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UNA FLOR EN EL PANTANO


Enviado por   •  10 de Enero de 2020  •  Documentos de Investigación  •  70.467 Palabras (282 Páginas)  •  2.607 Visitas

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UNA FLOR 

EN EL PANTANO

        

                     

ES LA CARA DE LA MISERIA,  

EN LA CLASE BAJA…,

¿MÁS BAJA, QUE OTRAS BAJAS…?

LAS MADRES Y ABUELAS

NO SIEMPRE BUSCAN

LAS HIJAS SEAN DIGNAS…

¡OTROS MOTIVOS  IMPULSAN!

                                                        Autor: JUAN IGNACIO ARIAS ANAYA

ÍNDICE

CAPITULO    1      UNOS ABUELOS NADA BUENOS                                     3

CAPITULO    2       UNA NIETA DIFERENTE                                                 22  

CAPITULO   3       ¡QUÉ VIDA!                                                                      45

CAPITULO   4      NUEVA VIDA                                                                     61

CAPITULO   5      QUIEN MAL ANDA…                                                        80

CAPITULO   6      EN LA ENCRUCIJADA                                                     104

CAPITULO   7       PREMIO Y CASTIGO                                                      123

CAPITULO   8      TODO ACABA                                                                  139

CAPITULO   9       ¿POR QUÉ….?                                                                155

CAPITULO   1

UNOS ABUELOS NADA BUENOS

El abuelo Severiano apenas si podía con su alma.

Por su edad y tantas cosas extrañas como debió pasar cuando era joven,  ya no levantaba el pico, como decía su mujer, ni siquiera para regañar.

Todos sabían, y este conocimiento era una ciencia,  fruto del consenso unánime de parte todos, muy pronto iba morir,  dado había cumplido sus buenos setenta años. Su constitución, contradecía el pronóstico.

En su físico, el hombre era un verdadero  toro.

Nunca había enfermado. Su aspecto era inmejorable. Su salud a toda prueba.   Sólo desdecía de él la singular flojera, la cual iba  acompañada  con  desidia para siquiera intentar salir de  la inacción, pues hacer algo no gustaba, ni importaba, por ser mejor seguir quedando como estaba,  con tal  llevar una vida regalada, prácticamente sin hacer nada.

Como si con ello, pensaba quien creía a conciencia  pronto moriría, engañara la Parca, la cual a su parecer, sólo estuviera aguardando a ver cuándo pudiera hacer acto de presencia para llevar con ella,  quien por ser viejo,  al parecer estaba desahuciado…  

Como quien dice, jugaba al viejo truco de engañar la muerte, para durar un poco más de tiempo vivo. Era feliz con ello... Al grado reír moviendo rítmicamente la enorme panza, afirmando,  eso sí,  ser muy listo…

¿Cómo no…? ¡Si la muerte venía y regresaba a su morada sin llevarlo…!

¡Saliendo siempre chasqueada una y otra ocasión, dado él, así repetía, estaba hecho de madera antigua…! ¡Y es sabido, tal tipo de manufactura, siempre será respetada por  la Huesuda!

Al parecer, era feliz viviendo como vivía.

A  últimas fechas no se crea, no las tenía todas consigo. Él también  lo creía, si por el hecho de  cumplir tal edad, seguramente estaría muy cerca ya de  su deceso.  Más presintiendo luego tantos años, posiblemente el hoyo donde iría a reposar en cuanto acabara sus días, ya estuviera excavado de antemano.  Había visto caer a su alrededor, infinidad de amigos.

¡Él seguía en pie…! No era inmortal… ¡Pero casi, casi…!

Al menos de eso estaba convencido. Nadie sabía dónde había pasado el tiempo antes venir a quedar en esta familia. De eso no había hablado nada. Y cuando de morir comentaban, siempre afirmaba no tener miedo de quedar por ahí,  cuando terminara su tiempo. Menos temía  no lo fueran enterrar…  De que sería inhumado, que ni qué…

¡Ni modo quedara ahí, para apestar la vecindad…!  

Como fuera, ya no quería hacer esfuerzos, ni intervenir en nada.  

Por tal motivo, prefería no entremeter en lo que llamaba la vida familiar.  

Si en otro tiempo mandó, sin importar hubiera sido en otro lugar, eso había pasado a ser sólo un recuerdo. Ahora ni para eso quería molestar…

Sólo quería pasar aplastado.  Diría su mujer con quien había arrejuntado…

¡A él pesaba mover hasta las piernas…! Se notaba sobre todo cuando pasaba viendo a todos afanar en algo, sin meter las manos para nada…  

Era cuando su mujer gritaba…

-  ¡Grandísimo huevón…! ¡Flojonazo de primera…! ¡Bueno fueras para ponerte a trabajar, no para estar echadote,  calentando la poltrona…!

Que de poltrona sólo tenía el nombre, pues sólo era una silla con el asiento de palma tejida, la cual había convertido en su asiento preferido…  

A lo cual en seguida replicaba, para aclarar por qué hacía…, lo que hacía…  

- ¿Qué decía…?  ¡Por eso precisamente había arrejuntado con ella…!

¡Ya mucho había laborado mientras pudo hacerlo, como para seguir sobando el lomo, ahora cuando ya iba morir…!  

¿Hablaba holgazaneaba…? Pues claro… ¡Para eso tenía mujer!

¡Era ella quien debía consentir sus caprichos y buscar tenerlo contento y satisfecho…! ¡Él era el hombre…!  Gracias eso, podía hacer cuanto antojara. Ella debía sólo admitir, más valía respetar sus decisiones.

Ser macho significa tener derechos. ¿Acaso no había aprendido, así debe comportar una mujer que se respete? A ver… ¿Para qué le había servido tanta experiencia como tenía en tratos con varones, si cuando ahora que  tenía uno de planta, lo trataba con la punta del tacón…?

...

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