MORALIDAD Y ESCRITURA
DalylahinojosaEnsayo4 de Agosto de 2015
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MORALIDAD Y ESCRITURA
Al hablar de compromiso ético y moral (valores) que debe de asumir un docente en el marco de los retos sociales actuales, de las características y necesidades de la escuela se vuelve realmente complejo en el sentido de que no sólo debe proporcionar conocimientos, sino también fomentar un conjunto de valores mínimos y deseables para responder a las demandas actuales culturales, políticas, familiares, morales, etc. Ante este panorama, es claro que la tarea de la escuela y parte fundamental del maestro, pues tiene que dirigir el proceso de enseñanza-aprendizaje para lograr los propósitos educativos.
En la actualidad en este mundo “moderno” es difícil inculcar valores a los alumnos ya que a nivel mundial, la sociedad enfrenta problemas como la globalización, desempleo, pobreza, marginación, violencia y analfabetismo, entre otros. “El fenómeno de la globalización está transformando la vida y la existencia de las personas y se ha instalado en la realidad abarcando variados campos de la actividad humana” (Díaz Marchant, 1999, pág. 88). Estos problemas generan cambios y transformaciones profundas en la sociedad actual, repercuten en los sistemas de pensamiento, ideas y creencias y, por supuesto, impactan los sistemas educativos. Ante esta realidad habría que plantear nuevos mecanismos de enseñanza, enfoques, métodos, estrategias, etc., que respondan a los requerimientos que plantean las nuevas relaciones entre la sociedad, conocimiento, comunicación, las cuales cambian a una velocidad sin precedentes, gracias a la irrupción de tecnologías de la información y comunicación, lo que representa un gran desafío para las escuelas pues la sociedad exige cada vez más eficiencia y calidad
Por consiguiente es fundamental que todo educador comprenda que no existe un estilo ideal y único para presentar los contenidos de la enseñanza y que, independientemente del método utilizado, también es necesario considerar ciertas pautas como la interacción, el ambiente democrático, interpretar las problemática social, participar en las actividades públicas y tener una participación activa para hacer las transformaciones que se requieran no sólo en el campo educativo, sino en todos los aspectos que de una u otra forma afectan a la sociedad y repercute en la educación.
Hablar de valores no es nada fácil ya que implica reconocer que hay una degradación en la sociedad. No se respetan los derechos ciudadanos y cada quien vive como mejor le conviene. Por lo tanto el maestro tiene la obligación de ofrecer una verdadera educación, a través de los valores cívicos, morales, espirituales, sociales, etc., promover el respeto, eliminar la discriminación, erradicar el hambre, entre otros.
En esta noble misión y en todas las que realicen en la escuela, el apoyo del padre de familia es fundamental. “Muy unidos debemos de trabajar maestros, padres de familia y todos los factores sociales. Si no lo hacemos, el saber académico se convertirá en inoperante, aburrido y desactualizado para el niño del nuevo milenio” (Turner Lidia, 2004, pág. 91).
¿Y qué decir de los niños? En relación a ellos, actualmente se habla de que los niños son inquietos, irresponsables, que no respetan a nadie. No todos son así, hay niños dependientes y pasivos que tienen grandes problemas en su hogar y al llegar a la escuela no saben que actitud asumir. También hay niños con NEE (Necesidades Educativas Especiales), que son detectados y no se les brinda la atención adecuada, necesaria y especial para desenvolverse sin sentirse excluido.
He aquí el gran trabajo del maestro: romper con los paradigmas tradicionales, actuar en consonancia con su historicidad, repensar la formación desde otros espacios, en otros contextos, con variadas estrategias; darle una mirada al espacio escolar, donde reine el amor, la ternura y se hagan realidad las utopías.
Por su parte el alumno debe de involucrarse en un estudio significativo, activo, reflexivo y colaborativo si desea obtener un auténtico aprendizaje; relacionar el estudio con sus capacidades; ejercitar las destrezas de pensamiento en forma dinámica para construir, reconstruir y co-construir su aprendizaje y transformar la realidad. “El elemento esencial para la construcción del conocimiento es la estructura cognitiva” (Díaz Marchant, 1999, pág. 94).
Para finalizar finalizar, si queremos hacer los cambios que posibiliten el acceso a una educación de calidad debemos de trabajar para que las políticas educativas hagan efectivo el derecho a la educación y a la igualdad de oportunidades sin discriminación de ninguna clase; enfrentar los problemas educativos de nuestra región respetando los intereses y aspiraciones de nuestros pueblos; abogar por nuevas y flexibles formas de aprendizaje que aseguren la calidad y equidad de la educación; pero, sobre todo, marchar juntos para luchar por un mundo mejor, mediante una educación que rescate los valores, la cultura e identidad de nuestros pueblos.
LENGUA ORAL EN LA ESCUELA SECUNDARIA
Cuando se quiere o se necesita conocer a grandes rasgos el código escrito de la comunicación en cualquier lengua se necesitan solamente conocer las características específicas del código escrito, ya que en cierta manera tenemos un amplio conocimiento sobre el código oral; y estos dos entre si comparten algunas características.
Pueden realizarse comparativos desde dos puntos de vista. Uno es el contextual, enfocándonos en general al tiempo en que se emite y se recibe el mensaje entre, es decir el receptor oye y comprende el mensaje inmediatamente después de que el emisor lo emite. Por el contrario, en la comunicación oral, existe más tiempo para que se lleve a cabo la comunicación escrita, y que sobre todo, está sea adecuada y bien interpretada, puesto que el receptor toma su tiempo para leer el mensaje, comprenderlo, redactar una respuesta (por ejemplo) y así hacérsela llegar al que en primera instancia era el emisor. Y el segundo denominado textual, en algunas ocasiones el hecho de que el aprendizaje de la oralidad sea natural y rápido y que el de la escritura sea formal y lento, provoca que muchos conceptos generales del lenguaje se enseñen y se aprendan asociados a la composición de escritos, cuando de hecho se refieren a todo tipo de usos verbales. Se suele creer erróneamente que conceptos como coherencia, cohesión o corrección son exclusivos de los géneros escritos.
Por otra parte es cierto que la coherencia, la cohesión o la adecuación se manifiestan de modo notablemente diferente en lo escrito y en lo oral. Sin duda los escritos académicos, laborales, sociales o científicos distan mucho de la oralidad más corriente. En cambio la oralidad muestra mayor variación temática, información menos precisa, más redundante y cargada de implícitos contextuales, pronunciación relajada: actos de habla modulados con entonación, signos no verbales y enunciados variados. Un dialogo común puede consistir en el intercambio de unas pocas palabras, sin verbos ni concordancias.
En muchas conversaciones corrientes usamos unidades lingüísticas inferiores a la oración.
Son rasgos o cualidades que tiene un escrito cuando actúa eficazmente como mensaje real en una situación comunicativa real. Explicado de otra forma, son las características que diferencian un texto significativo de un no texto, es decir aquel que la comunidad no reconoce como tal.
Coherencia: Es uno de los conceptos discursivos más relevantes. Equivale al concepto de gramaticalidad en el ámbito textual. En el marco textual la coherencia establece paralelamente la frontera entre los textos que el hablante percibe como bien formados, significativos y adaptados a la situación. Pero al ser la coherencia dinámica, dependiente del contexto y escalar, resulta todavía más difícil identificar los criterios o las reglas que determinen su funcionamiento.
Cohesión: Los procedimientos cohesivos son marcas lingüísticas de la coherencia. Desde un punto de vista didáctico, la distinción entre coherencia y cohesión permite distinguir los aspectos globales o macro del texto, de los aspectos más locales o micro.
Corrección: Se refiere a la norma explicita de uso en una comunidad de hablantes. Decimos que un texto es correcto cuando sigue unas determinadas convenciones lingüísticas, establecidas por el uso general de la lengua que hace una comunidad, y legitimadas por las autoridades lingüísticas de la misma, en forma de publicaciones variadas.
Aunque en principio la norma y su corrección afectan por igual a todos los niveles discursivos, en la construcción de la oración es donde se ha desarrollado de manera más detallada y explicita.
La relación escrito-oral se adquirió de diferentes maneras a lo largo de la historia; para los Medievales el texto escrito fue más importante que el oral. En el siglo XX se da gran importancia al código oral y el escrito llega a ser un simple medio de transcripción.
Para entender el papel de real que juega lo oral en la producción y compresión del escrito hay que aclarar cuál es la relación que se establece entre ambos códigos:
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