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Fundamentación de la metafísica de las costumbres (Kant)


Enviado por   •  6 de Mayo de 2013  •  Ensayos  •  1.284 Palabras (6 Páginas)  •  620 Visitas

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Fundamentación de la metafísica de las costumbres (kant)

Esta obra de Kant consta de un Prólogo y de tres capítulos. En el prólogo comienza diciendo Kant que la filosofía o conocimiento racional puede ser de dos tipos: material (si considera algún objeto, como por ejemplo la física que considera la naturaleza, y la ética que considera la libertad) y formal (no considera ningún objeto en especial y estudia la razón en sí misma y las reglas universales del pensar: esta filosofía formal es la lógica).

Pero también se puede dividir la filosofía de otra forma: hay una filosofía empírica (que se funda en la experiencia), y una filosofía pura (que se funda en principios a priori, independientes de la experiencia).

Las dos clasificaciones de filosofía se entrecruzan entre sí, por ejemplo la filosofía material llamada ética, si la entendemos como filosofía empírica la llamaremos “antropología práctica”, y si la entendemos como filosofía pira la llamaremos “metafísica de las costumbres”.

El siguiente esquema aclara la relación entre las dos clasificaciones de la filosofía:

En este libro Kant muestra cómo se puede fundamentar una metafísica de las costumbres, o sea una ética, una moral que no se funde en la experiencia sino en principio a priori independientes de la experiencia. Esta última es la verdadera moral, para Kant. Para el filósofo no obra bien quien actúa de acuerdo a situaciones o circunstancias contingentes de la experiencia (por ejemplo por conveniencia). Y si obra bien quien actúa de acuerdo a principios prácticos que se encuentran en nuestra razón a priori, o sea independientemente de la experiencia. O sea que el obrar debe fundarse en la razón pura práctica.

En el capítulo primero Kant empieza diciendo que lo que es bueno o malo no son nuestros actos sino la misma voluntad. Sólo la voluntad es buena: incluso podemos hacer actos “buenos” pero movidos por una mala voluntad. O sea que lo que interesa es la buena voluntad más que el acto mismo. Dice Kant: “la buena voluntad no es buena por lo que efectúe o realice, no es buena porque alcanza algún fin que nos hayamos propuesto; es buena sólo por el querer, es decir, es buena en sí misma”. O sea no interesa el qué sino el cómo: no interesa cuál fin persigamos con nuestros actos, sino cómo buscamos alcanzarlo, y esto último puede hacerse con mala voluntad o con buena voluntad. Comenzamos a ver entonces aquí la independencia de la ética de la experiencia.

En relación con esto habla también Kant del “deber”: el hombre no debe proceder por inclinación (hacia tal o cual fin) sino simplemente por “deber”. Por ejemplo el fin puede parecer bueno (por ejemplo hacer una donación al hospital) pero encubre un fin egoísta (la persona sabe que próximamente será atendida en ese hospital). Para Kant entonces obrar bien no es perseguir una finalidad, sino simplemente actuar por deber, independientemente de las circunstancias. Así, dice Kant: “una acción hecha por deber tiene su valor moral, no en el propósito que se quiere alcanzar, sino en la máxima por la cual se rige dicha acción; no depende pues, de la realidad del objeto de la acción, sino meramente del principio del querer”.

Obrar bien es respetar una ley, no perseguir determinado fin considerado bueno: “el deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley”, dice Kant.

El problema que se presenta ahora es averiguar cuál es esta famosa ley que hace que, si la respetamos podamos decir que nuestra voluntad es buena en forma absoluta y sin restricciones. Esta ley dice lo siguiente: “tengo que obrar siempre de manera tal que mi máxima deba convertirse en ley universal”. Por ejemplo si yo hago una promesa que sé que no voy a cumplir, y quiero saber si esto está bien o no

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