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Los 5 Horribles


Enviado por   •  1 de Julio de 2014  •  1.567 Palabras (7 Páginas)  •  359 Visitas

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Los cinco horribles

La luz de la luna volvía más pálido al sapo, que veía sus verrugas en un espejo, y se sentía horrible.

–¡No nos haremos más guapos! –dijo una voz chillona y apareció la rata.

–Deberías respetar el corazón del sapo, roedora insensible–regañó el murciélago a la rata.

–¿No has asustado a nadie hoy, paraguas viejo? –preguntó la rata.

–¡A mí! –se quejó la araña.

–Merecido te lo tienes, ocho patas –respondió el murciélago.

En ese momento se escuchó una risa extraña.

–¡Pero qué hermosa reunión de feos y aburridos!

–La risa del visitante brotaba de la oscuridad; se acercó mirando de uno por uno a todos.

–¡Una hiena! –irrumpió la rata.

–¡La hiena debe callarse, si es que quiere ayudar! –gritó el sapo, y la hiena se puso seria.

–¿Tienen algún problema? –preguntó.

–¡No seas burlona! –explotó la rata– ¿Crees que es divertido saber que para los demás somos repugnantes?

La hiena se quedó asombrada y dijo muy seria:

–Si los otros piensan que eres feo o guapo, no importa. Lo que importa es lo que sabes hacer –sacó un instrumento y comenzó a tocar.

La rata quedó maravillada, sacó de su abrigo un ukelele y empezó a tocar. La araña comenzó a cantar. El murciélago se mojó los labios y silbó un acompañamiento.

El sapo, que no sabía cantar ni tocar, exclamó:

–¡Yo puedo hacer pasteles!

–No es una casualidad –dijo la hiena– que cuatro músicos y un pastelero se conozcan. Juntos podemos hacer algo.

–¿Deberíamos poner una pastelería con música? –dijo la araña.

–¡Claro! –contestó la hiena.

–Sólo faltan –dijo el sapo– mesas, sillas, luz. Y un horno para hacer pasteles.

–Yo me encargo –dijo la hiena– Para esta noche tendré todo aquí.

El murciélago voló por los alrededores repartiendo invitaciones.

Era más de media noche y ningún invitado aparecía. El sapo veía preocupado el reloj y los pasteles que había cocinado. La rata miraba hacia la nada y la araña se sentía amargada.

La hiena tomó el saxofón y la rata sacó el ukelele y de nuevo todos se pusieron felices.

Unos momentos después, los cincos horribles hacían un feliz alboroto. La zorra escuchó la música y corrió a la fiesta. De la misma manera, todos los animales llegaron: conejos, pollos, perros, cuervos, vacas, cerdos, lirones, gatos y ratones, y fue una noche maravillosa.

Como siguiente actividad, el asesor comunitario leerá o invitará a leer a los padres de familia la historia de dos amigos nogaleros que se dedicaban al cultivo y cosecha de nueces.

Un par de nogaleros, muy amigos ellos, tenían sus parcelas juntas, y desde que sembraron los arbolitos, allá en sus juventudes, se dedicaban a hacer las cosas al mismo tiempo… Regaban, limpiaban, fumigaban, vareaban, recogían, ponían a secar, pesaban, ensacaban, cargaban y vendían las nueces.

Los años pasaron y aquellos grandes amigos empezaron a sentir que ya no tenían las mismas fuerzas. Un día, mientras tomaban el solecito después de levantar la cosecha, uno de ellos le comentó a su compañero:

1. Tener gises para el maestro.

─ Oye Rufino, fíjate que he estado pensando.

─¿Y en qué pensaste Pánfilo?

─ Pos en que la vida no ha sido mala con nosotros. Tenemos nuestras familias ya grandes, los hijos ya estudiados, casados y viviendo de sus carreras. Hasta nietos tenemos, gracias a Dios.

─ Eso sí, muchos nietos Rufino.

─ También he pensado que trabajo nunca nos ha faltado y pos vivimos regularmente bien.

─ ¡Bendito sea Dios, Pánfilo!... ¿Y ahora, por qué sales con eso?

─ Pos porque, aunque no lo creas, ya me siento cansadón… Es increíble pero la parcela cada día me parece más grande y los días se me hacen más cortos para terminar todas las labores.

─ Oye Rufino, no estarás pensando en vender, ¿verdad?

─ ¡No digas barbaridades, Pánfilo! ¿Cómo crees? Esta tierra bendita nos ha dado mucho,

como para ser tan ingratos y venderla. No, Pánfilo, eso nunca…

─ Bueno, Rufino, ¿entonces?

─ Pos que estaría bueno contratar un mayordomo pa’ que nos haga más llevadera la chamba…

─ Pos no es mala idea. El mayordomo haría lo que hacemos nosotros: organizaría a los jornaleros, vareadores, pizcadores, cargadores y todo lo demás. ¡Es muy buena idea!

Nosotros

...

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