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Sesion De Aprendizaje

caross18730 de Marzo de 2013

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EL MAESTRO: TORIBIO RODRIGUEZ DE MENDOZA

El hombre que se ha formado debe prestar un servicio a los demás, el intelectual ha de tener un sentido del servicio y cuando las circunstancias lo colocan en una situación directiva tendrá que señalar un camino y entregar su saber. Y si tiene vocación de maestro no sólo debe dar sino darse y esto hizo Toribio Rodríguez de Mendoza, en toda su vida.

Como docente en San Carlos se propone formar una juventud que pueda dirigir al país de acuerdo a sus necesidades. Quería que en su Colegio, que era de corte clásico, es decir, en donde se enseñaba principalmente Filosofía y Latín, lucha para que se enseñen también las ciencias naturales, como la Geografía, matemática y física, argumentando que los hombres que asumirían responsabilidades sociales, no sólo debe estar permitido a los abogados y sacerdotes; sino que todo joven debe ser capaz para enfrentar los retos del futuro nacional. Quiere Rodríguez de Mendoza una educación especial para los jóvenes que no siguen la carrera literaria. Desea una formación que los haga aptos para desempeñar los puestos que el país les confíe.

Desde el punto de vista académico, en sus inicios de docente del Convictorio, tiene a su cargo "la enseñanza interior". Esto significa repasar a los estudiantes las clases que han recibido en la Universidad y asistir a los "Ejercicios literarios" nocturnos. A tales obligaciones se agregan las de carácter administrativo que consisten en vigilar que "escriben" bien las lecciones, corrigiéndolas y enmendándolas; en "velar que las horas destinadas al Estudio se apliquen a él, zelando y que no divaguen a otros entretenimientos y ocupaciones"; acompañar (a razón de un maestro por Facultad y turnándose) a los alumnos a la Universidad, "cuidando con mayor vigor para que observen la moderación y decencia que corresponde".

Para la reforma educativa en la etapa previa a la independencia nacional, cuenta con el apoyo de dos insignes personajes; por un lado el Padre Cisneros que lo alimentaba con información bibliográfica "censurada" en su tiempo y el Doctor José Baquijano y Carrillo, Conde de Vistaflorida, compañero de estudios de Rodríguez de Mendoza en el Seminario de Santo Toribio. Baquijano y Cisneros serán los que introducen a Rodríguez de Mendoza en la Academia Filarmónica de Rossi y Rubí; y en las tertulias del culto español. Aquí conocerá a los miembros que han de constituir la Sociedad Amantes del País, y los que, al apreciar la personalidad pujante del Maestro, han de convertirse en sus más entusiastas propagandistas.

En el año de 1786, ante la renuncia del Arquellada, Rodríguez de Mendoza, es designado Rector del Convictorio, cargo que es ratificado por el virrey un año después. Con la colaboración de su vicerrector Rivero y la ayuda de Moreno, el Dr. Rodríguez de Mendoza prepara un documento cuya trascendencia educativa es tan grande que en el orden político va a ejercer fuerte influencia en el inmediato futuro del Perú. Estas y otras medidas, así como el gran desempeño en la cátedra de Leyes y Cánones y la de Prima de Teología, el 30 de junio de 1801, es designado vice-rector de la Universidad de San Marcos.

"Lo nuevo no está reñido ni con lo viejo ni con lo mejor", fue la frase que caracterizó su reforma educativa en San Carlos. La mixtura de la educación carolina impuesta por Rodríguez de Mendoza y los elogios que motivaban los estudiantes en sus ponencias traspaso las fronteras de nuestra patria, que en los cinco primeros años de rectorado, ya contaba con estudiantes de Ecuador, Bolivia, México y Panamá, ya que según sus biógrafos indican, que Rodríguez de Mendoza, quiso además de una educación científica, una educación que forme al hombre y de todo al hombre. Es así que en sus

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