Una Lectura De "Lejana", De Bestiario
chad2020 de Abril de 2012
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El escritor argentino Julio Cortázar (1914-1984) publica su primer libro de cuentos, Bestiario, en 1951, el mismo año en que se radica en París. Son ocho relatos que van sembrando mundos desconcertantes, en equilibrio inestable y al filo del abismo. Haces de fuerzas subterráneas se infiltran en el medio de un espacio cotidiano y rutinario dejando al descubierto zonas sumergidas. Son mundos preñados de otredad, que amenazan constantemente con enajenarse. La realidad se ensancha más allá de la costumbre, lo normal y lo estatuido. La alteración de lo habitual y reconocible provoca quiebres, puntos de fuga por los que ingresa la sospecha de que existe otro orden camuflado, mediatizado por la cultura, que amenaza nuestra cosmovisión.
Desde el mismo umbral del texto, con "Casa tomada", el lector se adentra en un ambiente cerrado, casi orgánico: "A veces llegamos a creer que era ella (la casa) la que no nos dejó casarnos". Recuerda la casa de Usher, pero en este caso el elemento desencadenante del desequilibrio no proviene de la propia casa. Se trata de una fuerza indefinida que ingresa del afuera y va apoderándose día a día del espacio íntimo. Se inicia un proceso de distanciamiento del refugio hogareño. La casa que "guardaba recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia" deviene en ajena y hostil llegando a expulsar a sus moradores.
A veces son los propios impulsos que se objetivan materializándose, como ocurre en "Carta a una señorita en París". En este relato, el narrador vomita cada tanto un conejito. Aunque el hecho sea inusual, es relativamente predecible, lo que permite al personaje incorporarlo al ámbito cotidiano. Sólo cuando aumenta la frecuencia y ya no es posible controlar el nacimiento-vómito, pensará en ese "balcón sobre Suipacha lleno de alba".
En "Ómnibus" la fuerza intrusa que amenaza el orden habitual está personificada. La pasajera aborda el 168, el colectivo que pasa por el lugar de la muerte y pretende ir más allá. Se niega a aceptar que el cementerio debe ser la última parada. Peor aun, desafía a los otros pasajeros, al conductor y al guarda, abordando ese ómnibus sin un ramo de flores. Pretende viajar hacia la última morada con las manos vacías, contra toda costumbre.
Hay otras ocasiones en que es imposible decidir si las fuerzas disgregadoras están dentro o fuera de los personajes, como en "Cefalea": "No estamos inquietos, peor es afuera, si hay afuera". El narrador retacea información al lector, le entrega el mundo fragmentado, le impide definir si los acontecimientos salen del ámbito de lo normal o son explicables como alucinaciones.
En "Circe" los hombres no son transformados en cerdos después de comer los manjares ofrecidos. Las fuerzas oscuras que toman cuerpo en las cucarachas y liberan a Delia ("gemía [...] en medio de un placer infinito") acaban con la vida de sus enamorados. Ulises contrarrestó la pócima de Circe y pudo deleitarse con los manjares. Mario, sin un Hermes que lo ayudara, pudo salvarse porque no probó los bombones.
Entre "los monstruos (...) que bajan de regiones vagas de la ciudad (...) las mujeres casi enanas y achinadas, los tipos como javaneses o mocovíes" está Celina, la única capaz de abrir "Las puertas del cielo" y aparecer bailando en el medio de la pista, después de muerta. Una dimensión distinta, la del paraíso, se superpone a la "real" terrestre, pero, aunque resulta inquietante, no hay confrontación de los dos mundos. El acontecimiento no provoca una alteración en el mundo real. Falta el conflicto, la problematización entre lo normal y lo anormal para considerarlo un relato fantástico. Se acercaría mas al cuento maravilloso.
El libro se cierra con "Bestiario". Los deseos sumergidos, las situaciones veladas, la efervescencia por debajo de las relaciones familiares normales, se materializan en la figura de un tigre. Éste define la vida del hogar, de él depende la ocupación de los espacios en la casa. Las actividades de la familia se adecuan a su deambular. "hay que fijarse si — (...) Pasó un rato largo hasta que un peón avisó que el tigre estaba en el jardín de los tréboles, entonces (...) entraron a comer. Esa mañana las papas estuvieron resecas". Él es, finalmente, el "correctivo" de la vida familiar.
"Lejana" es el tercer cuento de Bestiario. Fue publicado antes de ser incorporado al libro, en febrero de 1948 en "Cabalgata", revista mensual de artes y letras de Buenos Aires. Aquí la fuerza que extraña no es extraña. Es el alter ego del propio personaje quien comienza a inficionar su identidad. En el universo de Alina Reyes invadida por la Lejana, lo uno y lo múltiple, la identidad y la diversidad, son apariencias diferentes de un mismo rostro. En el caso de Alina, la certeza de ser una, única e irrepetible es desalojada por la entrevisión de la multiplicidad. El concepto de individuo y en general la cosmovisión unívoca a la que nos acostumbramos, pierden pie en este mundo en el que el encuentro con el otro puede ser el encuentro con uno mismo.
Cuando Cortázar afirma su pretensión de que "escribir y respirar (en el sentido indio de la respiración como flujo y reflujo del ser universal) no sean dos ritmos diferentes" sino dos manifestaciones de una misma sustancia, está diciendo claramente que no podemos separar su obra de su experiencia vital, o mejor aun, que su obra es parte de esa experiencia vital. No significa que podamos establecer relaciones directas entre tal o cual circunstancia particular del escritor y tal o cual pasaje de su obra. Los mundos que la literatura hace posibles son siempre de segundo grado y sus correspondencias con el mundo "real" que les sirve de base no es biunívoca ni directa. No obstante, podemos lograr un mejor acercamiento a la obra si conocemos los avatares de la vida de su creador.
Como sabemos, Cortázar fue un hombre comprometido socialmente, aunque no en el momento de la escritura de Bestiario. Mucho más tarde producirá un relato como el de "Apocalipsis en Solentiname". Las fotografías del horror se abren paso entre otras imágenes, se imponen a la mirada del personaje que no puede sustraerse a una realidad dolorosa observando fotos turísticas. Es literatura de denuncia sin dejar de ser fantástica, lo que muestra que una y otra no se excluyen per se. Todo lo contrario. La literatura fantástica amplía nuestra visión del mundo al ponernos en contacto con la otredad. El conocimiento de las orillas de la realidad cambia nuestra visión de las orillas de la sociedad.
Quiero rastrear esta posibilidad de compromiso social del relato fantástico, en un cuento como "Lejana", para ver si las máscaras diferentes de la realidad remiten a las máscaras diferentes de la sociedad, si los marginales de la realidad son también marginales de la sociedad.
El mejor punto de partida para el análisis es la propia lectura que hace el escritor de la literatura en general y de su creación en particular.
La poética de un autor puede estar "desparramada" por su obra, lo que obliga a un esfuerzo de desentrañamiento, casi siempre difícil y opinable por el teñido subjetivo que se suele deslizar. O expresa en algunos textos críticos, en los que el autor analiza su escritura y que se constituyen en guías ineludibles de la lectura. En Cortázar ocurren ambas cosas, su actitud frente a la literatura puede encontrarse ficcionalizada en su obra pero es en La vuelta al día en ochenta mundos y en Último round donde se concentra su esfuerzo crítico.
El impulso primero de su literatura es el asombro. El escritor lo denomina el "sentimiento del absurdo" que hay que aceptar "como el modo natural en que se nos da una realidad inconcebible". Pero no se trata de una realidad caótica o del sinsentido, sino de la toma de conciencia de que cada cosa lleva de suyo incorporado un llamado a otras con las que se encuentra en relación paradigmática, ya sea para que la complemente o para que la neutralice. Estas "fracturas del continuo" generan el "sentimiento de no estar del todo en cualquiera de las estructuras" porque se entrevé ante cada camino otros caminos posibles. Esta apertura al mundo no es algo dado, es una elección, un acto volitivo para lograr "la aprehensión de las relaciones subyacentes" mediante la espera de lo desacostumbrado. Ese estar aquí y allá es el punto de partida en la creación de mundos amenazados por la otredad y la disgregación. Mundos en los que las fracturas del continuo representan una apertura constante hacia otras perspectivas vitales. En el caso de "Lejana" esas otras perspectivas vitales significan también diferentes perspectivas sociales. La Alina burguesa que vive una vida de reina en Buenos Aires comparte la misma identidad esencial con la Alina harapienta que mendiga en un puente en Budapest. Pero Cortázar hace algo más que sugerir el mismo rostro detrás de las máscaras que la sociedad impone. Construye un relato, organiza un mundo, en el cual no sólo hay un intercambio de identidades, sino que éste arrastra una reversión en las posiciones sociales. De esta manera, Alina se hace otra en la realidad y en la sociedad. La Alina pobre será reina y la Alina rica sentirá en carne propia el dolor de la marginalidad.
La duplicidad es estructural en "Lejana". No es uno el personaje que para exorcizar las fuerzas disociativas que retrasan el
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