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Trabajo comparado entre Antígonas de Sófocles y de Anouilh


Enviado por   •  17 de Marzo de 2016  •  Informes  •  3.712 Palabras (15 Páginas)  •  281 Visitas

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Contexto histórico

Sófocles

Anouilh

La obra se estrenó en el Teatro de Dionisos, en la Atenas del año 442 ANE, cuando el Partenón estaba aún en obra[1] (447-432 ANE).

La construcción del Partenón fue iniciada por Pericles en agradecimiento a los dioses por su victoria contra los persas.

En el 445 ANE se suscribió entre Atenas y Esparta la «Paz de los Treinta Años»

Podría decirse que la Antígona de Sófocles se estrena en un período de relativa paz y prosperidad en Atenas.

La obra de Jean Anouilh se estrenó en el Teatre del’Atelier parisino durante la ocupación nazi en febrero de 1944.

La Francia de Vichy —el régimen francés del Mariscal Petain, colaboracionista con la Alemania nazi, duraría hasta agosto de ese año, tres meses después del Desembarco de Normandía.

Podría decirse que la Antígona de Anouilh se estrena en un período en el que la pobreza y la guerra eran a la vez protagonistas y escenario de la vida de la época.

Dramatis personæ

Sófocles

Anouilh

Antígona, hija de Edipo.

Ismene, hija de Edipo.

Creonte, el rey, tío de Antígona e Ismene.

Eurídice, reina, esposa de Creonte.

Hemón, hijo de Creonte y prometido de Antígona.

Tiresias, adivino y ciego.

Un guardián.

Un mensajero.

Coro de ancianos nobles de Tebas, presididos por el Corifeo.

El Prólogo.

Antígona, hija de Edipo.

Ismene, hija de Edipo.

Creonte, el rey, tío de Antígona e Ismene.

Eurídice, reina, esposa de Creonte.

Hemón, hijo de Creonte y prometido de Antígona.

Una nodriza.

Un guardia.

Un mensajero.

Los guardianes.

El paje

El coro.

El mito

Layo era hijo de Lábdaco, descendiente de los espartoi, rey de Tebas, durante cuyo reinado se libró la guerra contra el rey Pandión I de Atenas. Cuando —luego de la muerte de su padre— quiso ocupar el trono, sus primos segundos usurparon el poder y lo expulsaron de Tebas. Le dio asilo en la vecina Pisa el rey Pélope, que luego pidió a Layo que enseñara a su hijo Crisipo el arte de montar a caballo. Layo se enamoró de Crisipo y tras reiteradas negativas por parte de Crisipo, en determinada ocasión lo raptó y lo violó. Alguna versión indica que Crisipo se suicidó por la vergüenza ocasionada, pero otra versión indica que la madre de Crisipo envió a sus medios-hermanos a que lo asesinaran por la misma razón.

Pélope lanzó sobre Layo la maldición de Apolo, que aseguraba que su estirpe se destruiría a si misma.

Tras la muerte de Anfión y Zeto (los primos segundos gemelos, usurpadores del trono, hijos de Zeus metamorfoseado) Layo volvió a Tebas para coronarse rey. Se casa con una Yocasta niña todavía. El Oráculo de Delfos ya le había advertido que no tuviese descendencia con ella, porque su hijo con Yocasta estaba destinado a matarlo y a destruir a la familia.

Por eso cuando Yocasta le da un hijo, Layo lo envía para que sea asesinado y el cuerpo entregado a las fieras. Quienes deben cumplir con esa misión cuelgan en el monte Citerón al niño de los pies. Un pastor así lo encuentra, y lo da en adopción a los reyes de Corinto, que no podían tener descendencia. Edipo –que quiere decir pies hinchados- se convierte en su único hijo. Pero cuando es ya joven, consulta al Oráculo de Delfos que le anuncia que matará a su padre y se acostará con su madre.

Por este motivo Edipo decide abandonar a sus padres en Corinto. En su huida se dirige a Tebas y en el camino se cruza con el carruaje de Layo, y luego de una discusión por ver quién debe ceder el paso a quién, Edipo mata a Layo, su padre.

Mientras tanto a las puertas de Tebas, una esfinge —enviada por Hera como castigo por el rapto de Crisipo por parte de Layo— devora a quienes no pueden responder a sus enigmas y provocaba graves problemas a la ciudad, a cargo temporalmente de Creonte, que está dispuesto a ofrecer la corona y la viuda a quién libre a Tebas de la Esfinge.

Resulta ser que Edipo resuelve el enigma de la Esfinge, que se suicida por esta razón, y Edipo entra a Tebas, se corona rey y se casa con Yocasta con quien tiene cuatro hijos: Etéocles, Polinices, Ismene y Antígona.

Los personajes (En orden de aparición)

Sófocles

Anouilh

SOBRE ANTÍGONA

Antígona es una mujer joven que está decidida a honrar a su hermano: ella dice que la ley de los dioses, aún sin estar escrita, está por sobre la ley de los hombres.

Antígona es también hermana de su padre, honrar a su hermano es entonces también honrar a su padre, legítimo rey de Tebas que legó la corona en Etéocles y Polinices, cuya muerte puso la corona a Creonte.

Antígona representa a la rebelión para el orden cívico de la ciudad-Estado, aún a pesar de anclar su determinación en las leyes de los dioses (que de alguna manera pueden igualarse a los deseos de Antígona en este caso).

En el 442 ANE la posición social de la mujer estaba profundamente relegada. Las mujeres —incluso las atenienses de origen y a pesar de la nobleza de su estirpe— no eran ciudadanas atenienses.

El teatro griego era un espectáculo masivo y cumplía una función de educación cívica y popular muy importante.

Antígona sobre las tablas tiene más poder que Creonte, lo que la pone a la altura de los dioses, pero esto la lleva a la muerte. A una muerte sin esposo y sin hijos, el máximo castigo social para la mujer de la época.  

SOBRE EL PRÓLOGO

En función del contexto histórico en el que se estrena la obra (recordemos que es durante la ocupación nazi de París) el prólogo refuerza el carácter real de la representación.

Es decir, los actores que representan la tragedia son personas reales, que deben asumir el rol que les ha tocado.

Así, la tragedia no recae sobre los personajes, sino sobre los actores.

Establece las características principales de todos los personajes —exceptuando evidentemente al coro— y también su función y destino en la tragedia.

SOBRE ISMENE

Ismene comparte con Antígona ese mismo contexto histórico, es decir, a pesar de que su condición femenina y su juventud acotan —tanto desde la ley divina como desde la ley humana— su quehacer a un conjunto de obligaciones que nada parecen tener que ver con la libertad, puede tomar una decisión que es central para ella misma, para su hermana Antígona y por extensión sanguínea a su padre y hermano, es decir: a su patria. Pero ella representa en el escenario el comportamiento ideal de la mujer ateniense: llamándose a silencio en cuestiones de poder —es decir en cuestiones masculinas— y tratando de callar a Antígona y evitar la rebelión.

Del mismo modo que Antígona, también Ismene tiene para mí, más poder que Creonte en el asunto del entierro o no de su hermano. Pero decide obedecer la ley humana y queda físicamente con vida al final de la obra.

La indecisión de Ismene (primero se niega a colaborar con Antígona, pero una vez que ésta es capturada, acepta haber sido parte del crimen) trae para mí una consecuencia importante: Antígona la deshereda en vida y con ello la salva de la maldición de Layo diciendo “… a mí, a la única hija de los reyes que queda…”

Es una suerte de poder divino el que le cabe a Antígona que puede deshacer la maldición de esta forma (al menos en la obra de Sófocles).

Ismene se sacrifica por Antígona, como Antígona se sacrifica por Polinices, pero Antígona tiene el poder para rechazarla.

SOBRE ANTÍGONA

La Antígona de Anouilh es presentada en el prólogo como una chica flaca, callada, que mira hacia delante, que piensa, que debe enfrentarse sola al mundo y que tiene que morir a pesar de que le hubiera gustado vivir.

Está en clara desventaja respecto de Ismene, que es hermosa, rubia, feliz y que al comienzo de la obra está riendo con Hemón, el prometido de Antígona.

Antígona regresa de intentar el entierro de Polinices, sola. La noche es un nuevo día, justamente porque ella es libre. “Es cierto, todavía era de noche. Y yo era la única en todo el campo que pensaba que había llegado la mañana.”

No pudo esperar a la contestación de Ismene. Esa soledad heroica la diferencia de su hermana, la hace mejor y Antígona siente envidia de la hermosura de su hermana.

Incluso duda del amor de Hemón.

Antígona ha sufrido por el hecho de ser mujer.

Antígona está decidida a morir porque es la forma en la que deja de estar obligada a ser lo que los demás esperan, deja de obligarse a ser como Ismene.  

La Antígona de Anouilh en contraposición con la de Sófocles no habla de las leyes divinas. Y sin los dioses, se hace más evidente que lo que hace lo hace por ella misma. “Para nadie. Para mí.”

Antígona hace arreglos con la Nodriza para que se encargue de la perra si ella falta, pero no se preocupa ni por Hemón ni por Ismene, ni por la Nodriza.

SOBRE EL CORO

El coro, presidido por el Corifeo representa literalmente a un Consejo de Ancianos de Tebas, pero no dejo de pensar que es posible que también esté representando al Consejo del Areópago, que ya en el 442 ANE había perdido prácticamente todo su poder.

En las intervenciones del Coro abundan las referencias a los designios de los dioses y en las del Corifeo las referencias al designio de Creonte.

A pesar de ostentar ciertamente un poder especial producto de la experiencia, la lealtad y la ancianidad, sus palabras no tienen influencia en el destino de los personajes. Ninguno de ellos encuentra la muerte durante la obra.

Antígona dice que esa inacción, esa falta de compromiso tiene que ver con el temor que tienen a Creonte. Que ellos también piensan que es justo que Polinices sea enterrado.

SOBRE LA NODRIZA

Anouilh incorpora este personaje de la nodriza que no está en la versión de Sófocles.

Se trata de una mujer que ha cuidado a las dos hermanas cuando eran niñas, su papel ha sido determinado claramente por Yocasta.

En la obra, su presencia permite al público saber de la preocupación de Yocasta para con sus hijos, en particular para con Antígona, en contraposición con lo que el prólogo dijo sobre ella “…a quien nadie tomaba en serio en la familia…”.

También es por ella que sabemos que Antígona tiene una perra que se llama Dulce.

SOBRE CREONTE

Creonte está en el poder porque han muerto los herederos legítimos Etéocles y Polinices.

Ya había estado en la corona con anterioridad, una vez luego de la muerte de Layo, hasta que Edipo asumió como rey, la segunda vez luego de la muerte de Edipo, hasta la coronación de Etéocles y esta tercera vez, tras la muerte de Etéocles.

Esto explica que sepa perfectamente como ejercer el poder. En su primer intercambio con el coro manifiesta abiertamente su exclusiva dedicación a la Ciudad y la condena de los traidores.

Pero en la misma batalla en la que mueren los hermanos de Antígona, muere también Meneceo, hijo de Creonte y Eurídice, hermano de Hemón, sacrificándose para victoria de la ciudad según el vaticinio de Tiresias[2].

Creonte en el poder, respeta el poder de Zeus, y teme el poder del dinero, pero nunca imagina que la traición a su ley está en Antígona, que es una mujer.

Las mujeres son para Creonte absolutamente inferiores.

Al final de la obra, Creonte rey, sobrevive a sus hijos y a su esposa y gobierna Tebas.

SOBRE ISMENE

La Ismene de Anouilh es también una representación del arquetipo de mujer socialmente ideal. Incluso Antígona se siente envidiosa de ella y usa sus perfumes y sus ropas para entregarse a Hemón.

Cuando le pide a Creonte que la condene junto con su Antígona, el papel de cobardía que tenía en la versión de Sófocles cambia aquí para mí a una muestra de valentía. Sobre todo es así desde la visión de Antígona, que la rechaza para no perder nuevamente el protagonismo, ese momento de libertad.  

SOBRE EL GUARDIÁN

El Guardián es un personaje que usa Sófocles para reforzar el carácter autoritario de Creonte y la irrelevancia que éste le da a Antígona como convicta.

Son los esclavos y no los guardianes los que trasladan a Antígona cuando ya ha sido capturada. No hace falta la fuerza de la espada de los guardianes para doblegarla, alcanza con la obediencia de los esclavos.

Además funciona para reforzar la sumisión de la juventud —del guardián— a la vejez —de Creonte.

SOBRE HEMÓN

Dice el prólogo sobre Hemón que nadie sabe porque eligió a Antígona en lugar de Ismene. Él no tiene esta duda en ningún momento.

La ama profundamente y está dispuesto a morir para no vivir sin ella. El mundo sin Antígona está vacío.

También intenta matar a su padre antes de suicidarse.

SOBRE HEMÓN

Hemón es el joven hijo de Creonte prometido de Antígona, pero no se cruza con ella hasta el momento en el que la encierran en el sepulcro para morir.

Pero cuando habla con su padre y ruega por su amada, también hace saber al rey, que el pueblo considera justo el entierro de Polinices, repitiendo de alguna forma lo que Antígona dijo del Coro a Creonte.

Luego de intentar asesinar a su padre, en el sepulcro, se clava su propia espada y muere abrazado a su amada Antígona.

SOBRE CREONTE

El Creonte de Anouilh es el personaje que más cambia para mí respecto de la versión de Sófocles.

Este Creonte ejerce el poder digamos, de compromiso, no está enamorado del poder.

Incluso se inventa una forma de salvar a Antígona que ella rechaza.

SOBRE TIRESIAS

Tiresias es un anciano que siendo ciego tiene la capacidad de ver el futuro, de enunciar profecías y realizar vaticinios.

Paradójicamente Tiresias dice que el joven que lo acompaña como lazarillo es su guía como él es guía de otros.

Así, da vuelta la tortilla poniendo ahora a la juventud por encima de los designios de la vejez.

Luego dice a Creonte que está equivocado en el asunto de Polinices y que esa equivocación se pagará con el dolor de su familia, con la muerte de los suyos.

SOBRE EL CORO

El Coro de Anouilh ni siquiera es presentado por el Prólogo. Su función es mucho menos relevante en función de la acción que en la versión de Sófocles.

Sin embargo en la primera intervención vuelve a reforzar el hecho de que lo que ocurre en la obra es sufrido por las personas (actores y público) y no por los personajes.

En la versión de Anouilh el Coro no hace recapacitar a Creonte. Propone una posible escapatoria para Antígona (la misma que ya Creonte ha propuesto y que ella ha rechazado).

SOBRE EL MENSAJERO

El mensajero viene a anunciar la muerte de Hemón a Eurídice y luego de la muerte de Eurídice a Creonte.

Él había guiado a Creonte al sepulcro en el que había sido sepultada viva Antígona.

Era testigo ocular de cómo en el mismo sepulcro había muerto Hemón por su propia mano, después de intentar el asesinato de Creonte.

Y también pudo revelarle a Creonte los motivos por los que Eurídice también se suicidaba: la muerte de sus dos hijos, los hermanos Meneceo primero, Hemón después.

Los dos suicidios tienen de alguna manera que ver con la defensa de la Ciudad, el poder, la patria y en la etimología de patria, se esconde, la palabra padre.

Los hijos de Creonte mueren para salvar la ciudad, por obra involuntaria de su padre.

SOBRE LOS GUARDIAS

Los guardias son los seres humanos que siempre perduran, los del montón, no tienen poder ni responsabilidad y “nada” está en juego para ellos salvo la vida.

SOBRE EURÍDICE

La última en aparecer en escena, la reina, que ya había perdido un hijo en la batalla, recibe la noticia de que su otro hijo ha muerto también y se suicida mientras maldice profundamente a Creonte.

SOBRE EURÍDICE

La Eurídice de Anouilh es una anciana que teje. Teje para los pobres.

El Prólogo dice expresamente que ella no ayuda a Creonte.

Los pobres no son una responsabilidad para él.

Algunas observaciones

SOBRE EL NOMBRE DE ANTÍGONA[3]

El nombre de Antígona —etimológicamente— podría explicarse como el compuesto de «ANTI» una preposición que puede significar 1 Al frente de 2 Frente a 3 En contra de y «GONA» que puede significar 1 estirpe 2 descendencia. En cualquier caso, creo que las combinaciones posibles nos dejan siempre satisfechos, ya que Antígona se enfrenta a Ismene y a Creonte y por lo tanto está frente a su familia o estirpe, o que se pone al frente de la familia o estirpe para enterrar a Polinices o que está en contra de su descendencia porque sus acciones la llevan a la muerte.

SOBRE EL NOMBRE DEL PADRE DE EDIPO

El nombre de Layo tiene una etimología discutida. Martín Ruipérez[4] en su libro señala que el nombre tiene una relación con la palabra «zurdo» que indicaría la incapacidad para andar derecho. En su tesis[5], Pérez Miranda afirma que uno de los enigmas planteados por la Esfinge a Edipo tiene que ver con la forma de andar y que resulta curioso que Edipo, que cojea al caminar, sea quien lo resuelva.

Finalmente Layo, es el rey que no puede andar derecho y Edipo el rey que siendo hijo de Layo, tampoco anda derecho a causa de las heridas que aquel le provocara cuando lo abandona en el monte Citerón.

Algunas conclusiones

Separan los estrenos de la Antígona de SOFOCLES y la Antígona de Jean ANOUILH dos mil trescientos ochenta y seis años. La Antígona de Sófocles se estrenó en el año 442 ANE y la de Anouilh en 1944.

Hoy, 2.457 años después del estreno de la obra de Sófocles, podemos decir que una gran cantidad de acontecimientos de toda índole, descubrimientos e invenciones han transformado a la humanidad tan profundamente que históricamente el proceso se ha podido separar en transiciones de la Edad Antigua a la Edad Media, de la Edad Media a la Edad Moderna, de la Edad Moderna a la Edad Contemporánea.

Sin embargo la obra de Sófocles y la de Anouilh tratan sobre temas de una actualidad subyugante. Una serie de problemáticas se presentan en la obra de Sófocles y se explotan en la de Anouilh que parecen —desgraciadamente— no tener fecha de vencimiento:

  1. La cuestión de género.

La disyuntiva hombre-mujer ha dado paso a una más compleja discusión, ya no basada únicamente en la dominación de un sexo sobre el otro, sino basada en las preferencias sexuales. Sin embargo subsiste aún —y está en boca de todos al punto de no saber como escribir los plurales de las palabras que denotan cierta inclinación o preferencia sexual asociada al lenguaje— en su más clásica concepción: la mujer debe ser dominada por el hombre, el hombre es hombre justamente por doblegar a la mujer, como dice el Creonte sofocliano en reiteradísimas oportunidades. El Creonte de Anouilh parece haber dejado más en segundo plano esta cuestión para atender otras que resultaron más prioritarias por decisión del autor supongo yo que en función del contexto histórico.

  1. La cuestión religiosa.

Una dualidad que tiene que ver con la preeminencia de la ley divina sobre las de los hombres y en definitiva con la función de la justicia como reguladora de las relaciones humanas. Los orígenes y los destinos parecen los extremos de un cable en corto circuito con la paz y el bienestar de la humanidad. Así como es imposible para Antígona ser ella misma sin morir, es decir no puede ser sin dejar de ser, así mismo es imposible que la irrevocabilidad del destino no justifique las acciones de los seres humanos (“por algo será”) y que el origen de unos y otros no pueda asimilarse como un único origen garantiza la separación entre unos y otros (“unos nacen con estrella y otros nacen estrellados”).

  1. La cuestión del poder.

La obra de Sófocles justamente dispara para mí la cuestión de la justicia por mano propia (cuando Antígona decide enterrar a Polinices) aunque si bien está morigerada por la relativa cercanía con las leyes divinas. De todas maneras, la cuestión está planteada y desaparecidos los dioses en la versión de Anouilh es Antígona la que escribe la ley de qué es lo que debe hacer ella. Pero esta ley que es sólo para ella y que me cansado de leer que muchos llaman moral, justamente no es una forma de regular las relaciones humanas, no genera poder. El poder que hace a unos responsables y cumplidores y a otros irresponsables e incumplidores. A unos poderosos y a otros dominados.  

  1. La cuestión de la experiencia.

En la versión de Sófocles el impacto de la experiencia o el respeto a la edad de los personajes no tiene únicamente que ver con una cuestión de conocimiento sino de poder. También en la época de Anouilh la edad generaba ciertas credenciales (los pantalones largos, los cigarrillos, la salida de noche, etc.). Hoy mismo, esta cuestión de la edad parece haber pasado a un plano más opaco. Sin embargo yo creo que esto se debe exclusivamente a que el foco está puesto en el poder del dinero y el dinero cualquier edad lo puede tener. Pero cuando el dinero o el poder no están (en el centro mismo, por ejemplo en la familia) la edad es también una forma de jerarquizar las relaciones entre las personas.  

  1. La cuestión de la violencia. Que no es necesario describir tan profundamente.

Claro que estas cinco cuestiones son interdependientes entre sí y ninguna afecta por sí misma. Se trata de un sistema —bastante perverso— en el que no se sabe cuál es el huevo y cuál es la gallina.

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