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La trascendencia de la literatura de Carlos Eduardo Zavaleta


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2023  •  Apuntes  •  1.276 Palabras (6 Páginas)  •  111 Visitas

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LA TRASCENDENCIA DE LA LITERATURA DE CARLOS EDUARDO ZAVALETA

No necesariamente tenemos que nacer en Europa, Asia, América del Norte, África o Australia para sentirnos identificados, porque poseemos la suerte de haber nacido en una tierra Sudamericana, ser autóctonos de un Perú donde la variedad cultural es nuestra principal riqueza y la literatura peruana nuestro mayor tesoro preciado.  Por ello, si tenemos que hablar de algún autor en la literatura peruana y especialmente en la ancashina, sin duda tendríamos que platicar de Carlos Eduardo Zavaleta porque, es una de las figuras insoslayables en la literatura peruana de los últimos tiempos. Sus numerosos libros de cuentos y novelas han cumplido un rol significativo en el proceso de modernización de las letras peruanas. Además, ha sido un incansable traductor y agudo estudioso de la obra de James Joyce y William Faulkner de los cuales aprendió diversivas técnicas narrativas, de la misma manera, en su producción literaria se puede apreciar múltiples puntos de vista, el rompimiento del relato o el famoso uso del monologo interior.

Zavaleta

La lectura de Zavaleta permite al autor compartir la vida imaginativa con los otros, pulir el estilo, cautelar la buena prosa es un modo de rendir homenaje al lector, esto es una de las principales características del autor, es decir, Carlos Eduardo cuida muy bien la manera y los modos de su narración, sus estilos.

 Por ello, Zavaleta construye un universo narrativo particular, diferente al de los demás, cuya vida está hecha de silencios y de imperiosas interrogantes, de dolores que dejan un visaje disimulada en la sonrisa, o que explican que hablemos en voz baja y sin chistar. En la misma línea, Zavaleta amplía el espacio interior psicológico del personaje que usa, así empleando los estados interiores del alma, es decir, la exacta vida del hombre tierno, sentimental, que cree y espera, que sufre y canta, que está inmerso en el entorno geográfico a que lo ha condenado el nacimiento o profesión. Por es, o no hay fechas sino acontecimientos, por eso hay una constante alusión a circunstancias por todos conocidas, por ende; el lector reconoce con facilidad, o puede reconstruir lo verosímil. A partir de ello, se percibe que en varias de sus obras literarias Zavaleta muestra un mundo fáctico con historias paralelas a la verosimilitud de un Perú que aún no hemos podido hallar en las entrañas de nuestros corazones peruanos. Agregando a lo anterior, Zavaleta ha vivido los hechos que cuenta y sabe inventarles vida a los hechos que narra, por eso puede evocar, desde un refugio londinense, la “vasta alfombra fría y verde” de la puna, “manchada de nieve por doquier, vigilada por grandes nevados mortecinos e interrumpida por lagunas azules”. No es un capricho sino una evocación del paisaje que se guarda en la retina y en el corazón valiente de un Carlos recordando su tierra.    

 

Recordemos que Zavaleta siempre quiso que una colección de cuentos suyos significara “una variedad auténtica de puntos de vista y que, en conjunto, cada libro significara algo más que sus partes”. Lo dijo en 1983 y se muestra ahora persistente en el empeño porque en el fondo, resulta un modo de aprovechar lo vivido y de aquellas experiencias inolvidables que permanecen en su memoria. Acostumbrado por su padre a viajar (“cada viaje era una aventura”) por todo el territorio, en su niñez comprendió Zavaleta que esa vida curiosa y andariega iba acunando temas y lenguaje para su memoria literaria.  Carlos Eduardo bebió del vaso literario de la literatura inglesa y la literatura norteamericana, gracias a las ventajas dadas por el conocimiento del idioma inglés.

 Y todo porque le sigue preocupando ser un creador constante: no quiere repetir temas ni estilos. Ese es el rasgo estilístico mejor y su tema reiterado; una etapa cierta de la hora inicial fue Vestido de luto, que abre paso al monólogo interior, y buenos testimonios de la paulatina transformación lo son, entre los últimos textos, la sobra adjetivación que preside el relato de Los aprendices2

es la relación hombre y paisaje, que lo persigue hasta cuándo (como ahora), viviendo en el extranjero, no puede desprenderse de los temas lugareños, ya sean de orden político, como en alguna evocación española, o puramente sociales como en los textos de fondo inglés; y eso porque sigue vigente su confesado afán de “subrayar el desajuste (el desequilibrio, la injusticia, la desproporción) entre el hombre y su medio”.

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