Emmanuel Lévinas: Filosofía de la Ética
Joseph ArriolaInforme8 de Octubre de 2018
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Emmanuel Lévinas: Filosofía de la Ética |
Resumen
El siguiente ensayo tiene como propósito hacer una aproximación a la ética como la filosofía primera de Emmanuel Lévinas tomando como base la noción del otro. Para ello debemos de mencionar y analizar algunos sucesos importantes que marcaron la vida de Emmanuel Lévinas para poder trazar el camino que nos llevara hacia el estudio de la responsabilidad levinasiana.
Palabras claves
Otredad, responsabilidad, dialogo, rostro, ética.
Abstract
The following essay aims to make an approach to ethics as the first philosophy of Emmanuel Lévinas based on the notion of the other. For this we must mention and analyze some important events that marked the life of Emmanuel Lévinas in order to trace the path that will take us towards the study of Levinasian responsibility.
Keywords
Otherness, responsibility, dialogue, face, ethics.
Planteamiento del problema
¿Porque debe de existir una Filosofía de Ética? Y ¿Para que puede servir en una sociedad evoluciona del sigo XXI?
Hipótesis
Todo el pensamiento filosófico levinasiano tiene como origen la experiencia de Emmanuel Lévinas dentro de la guerra y sobre todo al ser un integrante dentro de los campos de concentración alemanes.
El pensamiento levinasiano nos ayuda a acercarnos al ser humano, a ser parte de el y a conocerle ya que, a diferencia de las otras corrientes filosóficas de la época, esta rompe con el esquema de sujeto-objeto.
Introducción
No se puede negar que en la obra de Emmanuel Lévinas confluye tanto la tradición filosófica de occidente como la tradición judía. Quizá esto explique que, por lo general, las lecturas que se hacen sobre ella se interesen por reconstruir una ética. Es decir, que se estructuren generalmente a partir del origen fenomenológico de Husserl y Heidegger o el origen judío. Circunstancia que, además, estaría motivada porque Emmanuel Lévinas ha hecho de su filosofía un intento recursivo de romper con la tradición filosófica de occidente y una continua reivindicación de la cultura judía como fuente de inspiración.
Sin embargo, el lenguaje y la argumentación levinasiana, a parte de poner en evidencia estos rasgos, testimonian una originalidad sin precedente. De ahí que se pueda distinguir un tercer tipo de lectura que giraría en torno los aspectos innovadores y exclusivos de la ética de la alteridad de Emmanuel Lévinas. Pero esto en ningún caso implica negar los dos modelos interpretativos anteriores, ni mucho menos la idea de que amabas tradiciones citadas estén en el origen de este pensamiento.
Los orígenes que dieron vida a nuevo pensamiento
Para entender la obra de Lévinas hemos de conocer, en primer lugar, algunos sucesos importantes que marcaron su vida. Lévinas nació en 1905 en Kaunas (Lituania) en el seno de una familia judía y burguesa. En 1914 se vieron obligados a emigrar a causa de la Primera Guerra Mundial, instalándose en Karkhov (Ucrania) donde vivieron la revolución bolchevique. Su experiencia de la vida se arraigó, por una parte, en la conciencia de un pueblo que había padecido las barbaries nazis y se manifestó, por otra parte, dentro del pensamiento francés, sin despreciar por eso la fenomenología alemana. En 1931, tras haber conocido a Heidegger y Husserl, se nacionalizó francés, gracias a lo cual se salvó del trato que recibieron otros judíos en el campo de concentración en Hannover, en el que fue recluido en 1940. Sin embargo, su familia que habitaba en Lituania no tuvo la misma suerte y fue masacrada por los nazis. Por este hecho, Lévinas rompió la relación que mantenía con Heidegger, por la cercanía de éste al nazismo.
En estas experiencias hallaría la fórmula de una nueva filosofía, la cual encumbraría a la persona, dejando en un segundo plano al "ser". Así, durante los años 50, Lévinas comenzó a crear una filosofía altamente original, dejando a un lado la ontología y preocupándose por la ética. El término filosofía desde Sócrates había adquirido, según Lévinas, un significado erróneo. Se había identificado a la filosofía con el amor a la sabiduría. Occidente había creado una filosofía preocupada por el ser (la esencia) y había ignorado al ente (al sujeto). Se había olvidado de la diferencia, de los sentimientos. Sin embargo, Lévinas, al igual que harían filósofos como Heidegger y Nietzsche, advirtió que a causa de esta filosofía habíamos conseguido más aspectos negativos que positivos, ya que nos había conducido a una sociedad en la cual lo más importante era el ser, el ego cartesiano, el ensimismamiento; es decir, a consecuencia de esta idea habíamos creado un mundo en el que habíamos olvidado factores imprescindibles de la persona, como son las pasiones y los sentimientos, o aspectos básicos de carácter ético por los que podemos hablar realmente de persona.
Lévinas observó que la base de la violencia era el interés, ya que resulta imposible el poder afirmarnos todos, por ello advirtió que este inter-és debíamos convertirlo en des-inter-és, es decir, debíamos de ponernos en el lugar del otro sin esperar nada a cambio. Debíamos, por consiguiente, surgir del ego cartesiano y ver más allá de nosotros mismos; aceptar que somos, tal y como señalaba Aristóteles en su Política, animales cívicos; aceptar que a mi lado se encuentra el Otro, gracias al cual soy yo quien soy.
Lévinas propondrá pensar de nuevo la filosofía entendiendo a ésta no ya como amor a la sabiduría, sino a la inversa, como la sabiduría que nace del amor. Pues lo que define al ser humano no es el ser, tampoco el interés, sino el desinterés. Por ello, hemos de tomar distancia del cogito, del sistema y de lo lógico, pues estos tres términos son los que habían caracterizado al pensamiento occidental hasta el momento, y crear una filosofía de la diferencia ya que lo importante no es el ser, lo concreto, sino la diferencia.
Es por esto por lo que debemos preocuparnos por el otro y no verlo como alguien enfrentado ya que, al fin y al cabo, hay yo porque hay responsabilidad, pues el yo es el resultado de que alguien nos haya cuidado. Y gracias a esto podemos sentirnos insustituibles, porque detrás de mí hay otros que no son yo. Fue así como Lévinas propuso un humanismo del otro hombre, del hombre que se responsabiliza y responde totalmente por el otro: “Desde el momento en que el otro me mira, yo soy responsable de él sin ni siquiera tener que tomar responsabilidades en relación con él; su responsabilidad me incumbe. Es una responsabilidad que va más allá de lo que yo hago”[1]
El Otro
En su obra «Totalidad e Infinito». Levinas nos introduce en su pensamiento y nos da conocer la ética. Levinas, tomando como referencia la experiencia que sufrió en la segunda guerra mundial y siendo heredero de una tradición filosófica judía propone una filosofía vivencial basada en el Otro. Para él lo importante es crear una filosofía que esté al servicio del hombre y no viceversa. Busca romper todos los esquemas que miran al ser humano encerrado en sí mismo (egoísmo) que es lo que ha causado toda la violencia del mismo. Para Levinas la idea de lo infinito supone la separación del Mismo (yo) con respecto al Otro.
Esta constitución del yo se hace por una vida interior (interioridad) separada. El yo se constituye a partir de la vida interior que él llama psiquismo (palabra que significa tanto "pensamiento" como "alma"), lugar en donde se contempla la separación y donde ella se manifiesta. Es todo ser humano que está frente a mi (mismo, yo), y que pide justicia. El otro no se aparece, no se muestra, es invisible. No es un yo que se mide por aproximación sino que es absolutamente otro.
Entonces surge la gran interrogante de ¿quién es el Otro? “El Otro no es otro con una alteridad relativa como, en una comparación, las especies, aunque sean últimas, se excluyen recíprocamente, pero se sitúan en la comunidad de un género, se excluyen por su definición, pero se acercan recíprocamente por esta exclusión a través de la comunidad de su género. La alteridad del Otro no depende de una cualidad que lo distinguiría del yo, porque una distinción de esta naturaleza implicaría precisamente entre nosotros esta comunidad de género que anula ya la alteridad.” [2]
El Otro representa la presencia de un ser que no entra en la esfera del Mismo, presencia que lo desborda, fija su jerarquía de infinito. Es decir, el Otro responde a aquello que no soy yo, a aquello que es anterior a mí y, gracias a lo cual yo soy quien soy. Pero la relación que se establece entre el Yo y el Otro, no se da en términos de reciprocidad como el Yo-Tú de Buber, donde ambos están en posición de igualdad. Tampoco en la relación Yo-Otro puede entenderse al otro como otro yo, ni siquiera como una relación cognoscitiva. En la relación Yo-Otro de la que nos habla Lévinas, el yo llega siempre con retraso, éste se nos presenta como algo infinito. La autonomía del yo, su principio de individualidad es de algún modo consecuente y también posterior a la configuración del otro. Sin embargo, la relación con el otro se hace más evidente a través de elementos como la proximidad, la responsabilidad y la sustitución.
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