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Lo Que Nos Aporta El Japon


Enviado por   •  11 de Septiembre de 2012  •  1.919 Palabras (8 Páginas)  •  1.487 Visitas

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apón es un país del tamaño de Chihuahua y Aguascalientes, pero tiene ciento veinticuatro millones de habitantes, los diez bancos más grandes del mundo, los índices educativo y de longevidad más altos y el índice de criminalidad más bajo. Su producto nacional es igual al de Francia, Inglaterra y Alemania sumados. ¿A qué se debe esa productividad? Es una gran historia, una gran tradición.

Les voy a dar unas claves para que sean magníficos empresarios en esta nación.

Analizando las diferencias entre Japón y México, veo tres especialmente importantes: la educación, la religión y la actitud hacia la vida misma y la naturaleza.

LA EDUCACIÓN

En México se da mucho la educación instructiva, de conocimientos. A nuestros padres les preocupa la tabla de multiplicar del 5, el 6 y el 8, pero ¿y la educación formativa? ¿Qué valores son inculcados en nuestras escuelas? Entre los valores que tenemos que tomar en cuenta están la honestidad, la puntualidad y la limpieza. Estos hacen parte de la educación necesaria para un empresario de éxito.

Existen cuatro pasos para ser un empresario de excelencia: el bien ser, el bien hacer, el bien estar y el bien tener.

Primero, el “bien ser”, es decir, ser honesto, puntual y disciplinado. Por ejemplo: en esta conferencia están cerca de seiscientas personas. Si el conferencista llega diez minutos tarde, la nación está perdiendo seis mil minutos. Por eso no se puede jugar con el tiempo, y menos con el de los demás.

Otro principio fundamental es el respeto: si no es tuyo, debe ser de alguien. Si esta pluma te la encontraste en un escritorio debe ser de alguien, entonces devuélvela. Si te encuentras un reloj o un anillo y no es tuyo, debe ser de alguien; si te encuentras una cartera tirada en la calle y no es tuya, debe ser de alguien; y si te encuentras una señora en una fiesta, y no es tuya, debe ser de alguien.

Si todos respetáramos estas cosas, viviríamos mejor.

Soy el fabricante de los juguetes Kay. En esta empresa no hay llaves en ningún lado. Les voy a comentar cómo conseguí a mi gente. Compraba el periódico que venden los muchachos en la tarde. Yo les daba $100 y me tenían que regresar $99.20. Muchos no me los regresaron, pero los que lo hicieron son los que actualmente tienen un porvenir, son los actuales ejecutivos y directores.

Cuando los japoneses van a cualquier exposición del mundo, regresan al hotel y, sin cámaras de video o fotografía, hacen los planos de esas máquinas y los mejoran. Yo mando a mis técnicos a exposiciones en Hamburgo y les pregunto: “¿Qué vieron?” Me contestan: “Un oso”. “¿Y qué tiene el oso?” Les pregunto las medidas, el volumen o el material, y me lo dicen con exactitud.

Segundo, el “bien hacer”. Haz las cosas bien. Si vas a nadar, hazlo bien; si vas a estudiar, hazlo bien; y si vas a hacer el amor hoy en la noche, hazlo bien, entrégate. Las gentes que son un “bien ser” y dan a la familia y a su escuela más de lo que recibieron, llegarán al tercer paso, al “bien estar”. Y quienes siguen estos tres pasos, en este orden, tarde o temprano llegarán a lograr un “bien tener”. Yo les digo a los empresarios: “¿Cómo te atreves a sancionar a un trabajador que se retrasa diez minutos, mientras tú llegas dos horas tarde y en automóvil último modelo?”

LA ACTITUD ANTE LA NATURALEZA

En cada acto importante de la vida, planta un árbol: cuando te cases, cuando tengas un hijo, cuando entres a la primaria, antes de cualquier evento realmente importante, planta un árbol. Si tu papá y tu mamá plantaron un árbol cuando naciste, a ese árbol –que tiene ahora unos 20 años- lo quieres, porque significa mucho para ti. Pero si aquel árbol lo siembra el gobierno me importa un comino, y es el mismo. Por eso es importante que hagamos nuestras propias cosas, para que las amemos.

La juventud tiene que ser emprendedora. Nos quejamos de la contaminación y de la erosión, pero si cada cual plantara un árbol en cada momento importante de su vida, el país sería otro.

LA RELIGIÓN

En un programa de televisión al que me invitó Ricardo Rocha, yo hacía de traductor y Ricardo le preguntó a un grupo de empresarios japoneses:

-¿Cuál es la diferencia entre los trabajadores japoneses y los mexicanos?

Los japoneses cuchichearon entre sí, y luego se levantó el jefe y dijo:

-Hemos visitado muchas empresas mexicanas y creemos que el trabajador mexicano es mucho más hábil; pero en el día de hoy estuvimos en la Villa y nos dimos cuenta de por qué las relaciones entre los obreros y la empresa son tan deficientes. Lo que vimos en la Villa es que los dos pueblos (japoneses y mexicanos) son iguales: les gustan las peregrinaciones, las tamboras, los amuletos, los chistes, etcétera. Pero ustedes van a los templos a pedir y a esperar, y en el sintoísmo nosotros vamos a ofrecer. De igual forma, los sindicatos mexicanos presentan pliego de peticiones, y los sindicatos japoneses presentan pliego de ofrecimientos.

¡Pequeña pero gran diferencia! ¿A qué me refiero con esto? Si este año fabricamos mil autos Datsun, y ofrecemos fabricar mil doscientos el año entrante, ¿qué ofrece la empresa? Si tenemos cinco por ciento de errores en la producción y ofrecemos reducirlos a tres por ciento, ¿qué ofrece la empresa? Y sobre la base de esos ofrecimientos, las empresas japonesas han logrado cero por ciento de error y calidad total just in time. Con pliego de peticiones no es posible. Pedimos más días no laborables, más vacaciones, más aguinaldo, que mi cumpleaños me lo paguen triple…

LA ACTITUD ANTE LA VIDA

El elefante del circo Ataide, ¿por qué no escapa? ¿Por qué no es libre, como los otros elefantes? Porque le pasa lo que a muchos de nosotros cuando estábamos pequeños. A ese elefantito lo tenían atado de la pata con una cuerda y él quería ser libre y halaba y halaba. Se lastimó la piernita, le sangró y ya después le salió un callo, no sólo en la pata sino también en la cabeza: a punta

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