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Reseña del libro: ensalada de pollos de José Tomás Cuéllar


Enviado por   •  28 de Mayo de 2018  •  Reseñas  •  1.654 Palabras (7 Páginas)  •  2.756 Visitas

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Reseña del libro Ensalada de Pollos de José Tomás de Cuéllar

Ensalada de Pollos es un libro que puede bien ser leído con gusto por cualquiera que sepa leer, tenga un poco de tiempo libre y gusto por saber de las viejas costumbres del pueblo mexicano, pero antes de elogiar o bien de hacer una crítica del libro, antes de sumergir a mi lector en las características de esta obra, hare un pausa para presentar a su autor: Tomás Cuéllar.

Cuéllar “nació en 1830 y murió en 1894 en la Ciudad de México. Novelista y dramaturgo. Uno de los más destacados costumbristas mexicanos. Fue también pintor, periodista y diplomático”[1] además de “cadete de la heroica guardia que defendió el Colegio de Chapultepec contra la invasión norteamericana”[2], el autor “encontró su verdadera senda en novelas acogidas a los procedimientos del costumbrismo realista”[3].

En Ensalada de Pollos, aunque “hay algo de moraleja...no es estorbosa ni insistente…(con un) mayor deseo de divertir con la caricatura que no de castigar o sermonear con malos ejemplos”[4].

En un principio Cuéllar “alcanzara amplia popularidad bajo el seudónimo de Facundo”[5], en Ensalada de Pollos se menciona a sí mismo en dos ocasiones, una de esta es  cuando hace como si hablara con su lector, y este le reclamara su modo realista y “sin moral” en el que retrata a los personajes:

“¡Facundo se equivoca! ¡Lo ve todo negro! ¡Exigencia! ¡Imaginación! ¡Mentira!... “   (CAP XXV)

Cuéllar “participó activamente en la vida literaria de su tiempo... Fundó en unión de José María Flores Verdad, en San Luis Potosí, la revista La Ilustración Potosina (1869)”[6], en donde se publicó por primera vez la obra que nos concierne, Ensalada de Pollos.  Dentro de esta revista se creó una “galería de "cuadros de costumbres" que integran La linterna mágica constituye el último y más evolucionado fruto de este género producido en las letras mexicanas”[7].

Aunque Cuellar empataba con características propias de esta tradición, mucho era lo que diferenciaba su obra. Si coincidía con sus antece­sores en su exclusiva atención a lo nacional, en su preocupación por el realismo de sus cuadros… distinguíase por haberse detenido en la observación de la clase media de la capital y de sus personajes más característicos”[8]. De esta forma su trabajo dio como resultado una descripción “con animación aunque sin profundidad un abundante repertorio mo­ralista y pintoresco de la vida mexicana de su tiempo”[9].

Ahora si podemos entrar en materia, ya he dicho dos o tres cosas sobre la publicación del libro y sobre la vida del autor que lo creo, pero eso no es propiamente el tema que me interesa exponer. La obra, su contenido, los objetivos que el autor perseguía a través de ella, sus intenciones, su pensamiento. Todo está en las páginas que componen Ensalada de Pollos.

Tomás Cuéllar no es un autor que se ande por las ramas,  tarde o temprano revela a quien lo lee en uno que otro párrafo, que no escaparan a la vista del lector menos atento, sus intenciones al escribir, sus objetivos, sus ideas...etc.

En cuanto a sus objetivos creo que la siguiente cita, que corresponde a las últimas líneas del mismo libro, nos ayudará a entenderlo:

“si en este pequeño libro habéis podido hallar, mezclado al sabor de nuestra charla, algo que haya hablado a vuestra alma; si al leer habéis pensado  en vuestros hijos; si os habéis detenido un momento a contemplar la situación moral del mundo, os afirmamos que esta suspensión contemplativa no será estéril en resultados, y acaso veáis más claro el porvenir a la débil luz de la LINTERNA MÁGICA”[10].

Su principal objetivo es poner énfasis en el orden de carácter moral que se ha perdido, este libro es un llamado de atención para padres e hijos, que unidos componen la estructura más sencilla de una sociedad y que pueden cambiar el orden social en la medida en que descuiden o guarden y protejan su moral. Cuéllar dice: “suspiro por el mejoramiento moral… deseo la perfectibilidad y el progreso humano”[11].

Con esto, no me refiero a que el libro se reduzca a ser un mero conjunto de sermones, el autor retoma muchos temas, la revolución, la economía descuidada, la moral, tradiciones y costumbres de lenguaje y vestimenta. Nos da un panorama sobre ciertos estratos sociales y la relación entre ellos (pollos finos, pollos tempraneros, pollos callejeros, pollas finas, la gente pobre, los mochos, los liberales, los militares, etc.).

Sin embargo el desarrollo de la historia y el destino que le espera a cada personaje está basado en una nota principalmente relacionada con su moral, que al final dictará lo bien o lo mal que le vaya a cada uno. Aunque cabe aclarar que no parece haber personaje libre de pecado y puro de corazón a no ser por Concha, quien a pesar de eso no deja de ser presa de su “mala suerte” o más bien de la mala elección de su amor.

Podría  dar a mi lector muchas citas donde el autor hiciese referencia a uno u otro acto inmoral de sus personajes, pero existe una en la que Cuéllar se ha referido a todos ellos y que me parece la más adecuada:

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