Y El Mono Se Convirtio En Hombre
carlocalderon2910 de Febrero de 2013
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El Meollo de la Cuestión.
Confusión creada por los propios autores evolucionistas, en parte por el merengue que tienen en el caletre y también, en buena medida, como una forma de evitar la refutación. Pues una hipótesis vagamente definida, no puede ser sometida al rigor de la contrastación experimental ni tampoco a la crítica del razonamiento lógico.
Las distintas Posturas.
Por un lado están aquellos que sostienen enfáticamente que no existe, ni puede existir el mas mínimo conflicto entre ciencia y fe, y más precisamente entre el evolucionismo y el Cristianismo. La verdadera razón por la cual no puede existir un conflicto entre la fe y la ciencia, es que la verdad no se puede contradecir a sí misma.
Existen también los que sostienen que no existe el más mínimo conflicto entre el evolucionismo y el Cristianismo, sino que la evolución sería el mismísimo plan salvífico de Dios. Sino que gracias a la evolución, el Dios cósmico nos va llevando a todos, creyentes, y no creyentes, justos e injustos, a la consumación final del punto Omega cosmogenesis y Cristogenesis, se incorpora al humano en la plenitud del mundo tecnificado y socializado.
El Mito de los Dos Evolucionismos
Existirían dos tipos de evolucionismos: uno radical, materialista, es decir que sería incompatible con la fe cristiana. Y existiría otro, que sería; el evolucionismo, que sería no solo compatible con la fe cristiana sino, mucho más revelador que la magnificencia y sabiduría divinas, que esa postura llamada creacionismo, propia tan solode protestantes fundamentalistas y católicos subdesarrollados intelectualmente.
El evolucionismo moderado se distinguía del radica en tres aspectos;
1.- El proceso evolutivo habría tenido un fin querido por Dios; la aparición del hombre.
2.- Todos los seres humanos se habrían originado de un solo par.
3.- Solamente el cuerpo del hombre habría sido producto de la evolución y no su alma, la cual sería creada inmediatamente por Dios.
Todo es cuestión de depurar al evolucionismo de sus contaminaciones materialistas, que serían producto de circunstancias históricas y personales, pero de ninguna manera un elemento estructural de esta hipótesis.
Evolución y Finalidad.
Dios habría dispuesto las leyes de la naturaleza de manera tal, que la materia inanimada pudiera producir una bacteria, digamos, y que esta bacteria habría podido a través de toda la variedad de seres intermedios evolucionar hasta mono y finalmente hasta el hombre.
Dios, al disponer las leyes de la naturaleza, tenía ya en su mente la idea del hombre. Objetivo final de la evolución.
George Gaylord Simpson, se encarga de esclarecer el punto a los evolucionistas confundidos, con estas palabras;
La evolución no es finalista… El hombre es el resultado impensado de un proceso materialista carente de objetivos; no fue planeado. El hombre no era, evidentemente, el objetivo de la evolución. No podía estar planeando, en una operación totalmente desprovista del planes.
Stephen Jay Gould;
Consideramos al Homo Sapiens comoun minúsculo e impredecible vástago del copiosamente ramificado árbol de la vida; un feliz accidente del último instante geológico, sumamente improbable de aparecer otra vez, si pudiéramos hacer crecer nuevamente el árbol de la semilla.
Jaques Monod;
El hombre sabe al fin que está solo en la inmensidad indiferente del universo, de donde ha emergido por azar.
Julian Huxley;
Darwin demostró que no era necesario ningún planificador sobrenatural; no había espacio para ninguna acción sobrenatural en su evolución.
Ernst Mayr;
El nuevo modelo explicativo reemplazó la teología planificada, por el proceso fortuito de la selección natural. Esto requirió un nuevo concepto de Dios y una nueva base para la religión.
Algunos sostienen que si bien las modificaciones son al azar, la selección natural, actuando en una segunda etapa, filtraría ese azar, dando dirección al proceso.
Ahora bien, finalidad y azar son diferentes conceptos, contradictorios y excluyentes; si hay azar no hay finalidad, y si no hay finalidad no hay azar; pero al no haber azar, no hay evolucionismo.
Además al no haber forma sustancial, lo único que queda es la materia extensa, solo susceptible de modificaciones puramente mecánicas. Como las mutaciones.
La finalidad universal o extrínseca, no se puede demostrar científicamente, ya que es un postulado filosófico, pero tampoco se puede negar.
La negación de la forma sustancial lleva necesariamente a la negación de la causa final. Y por consiguiente todo es producto del azar.
El ¿para qué? No se puede separar del ¿cómo? De manera que si no hay fin tampoco puede haber acción. Y si no podemos establecer el principio de causalidad caemos otra vez en el azar como explicación de los fenómenos.
Evolucionismo y Monogenismo.
El monofiletismo es aceptado universalmente por todos los científicos, evolucionistas, o no evolucionistas. No así que el monogenismo no es aceptado por los evolucionistas.
De acuerdo con el dogma Darwinista, el hombre desciende del mono. En contexto la hipótesis Darwinista, el supuesto antecesor común no es, ni puede ser otra cosa que un mono.
En ningún momento un mono, o un mono y una mona se habrían transformado en seres humanos, sino que manadas de monos en distintas partes del mundo, habrían dado origen a seres humanos.
Esto destruye de raíz el monogenismo.
El pecado original, si no hubo una primera humana, como pretende el Darwinismo, se hace insostenible el dogma del pecado original. La creación de Eva a partir de Adán significa únicamente la igualdad de los sexos, en fin, que todo es simbólico.
Pero en fin, esto nos indica que el evolucionismo y el pecado original no se pueden conciliar. Si desde el punto de vista teológico se puede compatibilizar el dogma del pecado original con el poligenismo, entonces se puede también a nivel especulativo, y claro plantear la posibilidad de armonizar evolucionismo y Cristianismo en este punto, si no se puede la discusión queda cerrada. Para que exista un símbolo tiene que haber una semejanza o correspondencia.
Evolucionismo e Hilomorfismo.
Ningún ser viviente inferior puede producir su propia virtud, el cuerpo humano. Afirmar lo contrario sería lo mismo que negar la necesaria proporción que debe existir entre la causa y el efecto. Proporción que imposibilita que un ser rebase los límites de su propia causalidad, produciendo efectos de un orden superior al de su propia forma.
El origen evolutivo del cuerpo humano sería aceptable únicamente en el caso de que la evolución fuese finalista. Pues en este caso Dios estaría actuando de forma inmanente.
Sostener que el cuerpo del hombre se habría originado a partir de una forma viviente inferior, por la sola acción de las fuerzas naturales. Equivale a renunciar al principio de causalidad y a los principios del ser, que son los mismos que los de la recta razón.
Julian Huxley.
El cuerpo humano, la mente, el alma, y todo lo que se ha producido… es enteramente resultado de la evolución… No hubo un momento súbito, durante la historia evolutiva, en que el espíritu fue infundido en la vida, de la misma manera que no hubo un momento particular en que fue infundido en usted.
Stephen Jay Gould.
La única alternativa honrada es admitir la existencia de una estricta continuidad cualitativa entre nosotros y los chimpancés.
Wallace llegó a la conclusión de que las facultades intelectuales de los miembros de esas tribus primitivas, se habían desarrollado con anticipación a cualquier eventual aplicación o necesidad utilitaria de supervivencia.
El génesis dice que al serle infundida el alma a la arcilla, el hombre se transformó en mono. Antes no era un ser viviente, en cuyo caso el mono tendría que haber estado muerto…
Por el principio hilemórfico de la necesaria proporción que debe existir entre materia y forma, no puede haber alma de hombre en cuerpo de mono. Tendría que haber transformado el cuerpo del mono en el cuerpo de un hombre, para que hubiese una materia capaz de recibir su forma adecuada.
Desde el punto de vista evolucionista esto es inaceptable. La única razón para introducir al mono en este contexto, sería de orden supuestamente científico, basado en la aceptación incondicional del dogma Darwinista.
Los evolucionistas
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