OBRA LA DIVINA COMEDIA "EL INFIERNO" (CANTO XII-XXII)

En la vida los seres humanos cometemos demasiados errores de los cuales hay que pagar una consecuencia, muchos de estos son causados voluntariamente, con maldad, rencor, odio, obsesión y muchos más sentimientos malos hacia los demás, y aunque hay otros que se comenten sin la intención de hacer daño (son involuntarios), hay algunas personas que nunca se arrepienten de cometerlos, lo cual, sí lo vemos desde un punto de vista religioso, esto tendrá la consecuencia de que al morir, nuestra alma no subirá al paraíso, si no que por el contrario irá directamente a las llamas del infierno, en el cual vamos a pagar por todas nuestras culpas eternamente hasta estar realmente arrepentidos de lo que hicimos.

Estos dos conceptos (el paraíso y el infierno) son básicamente creados y fuertemente influenciados en las personas por la iglesia y la religión, que de alguna manera dieron lugar a los sentimientos y creencias del temor de bajar al infierno, al anhelo de subir al paraíso o la angustia de quedarse en un intermedio (el purgatorio). La iglesia de esta época (época medieval) era de una mentalidad muy cerrada y basaba la sociedad en torno a Dios, por eso era muy importante ser correcto y obedeciendo los reglamentos de la biblia. Una prueba de esto puede ser:

El símbolo ouicumque confiesa: “y los que (obraron) mal irán al fuego eterno”. El Papa Benedicto XII declaro en su constitución dogmatica Benedictus Deus: “Según la común ordenación de Dios, las almas de los que se mueren en pecado mortal, inmediatamente después de la muerte, bajan al infierno, donde son atormentados con suplicios infernales”

San Pablo da el siguiente testimonio: “esos (los que no conocen a Dios ni obedecen el evangelio) serán castigados a eterna ruina, lejos de la faz del señor y de la gloria de su poder”. Según los impíos “ tendrán su parte en el estanque que arde con fuego y azufre, allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglo”

Según San Ignacio De Antioquia, todo aquel “ que por su pésima doctrina corrompiere la fe de Dios por la cual fue crucificado Jesucristo, irá al fuego inextinguible, él y los que le escuchan”

San Justino fundamenta el castigo del infierno en la idea de la justicia divina, la cual no deja impune a los transgresores de la ley

San Agustín nos enseña: “la dicha será más soportable a unos condenados que a otros”. La justicia exige que la magnitud del castigo corresponda a la gravedad de la culpa.

Apocalipsis 21:2 Y yo Juan vi la santa Ciudad, Jerusalén la nueva, que descendía del cielo, aderezada de Dios, como la esposa ataviada para su marido.

En este caso, la obra nos da a conocer desde el canto duodécimo, en donde se da comienzo al séptimo círculo, todo lo que tiene que ver con respecto a la descripción física

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