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Como se dan los Fundamentacion de la metafisica

pawuiResumen5 de Diciembre de 2017

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PRÓLOGO.

Kant apunta a la vieja división griega sobre la filosofía, la cual se divide en 3 ciencias: física, ética y lógica, de esta forma buscar una definición clara de cada una.

La lógica se ocupa solo del entendimiento y la razón misma, lo que la hace un conocimiento formal; la física es la ciencia de las leyes de la naturaleza, sería como una teoría de la naturaleza; la ética seria la ciencia de las leyes de la libertad y una teoría de las costumbres[pic 4]

Es de suma importancia separar en absoluto un factor del otro y, es más, definir de la manera más exacta posible su constitución a priori, ya que es ésta la que será aplicada luego por los sentidos. Pero lo que nos importa aquí es elaborar una filosofía moral pura, libre de todo lo que pueda ser empírico.

Voluntad antes de esta, está  su propia metafísica y, luego de esta su factor empírico. Es importante separar un valor del otro y definir de la manera más exacta posible su constitución a priori, ya que es esta la que luego sería aplicada por los sentidos.

“toda filosofía que mezcla factores empíricos con principios puros a priori no merece ser llamada Filosofía.”

Moral, su aplicación (antropológica) es bastante particular, no vale nada al menos que su factor puro sea legítimo y verdadero en sí y por sí. Despojar de todo factor empírico los preceptos y leyes morales para, consecuentemente, localizar legítimamente el imperativo más puro  y, entonces, crear leyes, definir máximas y establecer deberes genuinos que no se turben por el entorno, las influencias, premios y castigos de la realidad.

Es necesaria una metafísica de las costumbres, para que nos descubra los principios prácticos que están a priori en nuestra razón y como porque las costumbres mismas están expuestas a todo tipo de corrupciones, cuando falta aquella norma suprema para su correcto enjuiciamiento. “Porque lo que debe ser moralmente bueno no basta que sea conforme a la ley moral, sino que tiene que suceder por la ley moral; de lo contrario, esa conformidad será muy contingente e incierta, porque el fundamento inmoral producirá a veces acciones conformes a la ley, aun cuando más a menudo las produzca contrarias.”

PRIMER CAPÍTULO.

TRÁNSITO DEL CONOCIMIENTO MORAL COMÚN DE LA RAZÓN AL FILOSÓFICO.

“Ni en el mundo, ni, en general, tampoco fuera del mundo, es posible pensar nada que pueda considerar como bueno sin restricción, a no ser tan sólo una buena voluntad”

 Habla sobre la necesidad de pasar de una concepción vulgar de moral, (tal como está contenida la buena voluntad en el modo en que la gente entiende el deber) a una filosofía moral que explique el fundamento de esa exigencia moral (El deber ser). La buena voluntad según Kant corresponde al ámbito empírico del “buen carácter”. Para poder desarrollar el concepto de una “buena” voluntad, discutiremos el concepto de Deber. Primero que todo, existe una diferencia sutil e importante entre “hacer algo junto al deber” y “hacer las cosas por deber”; sólo las segundas poseen un valor moral. Mientras que a estas corresponde una responsabilidad, siendo un ser autónomo el que realice la acción, esta cociente de las consecuencias, que tanto le interesan o no. En el segundo las cosas se hacen por “DEBER” ya que estas así tenían que ser, y es una acción práctica.

Las acciones morales  son aquellas que se realizan por deber, y no meramente conforme al deber, en el caso de este ultimo la guía de la conducta no sería una ley moral sino un interés propio, que en algunos casos podría coincidir con la ley moral y en otro casos no.

Una conducta por deber tiene su valor moral, no en el propósito que mediante ella se quiere alcanzar, sino en la máxima en la que de decide, su valor moral depende principio adoptado para guiar la acción; ni los fines o los propósitos, ni los efectos de las acciones proporcionan valor moral absoluto, lo que sólo sería garantizado por el principio de la voluntad buena. De manera que un deber necesario podría ser cumplir la ley, para así obtener mediante esta un benéfico, mientras que una ley moral actúa conforme al carácter y racionalidad de cada individuo.

Un sujeto que no se quita la vida porque sabe que no se debe y, además, no “tiene ganas”, no es partícipe de la ejecución de una conducta que se rija por una máxima de valor moral. En cambio, una persona que ya no tiene motivos para vivir, ya no se ve en un futuro prodigioso, se siente solo y desamparado y, pese a todo esto, decide no quitarse la vida, sólo entonces, aquí sí estamos presenciando una conducta de valor moral.

Dado que según Kant la moralidad de cada individuo  no debe de presuponer si sucede esto o aquello, sino de lo que debe suceder. De manera que el deber más allá de la experiencia radica en la razón que determina la buena voluntad del individuo por fundamento a priori de esta forma la moral tiene caducidad para los seres racionales, dado que las experiencias hacen cambiar en la forma de pensar a cualquier ser racional y de aquí que este pueda tener una buena voluntad, que no es otra cosa que razón práctica.  
Así pues, desde nuestra comprensión, la buena voluntad está referida al obrar conforme a la razón, lejos de la influencia de la motivación sensible y lejos de la obtención de un fin particular, podemos aproximarnos a decir que la voluntad es buena cuando el obrar solo es impulsado por el deseo de actuar conforme al deber moral y sin buscar en ello un fin particular ya que si fuera de esta forma no estriamos actuando moralmente. Se entiende que la buena voluntad resulta de obrar bien y por impulso, sin esperar recibir nada a cambio.

Esto nos lleva al deber que contrario al deber ser se constituye mediante una ley moral y este es efectuado más que por impulso por una obligación con la sociedad.

Kant recurre a tres proposiciones con las que persigue establecer claramente el concepto del deber, y establecer diferencias con argumentos ambiguos en torno a la felicidad, dada que la felicidad no puede ser universal ya que esta varía de sujeto a sujeto.

1.- Procurar cada cual su propia felicidad, no por inclinación, sino por deber, y sólo entonces tiene su conducta un verdadero valor moral. La prueba de que si este sea bueno o malo se encuentra en nosotros mismos.

2.- Una acción hecha por deber tiene su valor moral, no en el propósito que por medio de ella se quiere alcanzar, sino en la máxima por la cual ha sido resuelta; no depende, pues, de la realidad del objeto de la acción, sino meramente del principio del querer, según el cual ha sucedido la acción, prescindiendo de todos los objetos de la facultad de desear.

3.- El deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley. Lo cual te constituye como un ser libre.

Definimos el deber, como la acción racional que se realiza conforme a la ley moral y su vínculo con la buena voluntad es, que actúan conforme al querer, sin expectativas en los resultados, simplemente apartando todo influjo del deseo. Actuar conforme a los impulsos sin esperar nada a cambio.

Es de suma importancia que esto quede muy claro: la Moral se formula a través de leyes y se aplica en acciones a través de máximas. Éstas (ambas) no tienen como objetivo hacernos sentir bien, o hacer sentir bien a otros, para esto no hace falta la razón, sólo basta con un instinto adecuado. Su objetivo real es la representación en sí misma. Acerquémonos un poco a cuál sería esta Legalidad Universal que, sustraída de todo impulso, sería válida para todo ser racional: obrar sólo a modo que pueda querer que mi Máxima se convierta en Ley Universal.

SEGUNDO CAPÍTULO.

TRÁNSITO DE LA FILOSOFÍA MORAL POPULAR A UNA METAFÍSICA DE LAS COSTUMBRES.

“La representación de un principio objetivo, en tanto que es constructivo para una voluntad, llamase mandato (de la razón), y la fórmula del mandato llamase imperativo.”

La razón humana posee la característica de poder elegir bajo sus propios gustos, el origen de sus acciones; en tanto que este es un ser racional, puede decidir si guiarse por leyes o por las inclinaciones empíricas o una mezcla de ambos.

Los imperativos que Kant menciona son dos: hipotéticos y categóricos.

Imperativo hipotético: representa las reglas que el agente debe seguir, lo que usara como medio para llegar al fin. De este imperativo se derivan dos más, el problemático que el cual no tiene la menor importancia de saber si los medios para obtener el fin son buenos o malos; asertorios, el fin que persiguen los hombres es la felicidad, este imperativo no es posible sino real. Cada uno de estos implica la racionalidad del sujeto, y que de este dependa que es lo que quiere hacer, para conseguir su fin. Y el único fin que es universal es la felicidad.

Imperativo categórico: esta representa un fin en sí misma, no requiere de medios para legar a ella. Las acciones que esta realiza son buenas en sí mismas. Su necesidad es incondicionada y valida universalmente. Kant deriva el imperativo categórico que exige que los agentes morales actúen solo de una manera en la que el principio de su acción pueda convertirse en una ley universal. El imperativo categórico es una prueba de los máximos propuestos; esto no genera una lista de deberes por sí mismo; es la creencia general del principio supremo de moralidad, Kant ofrece tres fórmulas diferentes de esta afirmación general. Plantea que nuestra conducta se debe adecuar a una máxima racional que podamos querer como ley universal. Por lo que nos da tres máximas que debemos analizar.

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