Transporte Publico
Michie11 de Octubre de 2012
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El transporte público es un sistema integral de medios de transporte de uso generalizado, capaz de dar solución a las necesidades de desplazamientos de las personas.
El transporte público se basa fundamentalmente en criterios de solidaridad.
Hay que considerar que se vive en un mundo globalizado donde las necesidades de desplazamientos entre distintos territorios cada vez adquieren más importancia. Los lugares de producción se encuentran situados a grandes distancias de los puntos de consumo. Los ciudadanos residen en una localidad, trabajan o estudian en otra y los lugares de ocio y disfrute del tiempo libre pueden estar en otro lugar distinto. El autobús, el tren o el metro se presentan como medios de locomoción que facilitan el transporte alejado del estrés que genera el automóvil.
A la profesionalidad que normalmente envuelve estos servicios se suma la posibilidad real de desconexión de la carretera, desde el primer momento que el usuario hace uso de ellos, mediante una plácida lectura de un libro, proyección de películas, deleite del paisaje, conversación o descanso. Estos factores hacen que la demora e inversión del tiempo empleados para tomar estas líneas de transporte público, se vean fuertemente compensados por el tiempo útil empleado en otros menesteres que no se vuelquen expresamente en una atención y tensión constante hacia la carretera.
Al mismo tiempo, el autobús y el tren, además de fomentar una forma plácida y agradable de viajar, evitan en gran medida las retenciones, atascos y los posibles errores originados por un desconocimiento de la zona. El uso sistemático y masivo del vehículo privado colapsa las ciudades y las hace más sucias y más ruidosas. A los problemas de tráfico que atosigan las calles y deteriora los monumentos se une la progresiva carencia de espacios de aparcamiento para satisfacer la demanda de los usuarios de automóvil privado.
El uso del transporte público colectivo supone la alternativa más ecológica y solidaria para muchos de los desplazamientos que se hacen dentro del casco urbano. Tristemente las estadísticas dicen que hoy en día sólo usa el autobús quien no tiene alternativa.
Hay que contribuir a cambiar esa tendencia, ya que el uso del automóvil se hace cada vez más insostenible para el entorno. En la gran ciudad el automóvil debe ser la opción última cuando no exista una alternativa de desplazamiento más razonable y sostenible. Cada ciudadano debería conocer la línea que mejor se puede adecuar a sus necesidades de trabajo, estudios u ocio, y probarla; quizás pueda descubrir así que se puede ahorrar tiempo en atascos y en busca de aparcamiento, dinero en gasolina, aparcacoches ilegales, etc.
Es en este punto donde entra en juego la forma de desplazamiento, debiendo optar los ciudadanos entre, fundamentalmente, dos modelos: transporte público o privado.
Esta elección no es siempre libre y los ciudadanos se encuentran muchas veces condicionados por el influjo mediático del uso del vehículo privado como reconocimiento de un estatus social determinado, ya que por ejemplo son numerosos los anuncios en distintos medios de comunicación, fundamentalmente la televisión, en los que se muestran los vehículos privados como instrumentos de libertad y de admiración social.
Hay que diferenciar entre los costes económicos para el conjunto de la sociedad y los costes económicos para el usuario individual. Entre los primeros se puede determinar el alto coste energético con la consiguiente presión sobre el medio, los altísimos costes en infraestructuras, costes en campañas de tráfico, coste sanitario por el uso indiscriminado y descontrolado de los vehículos privados, accidentes de tráfico. Y entre los segundos, el precio cada vez más elevado de la gasolina, el valor de
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