Literatura

¿Qué es literatura?

Aunque a primera vista pareciera una empresa fácil contestar a la pregunta sobre qué es literatura, las respuestas con las que contamos no son definitivas ni rotundas. Podríamos afirmar que existen casi tantas respuestas como hay escritores, porque en el fondo cada escritor concibe y tiene una visión sobre el fenómeno literario. ¿Qué es la literatura? ¿Es acaso una serie de libros escritos? Si esto es así, ¿qué sucede con las narraciones orales? O, ¿todos los libros son literatura? Es decir, ¿debemos considerar como literatura los manuales de divulgación, los textos médicos y los discursos políticos? Al comenzar a leer un libro, casi de inmediato sabemos si entra en el terreno de la literatura o no. A partir que intuimos que estamos ante un texto literario, entramos en el fenómeno literario. ¿Qué es la literatura? Existe una línea de pensamiento que le confiere a nuestra materia un carácter didáctico, es decir, la literatura nos debe enseñar algo. Para el crítico y escritor latino Horacio -uno de los primeros hombres en cuestionarse sobre el fenómeno literario- la literatura debería ser "placentera e instructiva; y el poeta inglés Mathew Arnold mencionaba que una obra literaria debía tener una "gran seriedad': ¿Debemos aprender algo con la literatura? ¿Qué sucede entonces con obras que no aspiran a nada más que entretener? ¿Son de alguna forma menos literarias? Otra escuela de pensamiento aboga precisamente por el aspecto lúdico y placentero que menciona Horacio. La literatura, dicen, debe entretener más que instruir.

Comencemos, pues, por una primera definición: la literatura es ante todo una forma de aprehensión. Una forma de aprehender al mundo y al universo que nos rodea. En este sentido, la literatura es una suerte de conocimiento, como la filosofía y la ciencia, pero a diferencia de la filosofía que parte de una abstracción (¿qué es la vida?, por ejemplo), no se queda en esta abstracción, sino que la profundiza y explica por medio del propio discurso literario, la singulariza; y a diferencia de la ciencia, busca darle un significado diferente al método científico. Interpreta y analiza como la filosofía y la ciencia.

El filósofo inglés, Bertrand Russell, lo explicó mejor cuando escribió:

¿Qué es el hombre? Es acaso lo que parece para un astrónomo: un trocito pequeño hecho de carbono impuro que se arrastra impotentemente en un planeta pequeño y poco importante? ¿O es lo que representa para Hamlet?

¿A qué se refería con mencionar a Hamlet, una de las figuras más importantes de la literatura? Sin duda alguna tenía en mente este fragmento:

iQué obra maestra es el hombre! iQué noble en su raciocinio! iQué infinito en sus

potencias! iQué perfecto y admirable en forma y movimiento! iCuán parecido a un

ángel en sus actos y a un dios en su entendimiento! iLa gala del mundo, el arquetipo de criaturas! Y sin embargo, ¿qué es para mí esta quintaesencia del polvo?

La visión que tiene Hamlet del ser humano es el fundamento de la literatura: un cuestionar permanente sobre qué es, sobre sus posibilidades y sus límites; sus virtudes y sus defectos. Como la filosofía, la literatura nos confronta con la realidad, nos hace más perspicaces sobre quiénes somos y lo que nos rodea. La literatura no acepta entrar en ella con medias tintas; requiere de un esfuerzo y de un compromiso intelectual, despertar en nosotros una postura crítica, esencial para nuestra vida, para la forma como vivimos y lo que buscamos. Pero la literatura no sólo se constriñe a este ámbito; también requiere de algo más: es una de las artes y como tal, debe también proveernos del placer estético. Cualquier obra literaria tiene en su génesis esa intencionalidad: la búsqueda de la belleza: belleza en el uso del lenguaje, de imágenes, de ideas; la belleza que en el campo literario es primordial. Si escribir bien, con precisión y coherencia es indispensable en cualquier disciplina, en la literatura esto es aún más importante. Debemos aclarar que la literatura (y el arte en general) no entiende por

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