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Literatura


Enviado por   •  19 de Mayo de 2012  •  4.127 Palabras (17 Páginas)  •  325 Visitas

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Sor Juana Inés de la Cruz

(Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San Miguel de Nepantla, actual México, 1651 - Ciudad de México, id., 1695) Escritora mexicana. Fue la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición y habilidad versificadora.

Pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento de las carmelitas descalzas de México y permaneció en él cuatro meses, al cabo de los cuales lo abandonó por problemas de salud. Dos años más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez definitivamente. Dada su escasa vocación religiosa, parece que sor Juana Inés de la Cruz prefirió el convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales: «Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros», escribió.

Su celda se convirtió en punto de reunión de poetas e intelectuales, como Carlos de Sigüenza y Góngora, pariente y admirador del poeta cordobés, cuya obra introdujo en el virreinato, y también del nuevo virrey, Tomás Antonio de la Cerda, marqués de la Laguna, y de su esposa, Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes, con quien le unió una profunda amistad.

En su celda también llevó a cabo experimentos científicos, reunió una nutrida biblioteca, compuso obras musicales y escribió una extensa obra que abarcó diferentes géneros, desde la poesía y el teatro, en los que se aprecia la influencia de Góngora y Calderón, hasta opúsculos filosóficos y estudios musicales.

Perdida gran parte de esta obra, entre los escritos en prosa que se han conservado cabe señalar la carta Respuesta a sor Filotea de la Cruz, seudónimo de Manuel Fernández de la Cruz, obispo de Puebla. En 1690, éste había hecho publicar la Carta atenagórica, en la que sor Juana hacía una dura crítica al «sermón del Mandato» del jesuita portugués António Vieira sobre las «finezas de Cristo», acompañada de una «Carta de sor Filotea de la Cruz», en la que, aun reconociendo el talento de la autora, le recomendaba que se dedicara a la vida monástica, más acorde con su condición de monja y mujer, que a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los hombres.

A pesar de la contundencia de su respuesta, en la que daba cuenta de su vida y reivindicaba el derecho de las mujeres al aprendizaje, pues el conocimiento «no sólo les es lícito, sino muy provechoso», la crítica del obispo la afectó profundamente, tanto, que poco después sor Juana Inés de la Cruz vendió su biblioteca y todo cuanto poseía, destinó lo obtenido a beneficencia y se consagró por completo a la vida religiosa.

Murió mientras ayudaba a sus compañeras enfermas durante la epidemia de cólera que asoló México en el año 1695. La poesía del Barroco alcanzó con ella su momento culminante, y al mismo tiempo introdujo elementos analíticos y reflexivos que anticipaban a los poetas de la Ilustración del siglo XVIII.

Bernardo De Balbuena

Nace en Valdepeñas como hijo ilegítimo o bastardo de un indiano. Su padre, con propiedades en Nueva España, regresó a México en 1564. Balbuena se quedó en España con su madre y en 1584 pidió "licencia" para viajar a México donde llega con 22 años, vive con su padre algún tiempo y se ordena sacerdote. Esta larga separación de su padre se trasparenta en el tema de la orfandad, principal hilo narrativo de la leyenda de Bernardo del Carpio que habrá de narrar años más tarde en su gran poema de épica culta El Bernardo del Carpio o Victoria de Roncesvalles. En 1585 gana un concurso poético y se instala en Guadalajara; vuelve a ganar otro concurso o certamen en 1590 y en 1592 es nombrado capellán de la Real Audiencia de Guadalajara, donde empieza su gran poema El Bernardo, terminado diez años después. Balbuena vive largo tiempo en el reino de Nueva Galicia (correspondiente a los estados mexicanos de Jalisco y Nayarit), y reside en un pequeño y aislado pueblo cercano a Compostela, San Pedro Lagunillas.

Ya de España traía Balbuena un buen bagaje cultural y, como señala José Rojas Garcidueñas, había preparado con mucha antelación y muy ambiciosamente su carrera eclesiástica. En 1593 escribe Balbuena la Grandeza mexicana, amplio poema en tercetos encadenados en elogio de la capital del virreinato. El libro aparece en 1604 dedicado a Doña Isabel de Tobar y Guzmán, de quien el poeta estaba enamorado. Pero Balbuena tiene ambiciones de otro tipo y viaja en 1606 a Madrid para ya no volver a México, aunque siempre tendrá recuerdos para la tierra donde pasó largos años.

Así, aunque vive brevemente en Madrid y se doctora en teología por la universidad menor de Sigüenza en 1607, publica en 1608 su novela pastoril Siglo de Oro en las Selvas de Erífile, en la figura un pequeño elogio de México, y que sale en dos emisiones, una de ella con un prólogo del dramaturgo Antonio Mira de Amescua, también bastardo como Balbuena, que, aparte de elogiar la obra, aprovecha para hacer un profundo análisis del género.

El libro, posee una prosa poética excelente, entreverada de églogas y sonetos que no desmerecen al mismo Garcilaso y que el poeta había compuesto con anterioridad; sin embargo, apenas posee excusa argumental y supone una vuelta a los modelos italianos del género, cuando ya la novela pastoril se había castellanizado merced a la obra de Gaspar Gil Polo. Empieza a verse en esta obra que el talento descriptivo (ut pictura poesis) es el fuerte como poeta de Balbuena, quien recurre con frecuencia a la hipotiposis y a la écfrasis. En 1608 logra Balbuena que lo nombren abad de Jamaica, donde llega en 1610.

Su intento por convertir Jamaica en obispado fracasa, pero en 1623 alcanza altas jerarquías y es nombrado obispo de Puerto Rico; llega a la isla en 1626, y escribe un informe sobre la isla, donde entre otras cosas se escandaliza por el grado de consanguinidad que encuentra en la misma; antes ha sido durante dos años provincial de Santo Domingo. El Bernardo, escrito como ya se ha visto entre 1592 y 1602, y que intentó publicar en España con anterioridad, aparece al fin en Madrid en 1624. Una incursión del pirata holandés Balduino Enrico destruye su casa y biblioteca en la capital de la isla San Juan, perdiéndose gran parte de sus obras, por ejemplo, La alteza de Laura y otro poema épico, El

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