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Le Goff


Enviado por   •  27 de Marzo de 2014  •  Biografías  •  1.107 Palabras (5 Páginas)  •  220 Visitas

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Le Goff menciona a Dibble referido a el uso de las fuentes como esencia del trabajo historiográfico, la fuentes en sí mismas utilizadas ya como recurso de “plus” informativo cercanas a la etnografía y a métodos del mismo circulo, los testimonios individuales-fuentes colectivas y los indicadores indirectosCAP 1

La lectura de le Goff, nos lleva hacia un acercamiento a las delimitaciones del estudio histórico y el oficio de la escritura historiográfica, en sí mismo relata la necesidad de repensar el oficio, llevándolo hacia los acercamientos que desde otras disciplinas pueden nutrir la función del sujeto en labor.

Los diferentes escenarios que se han desarrollado mixturados con el oficio del pensamiento histórico-cista presente desde el siglo xx manifiesta un interesante acercamiento hacia otros aspectos de los colectivos sociales. La corriente del estudio en historia cultural- simbólico de las llamadas mentalidades, la historia del arte, e historia de los imaginario o desde la imagen nos acerca hacia una necesaria interdisciplinariedad desde posiciones etnológica, sociológicas políticas, económicas, culturalistas e incluso en pleno siglo XXI comunicacionales.

Estos acercamientos discutidos por los que siguen los estilos y metodologías puristas de las corrientes historiográficas se enfrentan a la constante revisión de la necesidad de pensar la historia como método científico, determinante y anexo alas necesidades objetivas de conocer el pasado bajo su forma más literal, sin pasar por el hecho de la interpretación del sujeto quien la escribe, e incluso bajo esa premisa resulta como lo dice Le Goff que el “hecho histórico resulta un montaje”.

Bajo este precepto aún más lúcido que las intuiciones que se tienen sobre el oficio del historiador, la Historia y el oficio contemporáneo del historiador o de sus exploradores, nos lleva a pensar una labor donde las coordenadas son el análisis, interpretación y representación de los acontecimientos, y su influencia en la conformación social próxima viendo la utilidad de las funciones sociales del pasado.

La función de la crítica hacia los métodos y modelos tiende a acercarse hacia los parámetros de los métodos científicos, obviando el espíritu de ciencia social no medible en esta dimensión, sino me Dibble desde la interpretación como constructo. Le Goff menciona a Dibble referido a el uso de las fuentes como esencia del trabajo historiográfico, la fuentes en sí mismas utilizadas ya como recurso de “plus” informativo cercanas a la etnografía y a métodos del mismo circulo, los testimonios individuales-fuentes colectivas y los indicadores indirectos. Estas fuentes proveen datos y elementos que nutren el acercamiento discursivo pertinente en cada caso (háblese de sujeto, método y rama historiográfica) y hacia la retórica en la historiografía, como elemento válido pero de cuidado dentro de la narración y la interpretación, formación de conceptos, análisis y acercamientos hacia la representación y explicación del hecho o hechos históricos, es decir la narración en sí misma, que en este caso toca y toma estilos de otras disciplinas o acercamientos en ciencias sociales.

La narrativa utilizada, es necesariamente cercana a la secuencialidad requerida como lineamiento de construcción del hecho histórico o del pasado en sí. Es frecuente y de regla utilizar la periodización y secuencialidad para la comprensión histórica. No se escapa en la lectura la utilización de la imagen cinematográfica como documento, y los registros mass-mediáticos, mencionados levemente creo, por la poca profundización de os elementos de la imagen en la labor de la explicación histórica o por la peyorización de esta exploración como elemento preponderante para comprender lo contemporáneo.

Le Goff nos lleva a pensar la “institucionalización” de la historia referido al uso civilizatorio referente a la escritura de la historia, y el uso empujado y presionado por el poder de turno y el uso occidental europeo de la historia. El uso referido implica más que un método pero estos están sometidos también aun desconocimiento o minimización del mundo oral al menos para gran parte de los historiadores tradicionales. El ímpetu del documento escrito lleva a pensar este como fuente propicia al análisis pero con un aura de credibilidad infalible. Le Goff, recorre también, el uso de la escritura de la historia a través de varias civilizaciones y momentos de la “historia universal” mostrando el uso y las intenciones de la narración histórica, su empleo para la generación de identidad, el análisis subjetivo de los pueblos y las razones de por qué continúa escribiéndose cercana al documento hegemónico.

La nuevas formas de abordar las disciplinas históricas proveen un campo más amplio de acción para estos estudios, Le Goff mencionando a Foucault, nos refiere a nuevos métodos, abordajes, contextos semánticos narratológicos y de poca fijación en pretender una “historia global”. La cuestión documenta ocupa otra arista importante. La desmitificación del documento utilizado, la fuente corroborada analizada y desechada, la escogencia bajo la lupa de lo creíble lo necesario y lo importante. El autor revela los problemas del historiador con “el desarrollo de los medios”, que a mi modo de ver revelan otra vez la intuición del rechazo perentorio que se hace de las fuentes mediáticas, que no son tomadas como documentos válidos de narrativa tradicional histórica.

Los testimonios encierran a su vez su versatilidad en cuanto es más fácil determinar así el estado psicológico de una persona en un registro fílmico o grabación oral, pero esto supone otra reflexión más profunda y no corresponde a este caso. Viene aquí una reflexión, ¿si la tradición historiográfica está marca por la cronología y la secuencialidad, es prudente explorar otros métodos narrativos para escribirla, escenificarla y adaptarla? Las lógicas de actuación paralelas de los métodos interdisciplinarios es una constante en los estudios históricos, la actualidad y el hoy pueden convergir en 8 lineamientos:

1. el diálogo interdisciplinar,

2. la pedagogía de la historia,

3. la utilización de nuevas fuentes documentales,

4. la interpretación sociológica,

5. los enfoques comunicativos de los discursos,

6. las narraciones y obviamente para no encadenarla al anacronismo discursivo,

7. la historia y su divulgación.

8. Y la construcción colectiva del acontecimiento --

La “homogenización del imaginario social” como parte de la construcción narrativa y función mediática muestra lo urgente en detenerse y evaluar la formas de interpretar el hecho y el acontecimiento, y de la versatilidad necesaria de un colectivo de historiadores eclécticos atentos y formados para esto. Los retos podrían ser incluyentes de re-estructurar las formaciones del historiador para que quede separado de otras ramas de las ciencias sociales que pueden disfrazar su discurso bajo métodos de investigación en Historia, la divulgación de los estudios históricos y el enfoque y el empuje hacia el crisol de posibilidades narrativas e investigativas que afiancen las experiencias y las exploraciones que desde las academias lejanas como la nuestra justifiquen un esfuerzo conjunto por desenmascarar realidades deformadas, o al menos mostar la Historia como ejercicio útil a nuestras sociedades.

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