montañas al cielo”

                                  (J.M. William Turner)

Resumen

La presente investigación parte de una comparación entre el texto Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), de Mary Shelley, y la pintura El caminante sobre el mar de nubes (1818), de Caspar David Friedrich. A partir de esta relación, se busca identificar cómo la magnitud del paisaje se ve reflejado en ambas obras del romanticismo, además, ver cómo el tema y el motivo de las obras dialoga entre ellas, habitando la realidad de la narración y la pintura. Esta relación nos permite evidenciar cómo la literatura y otras artes pueden relacionarse a partir de un mismo hilo conductor, viendo a la literatura como un documento que encierra las descripciones del paisaje y a la pintura, como un arte que libera de su encierro la descripción, creando plásticamente la representación de dicho elemento en común.

Palabras clave: romanticismo, paisaje, naturaleza, viaje, ascenso.

La magnitud de la naturaleza

Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), obra de la escritora Mary Shelley, cuenta la historia de Víctor y la creación de un ser abominable, las consecuencias que desató en las vidas de quienes se vieron involucrados de alguna forma con el espeluznante ser, y los eventos que desencadenaron la tragedia y el horror proveniente de una creación contra la naturaleza. Por otra parte, El caminante sobre el mar de nubes (1818), obra del gran pintor alemán Caspar David Friedrich, muestra la figura de un hombre en la cima de  una montaña, en la cual contempla un valle y un mar de nubes alrededor de él, mostrando en el fondo la inmensidad del paisaje.

 La presente obra Frankenstein se puede analizar desde muchos lugares o contextos, tantos como la misma los permite; uno de ellos es la relación estrecha que se hace a lo largo de la obra con los entornos en que se desarrolla, los cuales son variados y extensos, y permiten ver una interacción no solo con el hilo temático desarrollado en la obra, sino también con los estados de los personajes. Nos proponemos ahondar en las relaciones entre las emociones y la naturaleza, evidenciando que hay un vínculo más allá de lo conceptual o episódico del paisaje en el que se desarrolla Frankenstein.

El primer elemento con el que nos encontramos en la obra es una narración en varios círculos. La obra empieza con las cartas de Walton, las cuales nos remiten de entrada a un viaje, situación que va a ser una constante en la obra y  que nos va a permitir conocer diferentes contextos, no solo en cuanto al viaje de Walton a tierras desconocidas, sino en un segundo círculo de la narración, donde se desarrollan los viajes de Víctor, los cuales  plantean diferentes contextos y paisajes a lo largo de la obra. En un tercer círculo, se puede ver que el monstruo creado por Víctor es también un personaje que se desplaza y viaja a la par de su creador, estableciendo de igual manera una relación con un paisaje en continuo cambio, tal como la plantea la obra. Vemos por lo tanto que el viaje es una constante en todos los niveles de la narración, los personajes se relacionan con su entorno a la par que se desarrollan los eventos dramáticos de la trama.

En la obra se evidencian algunas de las características del romanticismo, como lo son la magnitud del paisaje como algo inabarcable para el hombre, el anhelo por un mundo mejor, y donde el objeto principal del arte no es la belleza sino la expresión y el sentimiento. Analizaremos la obra a partir del elemento de la magnitud del paisaje, el cual se puede ver en la segunda parte en el capítulo dos:

“Me había llenado entonces en un éxtasis sublime y me había dado alas a mi alma, permitiéndole remontarse desde el mundo oscuro hasta la luz y el gozo. Los espectáculos imponentes y majestuosos de la naturaleza siempre me habían inspirado pensamientos solemnes y me habían hecho olvidarme de las preocupaciones pasajeras de la vida”. (Shelley, 104)

Víctor, al ser uno de los personajes propios del romanticismo, asciende a la montaña en un ejercicio de búsqueda y reflexión, el cual es hecho solitariamente por el personaje,  contemplando el paisaje que lo rodea siendo incapaz de contenerlo; las descripciones se desbordan en la narración, pintando un paisaje propio de artistas de la época, como algunas de las obras de Caspar Friedrich, especialmente en El Caminante sobre el mar de nubes. Da la sensación de ver a Víctor posando para esa pintura, mientras admira y reflexiona sobre la vida y la muerte misma “Los picos helados y relucientes brillaban a la luz del sol por encima de las nubes” (Shelley 105); todo este cuestionamiento sucede antes del primer encuentro con la bestia, la que ahora va a cuestionar a su creador invirtiendo los papeles, ya no es Víctor cuestionando a la naturaleza sino que ahora es lo antinatural cuestionándolo a él, pero pareciese que el paisaje fuera el protagonista real de la pintura,  transmitiendo una sensación de terror y melancolía a quien la contempla.

Además, esta obra de Friedrich fue publicada casi  al mismo tiempo de la publicación de Frankenstein, (1818), no sabemos con certeza si estos dos autores se conocieron, pero  el movimiento literario y artístico de la época los unió para crear obras con algunas similitudes; podríamos decir que el tema de la obra de Mary Shelley es la naturaleza, y el motivo podría ser el ascenso de Víctor hacia la montaña y poder enfrentar a la criatura. Entonces resulta que, en la obra El caminante sobre el mar de nubes, se evidencia un ascenso del personaje que se encuentra en la pintura, y este sería el tema en la obra, además, este personaje nos está dando la espalda en el cuadro, dando la sensación de que es una representación de nosotros mismos en la obra. Podríamos decir que el tema en la pintura es la naturaleza y la magnitud del paisaje, u otra de las interpretaciones del cuadro que más se acerca a los elementos planteado, es la dada por Julián González Gómez:

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