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Tan cotidiano que no lo notas


Enviado por   •  11 de Febrero de 2018  •  Ensayos  •  1.545 Palabras (7 Páginas)  •  112 Visitas

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Tan cotidiano que no lo notas

12:25 pm
     - No olviden su tarea mañana chicos, es muy importante que todos traigan consigo su material- escuche decir a la maestra en voz alta mientras guardaba mis plumas y mis cuadernos en la mochila, ¿el material? Claro, que tan difícil podría ser conseguir una simple cartulina y papel de colores justo para la siguiente clase.
El sonido del timbre llenó el aula y rápidamente mis compañeros salieron de ella, a diferencia de ellos, yo no sentía tantas ansias por llegar a mi casa.

    Me levanté de mi silla y un tenue y cálido rayo de luz que entraba por la ventana tocó mi cara, sin duda era un lindo día. A las afueras de la escuela podía ver a todos mis compañeros correr hacia los brazos de sus padres emocionados, otros no tanto, refunfuñaban porque su papá o mamá no les querían comprar un algodón de dulce o un raspado, cosas sin importancia, a fin de cuentas, pero sabía que en el fondo aun cuando ellos no se dieran cuenta, la presencia de sus padres era importante.
Un suspiro surgió de mi y así sin más, otro día me esperaba.

12:50 pm
    - ¡Ahí la tiene Luisito!, le marcan dos, y se la lleva, ¡atención está muy cerca!, está en el área, le cierran la pasada, el portero la mide, pero esto no es impedimento para Luisito y ¡Gooooooool! ¡Gol de Luis!- …
Cuando caminas sólo por 20 minutos, hasta una piedrita se vuelve la mejor compañía.

     Conocía cada rincón del camino que tenía que seguir para llegar a mi casa y el camino me conocía también, -¡Buenas tardes Don Ramon!; ¡Buenas tardes Doña Carmelita que bella se ve usted el día de hoy, ¿es una nueva pañoleta acaso?- me gustaba saludar a todas las personas que me topaba en mi recorrido, tenia una creencia “nadie se cruza en tu camino solo porque si”, a veces basta un simple gesto como una sonrisa para alegrar aunque sea unos pocos minutos del día de una persona.

     Los colores de los puestos y locales atrapaban mi atención todos los días, aun después de ser los mismos; me fascinaba detenerme frente a los aparadores y ver detalladamente las cosas que cada tienda vendía, había una en especial, ¡madre mía! En las vitrinas se encontraban colocados los mejores y más auténticos carros a escala -$45-, todos los días ponían uno nuevo y por mi mente solo pasaba la idea de algún día tener mi propia colección.

     Continuaba mi camino brincoteando de lado a lado en las banquetas, pisando las hojas secas que el viendo ponía frente a mí, jugando con mis agujetas desabrochadas y analizando que el agujero en la rodilla izquierda de mi pantalón había crecido un centímetro más, no importaba, mi pantalón me gustaba al igual como me agradaba que dejaba ver de qué color eran mis calcetines al caminar

     Luego de aquella divertida travesía poco a poco veía como el cielo azul que estaba a mi espalda se iba apagando para terminar por convertirse en… (giré la llave para abrir la puerta) cuatro paredes frías y solitarias.

1:10 pm
    Entré paso tras paso arrastrando mi mochila; papá y mamá trabajaban todo el día. Por las mañanas cuando yo despertaba ellos ya no estaban y regresaban a casa por la noche, algunas veces mi madre era la primera en volver, juntos preparábamos la cena para esperar la llegada de mi padre, pero en otras ocasiones volvían mientras yo ya me encontraba dormido y entre sueños solo sentía un dulce beso de mamá y como me arropaba para que no pasará frio.

     Y bueno, ahí me encontraba, dentro de una casa vacía; me gustaba encender una vieja radio que mi papá guardaba para no sentirme tan solito, la letra de las canciones resonaba a través de mi boca y al compás de la escoba danzaba de cuarto en cuarto, luego me sentaba en la mesa para empezar a hacer mis tareas, pero esta vez como en algunas otras, esta acción no podría ser posible.

     Noches atrás había escuchado a lo lejos una que otra conversación de mis papas, la voz preocupada de mi mamá mencionando los recibos, las deudas con Don Fermín de la tienda de abarrotes, la comida del siguiente día, dinero y más dinero y todo siempre terminaba en la misma conclusión “horas extras de trabajo”, entonces en ese instante pensé, ¿qué sería más importante? ¿Una cartulina o la comida de la noche?

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