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Un Cuento.


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2013  •  3.129 Palabras (13 Páginas)  •  296 Visitas

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Sofi y la criatura.

En un lugar cerca de las montañas por el año de 1987 una pequeña niña vivía su infancia, no mayor de 15 años, con consciencia suficiente para guardar un trauma por el resto de su existencia.

Camino a un lugar desconocido para nuestra pequeña niña, sonaba la voz de su hermana, mayor que ella, − ¡Sofi déjame en paz! ¡Mamá, dile a Sofi que me deje!. − Sofi por favor ¡Deja a tu hermana! Replicaba su madre. Sofi con cara de pocos amigos contestaba − Pero si solo estoy preguntando qué es lo que está haciendo. Esto despertó una duda en la su madre − ¿Qué es lo que haces Teresa? De mala gana Teresa contestaba − Solo trato de dibujar un poco, pero Sofi no me deja hacerlo en paz. Su madre ya harta de la discusión ordenaba − ¡Dale una hoja a tu hermana y que dibuje lo que vea!. De nuevo Teresa con modos nada buenos − Esta bien, pero esta será la única y la última vez que lo haré. Sofia feliz les agradecía − Gracias Tere, eres la mejor hermanita del mundo ¿Lo sabías?. Con un gesto fantoche − Si, lo sé. Asentía Teresa. Su madre ya harta de ambas y con el estrés encima gracias a la muerte de su hermana − Ya estuvo bueno, dejen las niñerías de lado y guarden silencio y compostura que el velorio de la tía Magda no es cosa de juego. − Si madre. Contestaron ambas al unisonó.

La familia de Sofia se componía por tres personas solamente, su madre, su hermana cinco años mayor que ella aparentemente y la misma Sofia. Su padre había muerto a causas de un deuda de juego cuando Sofia tenía tan solo tres años de edad. La tía Magda hermana menor de su madre murió en un accidente de paracaidismo al no abrirse su paracaídas cuando esta iba en caída libre, Sofi junto con toda su familia se dirigían al entierro de su ya mencionada tía.

Sofi, comenzó a dibujar apoyada sobre su pequeña bolsa que nunca abandonaba, ya que su padre se la había comprado cuando ella tenía apenas dos años, en la hoja que su hermana le había dado, Sofi no tenía idea de que hacer, pensó en dibujar solo cosas que se le vinieran a la mente, pero al ellas entrar en una pequeña zona boscosa Sofi logro visualizar un ser muy extraño, parecía casi un animal, pero tenía aspecto muy raro, la criatura siguió apareciendo a lo largo del camino lo cual despertó el habla de Sofi – Madre ¿Has visto eso? – ¿Qué cosa Sofi? – Un monstruo madre un monstruo. – Sofi ¿Cuántas veces debo decirte que los monstruos no existen?. Variadas veces Sofi inventaba historias acerca de monstruos que entraban a su habitación y frecuentemente tenia sueños en los que su padre, del cual no tenía una imagen concreta, se convertía en un monstruo, de manera interesante era muy parecido al que ella había estado observando en el camino. – Sofi eres una tonta, los monstruos solo son creaciones de tu imaginación, con esto veo que eres tan solo una niña viviendo en tu mundo de fantasías, ya debes de madurar. Replico su hermana. – Tere, no seas tan dura con tu hermana, es tan solo una niña con imaginación, ya se le pasara. – Pero yo les digo que vi un monstruo. Afirmaba Sofi. – Sofia, ¡ya estuvo bueno, deja de inventar monstruos! Exigía su madre.

Sofi resignada decidió dibujarlo, ya que al parecer esta criatura la seguía y su madre y su hermana no lo podían ver a causa de que estaban encerradas en su mundo “real”. El silencio reinaba en el automóvil cuando se detuvieron a mitad de la carretera a cargar gasolina en una pequeña estación de servicio. – Estas loca, te van a llevar a un manicomio. Afirmaba Tere al ver el dibujo de Sofi, este era un monstruo al parecer muy alto, peludo y con una mirada penetrante. –Tú no sabes lo que dices, no lo puedes ver por qué estas muy ocupada pensando en chicos.

El silencio reinaba de nuevo cuando su madre subió al carro después de cargar gasolina. – Bueno, ya no falta mucho para que lleguemos, por favor, quiero que al llegar saluden y mantengan la compostura. –Si mama. Contestaron al unisonó, viéndose la una a la otra con caras graciosas.

El último tramo del camino Sofi ya no podía visualizar al monstruo que había llamado Austin, ya que este nombre ella lo concebía muy bello solo por el hecho de cómo se escuchaba. El lugar en donde se realizarían los honores a la tía Magda era en una zona boscosa, solo habían unas cuantas tumbas que eran las de los abuelos de Sofi y la de su padre, no era un cementerio verdaderamente, era un terreno que el pare de Sofi había comprado hace muchos años para enterrar a los abuelos de Sofi, los padres de su madre.

−¿Por qué ya no te puedo ver? Exclamo Sofi en vos baja tratando de entablar algún tipo de dialogo con Austin, el cual había desaparecido ya hace unos cuarenta minutos. –No hables sola o se lo diré a mama para que en verdad crea que estás loca. Exclamo Teresa. –No me importa, mama sabrá que no estoy loca cuando vea a Austin. – ¿Quién es Austin? Acaso ¿Así llamaste a tu vestía?. –No es ninguna vestía, es un ser incomprendido y tiene miedo de nosotros, lo puedo sentir. –Lo que digas loca. Exclamo de manera burlona y retirándose Teresa.

Sofi decidió ir a buscar a Austin adentrándose en el bosque, a simple vista no había nada, Sofi decepcionada de no haber visto nada extraño decidió regresar al entierro, pero escucho el crujir de unas hojas secas. Era Austin, que había tomado la forma de una ardilla, ya que Austin tenía esa habilidad, con el pasar de los años viviendo en el bosque, para poder evadir a los osos, lobos y humanos, Austin tomaba la forma que el desease, desde hojas hasta grandes dragones, con casi dos mil años de edad el ya lo había visto todo.

Sofi se acerco lentamente y sintió su miedo, ella era muy intuitiva, Sofi exclamo. –Ven, acércate, no te voy a hacer ningún daño amiguito, ya sé que tu eres Austin y solo yo te he podido ver. Sacando nueces de macadamia que tenía en su pequeño bolso las acerco a Austin, este exclamo. –Gra… cias. Lo cual sorprendió a Sofia, no esperaba que Austin pudiese hablar. –Eres un ser muy peculiar, hace mucho tiempo que no veía a un ser humano tan cerca, por lo general estos no me ven. Exclamo Austin. − ¿En realidad te llamas Austin? ¿Cómo es que sabe hablar? ¿Qué eres? ¿De dónde vienes? Pregunto muy sorprendida Sofi. –En realidad tengo muchos nombres y hasta el momento Austin es el que más me ha gustado, son cosas que uno aprende con el tiempo, en realidad no me costó mucho trabajo, “¿Qué soy?” Soy lo que yo quiera, soy todo y soy nada, puedo tomar todas las formas que tú puedas imaginar y mucho mas, “¿De dónde vengo?” En realidad yo también me pregunto lo mismo, solo sé que alguien más me dio este don. –Disculpa las descortesía, yo soy Sofi, ¿Hay mas como tú? –Solo un ser, jamás lo he visto

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