Lo Que Necesita Un Informe O Texto

1.22

ESENCIAL Inge Genefke renunció en 1982 a su cargo en el Hospital Universitario de Copenhague para fundar el centro de rehabilitación e investigación para las víctimas de la tortura.

SECUNDARIO Inge Genefke está casada con el profesor Bent Sorensen, quien es miembro del Comité de las Naciones Unidas contra la tortura. El poco tiempo que pasan juntos es sagrado para ellos.

SECUNDARIO La doctora siempre está viajando a países como Sri Lanka, la India, Nepal y Uganda para ayudar a fundar nuevos centros, y también recorre el mundo buscando adeptos para su causa. Por razones de seguridad procura viajar siempre acompañada. Pese a la gravedad del problema de la tortura, muchos de los centros inspirados en el ejemplo de la doctora Genefke reciben poca o ninguna ayuda del gobierno de sus países.

ACCESORIO Aun así, la tarea a veces parece imposible. La doctora se imagina espectrales huestes de sobrevivientes de la tortura provenientes de prisiones comunistas, países latinoamericanos con regímenes militares o regiones azotadas por la guerra en Asia, África o el Oriente Medio. El número de víctimas va aumentando y sus esfuerzos para salvarlas a veces les parecen insignificantes. “Es como tratar de escalar una montaña que no deja de crecer”, dice.

1.23

SIN ANESTESIA

ESENCIAL Todos los años en la pequeña ciudad de Puket --- un pintoresco puerto situado en la parte occidental de Tailandia --- tiene lugar una ceremonia fantástica, rayana en la locura… o en la magia, según sea la óptica de la cual se mire. Durante nueve días de octubre un grupo de faquires taoístas se somete a las más duras pruebas en homenaje a sus dioses. Mezcla de festival pagano con ritual religioso, miles de personas miran absortas cómo los celebrantes se perforan las mejillas, los brazos y otras partes del cuerpo con los elementos punzantes más delirantes. Puede ser un tubo de luz fluorescente, un pez espada, una sombrilla o una lámpara de pie. Nadie se sorprende demasiado en Puket de semejantes rarezas… y nadie, tampoco, se compadece de esos sacerdotes lunáticos que parecen buscar lo imposible, es que la tradición, muy arraigada, se nutre de toda clase de rarezas. El observador occidental, en cambio apenas puede creer lo que está viendo, y entonces cae en la sospecha: debe de haber alguna trampa para que esos hombres puedan martirizarse de esa manera sin dar muestras de dolor alguno.

SECUNDARIO Sin embargo, está comprobado que la realidad --- sobre todo en este caso--- es mucho más rica que la fantasía… o que el simple artilugio. Nada de lo que ocurre en esos días está trucado. El secreto, en todo caso, es que los promesantes consiguen mediante un hondo misticismo un trance superior de abstracción corporal que les permite ahuyentar el dolor y lograr

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