Una Vida De música

Una vida de música

Hace mucho tiempo, antes de la colonización, cunado los pueblos mexicanos estaban asentados y en plenitud. Existía en las costas del océano un pequeño pueblo, nada grande en realidad, acababan de fundarlo, aún se podía oler la madera recién cortada, sentir el piso flojo y ver a la gente alrededor. Sin embargo, debido a las recientes guerras, este se veía amenazado por el rey Tepochtli, debido a la gran reserva de recursos lo querían invadir. En él vivía Cuicacani, un joven soñador y compositor, el imaginaba un mundo más allá de lo que en ese entones se podría imaginar, imaginaba un mundo rodeado de música y alegría.

Un día el nadaba cerca del mar y pudo notar que en el fondo había un pequeño coral dorado, entonces noto que a lo lejos había más y más, los cuales arcaban un largo camino. Empezó a seguir el rastro hasta quedar atrapado en una fuerte tormenta. Cundo, Cuicacani despertó se encontraba varado en una isla, al darse cuenta que empezaba a anochecer decidió pasar la noche ahí hasta el día siguiente. A la mañana siguiente, al observar la isla, quedo maravillado. La isla tenía una vegetación asombro, colores vividos, animales que cantaban al rededor y entre más se adentraba en ella, el asombro crecía. De repente de la nada aparecieron unas criaturas diminutas, con características humanas pero con largas alas, sin contar un cabello largo que llegaba a la mitad de su espalda, y lo más raro era el tono de su piel, de colores intensos y casi tan brillantes como una estrella. Estas especies de hadas lo comenzaron a rodear, cada vez apareciendo más, hasta guiarlo al centro de la isla, en una especie de patio en donde la música era tan real que podrías prácticamente verla. Después de horas de estar ahí volvió a su aldea solo para descubrir que la guerra estaba cada vez más cerca. Durante la siguiente semana visito diario a la isla, decidiendo nombrarla Aquetzalli, escribía lo que escuchaba lo que veía y lo transformaba en hermosas melodías. Sin embargo, entre más iba está cada vez más se alejaba.

Harto de la incomprensión de la gente, creyendo que esta nunca lo entendería decidió huir a la isla y quedarse ahí para siempre, pero, al pasar los días esta se tornaba más oscura y esa música que tanto amaba comenzaba a desaparecer. Al percatarse de que de tanto juzgar a su propio mundo se adentró a otro para huir del primero y hora este último ya tampoco es el mismo. Decidió que era momento de regresar, por lo que, construye una barca aunque, pero, antes de su partida, antes de despedirse de ese mundo que le dio tanta felicidad cuando más le faltaba; quiso tocarle aquella canción que compuso por y para ella. Esta melodía fue tan hermosa que atrajo a una bellísima águila. El ave era tan majestuosa que con solo verla se podría enamorar de ella, Cuicacani pasa un par de tiempo

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