Prefacio Jacques Le Goff
jonathangonzalez24 de Septiembre de 2011
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El autor considera que comprender para el historiador es analizar en términos de producción localizables que cada método por si ha establecido según sus propios criterios de pertinencia.
En este sentido, De CERTEAU alude al “despertar epistemológico” el cual viene del aporte de autores como: Moscovici, Foucault, Veyne, etc. Siendo Francia el lugar donde se manifiesta. Es así como señala que sólo se puede recibir la teoría que trae consigo una práctica, en el espacio de una sociedad, y por otra, organiza los procedimientos propios de una disciplina. Entonces considerar a la historia como una operación, sería limitar su comprensión, como la relación entre un lugar (un reclutamiento, un medio, un oficio, etc.), varios procedimientos de análisis (una disciplina) y la construcción de un texto (una literatura).
De esta forma la historia forma parte de la realidad de la que trata, la cual puede ser captada como actividad humana, como practica. Es por esto que el autor propone, probar que la operación historiográfica se refiere a la combinación de un lugar social de prácticas científicas y de una escritura, el análisis de las condiciones previas, de las cuales el discurso nos habla, nos permite precisar las leyes que organizan el espacio producido como un texto.
Es así como la escritura histórica se construye en función de una institución cuya organización obedece a reglas propias que exigen ser examinadas en sí mismas. Toda investigación historiográfica está relacionada con un lugar de producción socioeconómico, político y cultural.
Lo no dicho.
Durante el positivismo la historia objetiva, conservaba la idea de verdad en el modelo de la filosofía de ayer y la teología de antes de ayer, las cuales eran traducidas en términos de hechos históricos. Luego sobrevino la desconfianza, se probó que toda interpretación histórica depende de un sistema de referencia, el cual queda como la filosofía implícita particular, la cual remite a la subjetividad del autor.
El autor Raymond Aron, hace su aporte en este sentido, enseñando a toda una generación el arte de señalar las “decisiones filosóficas” en función de las cuales reorganizan los cortes de un material, los códigos con los que se descifra y el modo como se ordena la exposición, Esta crítica marcaba una etapa en donde primaban las investigaciones positivistas francesas y donde el escepticismo alemán, se refería las tipologías.
En el siglo XIX la historiografía se refería a la circulación de conceptos que a lo largo del siglo, transportaban a las categorías filosóficas a los subsuelos de la historia, de la exégesis o de la sociología.
La relatividad histórica compone un cuadro donde sobre el fondo de una totalidad histórica se destaca una multiplicidad de filosofías individuales..
Las decisiones personales se efectuaban tomando como base 2 postulados.
1. Al aislar del texto historiográfico un elemento filosófico, se le suponía una autonomía a la ideología, en esto consistía la condición de su extracción. Un orden de ideas se aportaba desde la práctica histórica, luego se contrastaba y se buscaba una relación directa con el pensamiento.
2. Por otra parte establecía un coto reservado tanto al reinado de las ideas como al de los intelectuales, La relatividad no actuaba dentro de este campo cerrado.
En la actualidad, los trabajos aún muestran influencia de las técnicas de R. Aron.
Foucault niega la subjetividad al pensamiento de un autor, siendo así en sus primeros libros, consideraba la autonomía del lugar teórico donde se desarrollan en su relato las leyes según las cuales los discursos científicos se forman y se combinan en sistemas globales. En 1969, LÁrcheologie du Savoir marca una ruptura, desde este punto de vista al introducir técnicas de una disciplina y los conflictos sociales en el examen de una estructura epistemológica, la de la historia.
Para Veyne, permanece intacta la tesis de 1938, la cual quitaba pertinencia epistemológica al examen de la función social ejercida por la historia, por las prácticas y las leyes del mismo grupo, por el juego de su intervención en el juego de las fuerzas públicas, etc.
La institución Histórica.
La relación d un sujeto individual con su objeto, es la institución del saber. La cual marca el origen de las ciencias modernas. El nacimiento de las disciplinas está siempre ligado a la creación de grupos. La relación entre una institución y la definición de un saber, insinúa lo que se ha llamado, la despolitización de los sabios, es decir, la fundación de cuerpos ej.: Ingenieros, intelectuales, pensionados, etc. En el momento en que las universidades se estancan al volverse intransigentes.
Las instituciones políticas, eruditas y eclesiásticas, se especializan recíprocamente. Se trata de un sitio particular en una nueva distribución del espacio social, se construye un lugar científico, la ruptura que hace posible la unidad social destinada a convertirse en ciencia indica una nueva clasificación global.
Dicha ruptura señala en su aspecto externo, un lugar que se enlaza con otras en un nuevo conjunto, y en su aspecto interno el establecimiento de un saber que no puede separarse de una institución social.
Dicho modelo se replica bajo la forma de subgrupos o escuelas. La institución social queda como la condición de un lenguaje científico. Desde el s. XVIII hasta Annales de 1947, cada disciplina conserva la ambivalencia de ser la ley de un grupo y la ley de una investigación científica. Un mismo movimiento organiza a la sociedad y a las ideas que circulan en ella. El discurso científico que no habla de su relación con el cuerpo social no puede dar origen a una práctica, deja de ser científico, lo cual es importante para el historiador, ya que en esta relación con el cuerpo social se encuentra el objetivo de la historia.
Hacia 1965, Glénisson encuentra relación entre un saber y un lugar: la condición de una ciencia a una citación social que consiste en lo que n se dijo, resulta difícil para analizar el discurso histórico independientemente de la institución, en función de lo cual se ha organizado su silencio o pensar en una disciplina la cual queda asegurada por sus conceptos, sin que intervenga una transformación de las situaciones adquiridas. Desde este punto de vista Habermas señala que se impone una repolitización d las ciencias humanas, de la cual no podría dar cuenta de ellas sin una teoría crítica de la situación actual en la sociedad. En este sentido, el nosotros del autor nos remite a una convención (verosímil enunciativa). El texto es la escenificación de un contrato social entre nosotros, el cual es un sujeto plural que sostiene al discurso. La mediación de nosotros no está determinado a un individuo, si no a un sujeto global ( el tiempo, la sociedad, etc.). Por cuanto el nosotros del autor corresponde el de los verdaderos lectores, donde el público no es el verdadero destinatario del libro de historia, en donde su obra es juzgada por sus colegas quienes utilizarán criterios diferentes de los del público. Existen leyes del medio cuyo contenido varía en los cuales organizan el control del trabajo. Sí la obra al no ser aceptada por el grupo, caerá en la categoría de vulgar, por lo que no sería capaz de definir a un estudio como historiográfico. Es así que dicha acreditación está relacionada al yo del escritor dentro del nosotros de un trabajo colectivo que habilita a un locutor para que enuncie el discurso historiográfico.
En la generalidad un texto histórico, enuncia una operación que se sitúa dentro de un conjunto de práctica, siendo lo esencial en una investigación científica. Un estudio particular será definido por la relación que mantenga con otros contemporáneos, con un estado de la cuestión, con las problemáticas explotadas por el grupo y los puntos estratégicos que se van formando junto con los avances y las desviaciones referentes a una investigación en curso. Cada resultado individual se inscribe en un conjunto cuyos elementos dependen unos de otros y cuya combinación forma la historia en un momento dado.
Entonces el autor alude a que la obra de valor, es aquella que se sitúa en un conjunto operativo, lo que constituye un progreso en la condición de objetos y métodos históricos, que puede promover nuevas investigaciones lo que resulta ser: un producto de un lugar.
Los historiadores en la sociedad
Los métodos describen un comportamiento institucional y las leyes de un medio. El trabajo se apoya en general, en equipos, líderes, en medios financieros y por lo tanto, en las relaciones sociales o políticas que favorecen a uno u otro estudio para que pueda obtener créditos. También está organizado como una profesión con sus jerarquías, sus normas centralizadoras y su reclutamiento psicosocial.
La producción histórica, se encuentra dividida entre la obra literaria del que tiene autoridad y el esoterismo científico del que hace investigaciones.
Una situación social cambia el modo de trabajo y el tipo de discurso. Desde el acopio de los documentos hasta la redacción del libro, la práctica histórica depende siempre de la estructura de la sociedad. Los estudios sobre temas más amplios, deben ser referidos a la unidad social de la que dependen, donde no se trata de una localidad si no de la inteligencia académica, después universitaria que se distingue de la pequeña historia. En este sentido, Lucien Febvre, señala que no hay concepciones mejores o más objetivas, si no situaciones diferentes. Un cambio de la sociedad permite
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