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Arthur Schopenhauer

yimaltuzar28 de Mayo de 2013

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Arthur Schopenhauer (Biografía)

Nació en Dantzig (Alemania) en 1788. Su padre, que era comerciante, lo preparó para el negocio llevándolo en sus viajes por Francia e Inglaterra. Schopenhauer aprendió así otros idiomas y adquirió una cultura general que, reforzada con sus estudios y lecturas, llegó a ser muy amplia.

Cuando murió su padre (1805), comenzó sus estudios clásicos. En la Universidad de Göttingen, el filósofo Schultze despertó su interés por la filosofía kantiana a la par que el orientalista Maier lo ponía en contacto con los libros sagrados de la India. Estas dos fueron las fuentes principales de su filosofía.

En 1819 publicó su obra más importante, El mundo como voluntad y representación, que terminó siendo vendida como papel usado (por peso) por no haber tenido la menor repercusión.

Luego de este fracaso editorial quiso competir en Berlín con Hegel, que se encontraba en el pico más alto de su prestigio como profesor de Filosofía. Para ello colocó el horario de sus clases en coincidencia con el de las clases de Hegel. Fracasó en dos oportunidades por falta de alumnos y abandonó la universidad con un gran desprecio por los "filósofos universitarios" en general y por Hegel en especial, cuya filosofía consideraba desquiciada.

Respecto de nuestra existencia, Schopenhauer dice que nuestra vida “oscila como un péndulo entre el dolor y el hastío”. Cuando queremos algo sufrimos porque no lo tenemos. Cuando lo logramos, o comenzamos a desear otra cosa (nuevo dolor) o ya no deseamos nada (hastío). Estamos encerrados en este círculo. (No por nada lo llaman a Schopenhauer "El Pesimista de Frankfurt", ciudad en la que vivió los últimos treinta años de su vida.)

La filosofía de Schopenhauer influyó en el joven Nietzsche, quien luego de leer El mundo como voluntad y representación se hizo ferviente discípulo suyo (sin conocerlo personalmente, porque para ese entonces ya había muerto). También influyó sobre el pensamiento del joven Freud, quien cuenta en sus cartas que se reunía con otros colegas para leer a Schopenhauer.

Sobre el final de su vida, Schopenhauer comenzó a cobrar notoriedad, y su obra, antes vendida como papel, fue reimpresa y se agotó rápidamente.

PENSAMIENTO (Schopenhauer)

Schopenhauer tiene una propuesta: huir del mundo. No acepta el suicidio como camino, porque el suicida no renuncia a la vida sino a la vida que le ha tocado vivir, buscando otra mejor. Sí reconoce como alternativas válidas la contemplación artística y la vida ética. Quien contempla algo bello lo admira pero no pretende lo observado para sí. Suspende por un instante el deseo, la voluntad, y durante ese instante se escapa de este mundo. Pero esta salida es para pocos, e incluso para esos pocos dura poco tiempo. Por esta razón, el camino más recomendable es el de la vida ética. El sabio sabe que, en el fondo, él y los demás son lo mismo. Supera todo egoísmo y vive la mayor de las virtudes, la piedad. El sabio sufre tanto su dolor como el ajeno y hace lo posible por aliviarlo. Si se quiere lograr una perfección mayor, se puede intentar vivir la "santidad", la negación de la voluntad de vivir. Así se logra una perfecta indiferencia y una castidad perfecta.

Mundo

Schopenhauer tomó de Kant la diferencia entre lo que percibimos (fenómeno) y la cosa en sí (noúmeno). El mundo que percibimos no es sino el resultado de nuestras representaciones. “Todo lo que existe, existe para el pensamiento.”

Por nuestro cuerpo conocemos lo que el mundo es en sí mismo, "voluntad", necesidad, deseo. El instinto de conservación del individuo (agresividad) y el instinto de conservación de la especie (sexualidad) son los modos principales de esta voluntad de vivir. En el fondo, el mundo no es sino voluntad, deseo insatisfecho, anhelo insaciable. Es una voluntad sin sentido y, por lo tanto, sin posibilidad de alcanzar una realización total. En el fondo, el mundo es un dolor, un sufrimiento sin finalidad ni sentido.

Ser

Schopenhauer entiende que tenemos un modo de acceder al noúmeno, a la cosa en sí. “Nosotros mismos somos la cosa en sí.” Si por el intelecto accedemos al fenómeno, por el cuerpo podemos acercarnos a la cosa en sí.

Existencia

Respecto de nuestra existencia, Schopenhauer dice que nuestra vida oscila como un péndulo entre el dolor y el hastío. Cuando queremos algo sufrimos porque no lo tenemos. Cuando lo logramos, o comenzamos a desear otra cosa (nuevo dolor) o ya no deseamos nada (hastío). Estamos encerrados en este círculo. (No por nada lo llaman a Schopenhauer "El Pesimista de Frankfurt", ciudad en la que vivió los últimos treinta años de su vida.).

Dado que Schopenhauer entiende, siguiendo a Kant, que la causalidad es una categoría del entendimiento (una categoría a-priori aportada por el sujeto) su conclusión es que, si bien los actos voluntarios particulares tienen una finalidad, la voluntad en sí misma (que, por ser en sí, está más allá de todo fenómeno) no tiene causa ni fin alguno……………….

Schopenhauer o la negación de la vida

“El delito mayor del hombre es haber nacido.” Estos versos de Calderón citados por Schopenhauer, resumen, si se olvida el contexto católico del español, el pensamiento pesimista del filósofo alemán. Su filosofía afirma la vida; la afirma solamente como apariencia, una apariencia que, más allá de la vida, reclama una no-vida, una nada, un olvido. Arthur Schopenhauer estaba destinado a una vida holgada. Desde muy joven estuvo expuesto al pensamiento inglés, que su padre admiraba. Es posible que Schopenhauer fuera el menos nacionalista de los filósofos alemanes. Es seguro que, admirador de Kant, despreciaba las filosofías del idealismo y, en especial, la filosofía de Hegel, contra la cual trata de fundar una filosofía concreta. Por su vasta cultura, Schopenhauer se acerca a los escritores y a los músicos; su filosofía está escrita en la mejor prosa filosófica alemana de la época. Por su actitud crítica ante el hegelianismo se acerca a los primero críticos de Hegel: J. F. Fries, que se funda en Kant, pero reduce la conciencia kantiana a consciencia psicológica; J. F. Herbart, analista del lenguaje, pedagogo, influido tanto por Kant como por Leibniz, B. Bolzano, en quien se preanuncia la fenomenología de Husserl. Pero si estos filósofos siguen siendo filósofos de su época, Schopenhauer habrá de tener una influencia más clara en tiempos recientes: en el vitalismo, en la filosofía de Nietzsche y, en nuestro siglo, en algunos aspectos del pensamiento de Wittgenstein.

La obra de Schopenhauer puede reducirse a tres libros: La cuádruple raíz del principio de razón suficiente (1813), El mundo como voluntad y como representación (1818) y los brillantísimos ensayos de Parerga y Paralipomena (1851). Cuando Arthur Schopenhauer muere en 1860, su fama ha quedado establecida; no así, o por lo menos no del todo, su influencia.

En La cuádruple raíz del principio de razón suficiente (obra) Schopenhauer conserva el sistema categorial de Kant. De este sistema, sin embargo, conserva una sola categoría: la causalidad que podemos encontrar en nuestra mente como fenómeno, como sucesión conceptual y, sobre todo, como volición. En última instancia, para Schopenhauer la categoría suprema es la de la voluntad, fundamento mismo del principio de razón suficiente.

No es válido creer que esta voluntad sea exclusivamente mi voluntad individual y subjetiva. El mundo mismo está hecho de voluntades que son fuerzas. La realidad está hecha de “presentaciones” (comunes al animal y al hombre), de “representaciones” y de voluntad que es a la vez realidad del mundo y de la conciencia. Pero si nos preguntamos qué es lo más importante: la representación o la voluntad, veremos enseguida que el principio absoluto es la voluntad. Las ideas y las percepciones están al servicio de la voluntad. La voluntad, por decirlo en términos kantianos, es la “cosa en sí”. Y como la voluntad no depende ni del tiempo ni del espacio, debe hablarse de una sola voluntad absoluta y no de una multiplicidad de voluntades. En otras palabras, el mundo puede presentar múltiples apariencias; es de hecho una sola realidad: la de la voluntad misma.

Ahora bien, la voluntad es, en esencia, voluntad de vivir, y la voluntad de vivir es guerra, es lucha, es conflicto. Por su voluntad, por su realidad misma, las creaturas aparenciales de este mundo están condenadas a la violencia. Hegel había racionalizado el mundo de tal manera que el mal parecía no caber en él; Schopenhauer trata de mostrar que el mundo es malo y que el mal nace del conflicto de las voluntades: “el hombre es un lobo para el hombre”, repite Schopenhauer con Hobbes.

Pero si el mundo es lucha y es violencia, no es este mundo el que desea Schopenhauer. De ahí sus diatribas contra la esclavitud, la explotación del débil por el fuerte y la guerra.

Influido por el pensamiento de la India y, sobre todo, por el budismo, Schopenhauer piensa que debeos escapar de este mundo que es, para él, literalmente un infierno. No quiere esto decir que Schopenhauer defienda el suicidio. Al contrario, el suicidio, además de ser cobarde, esconde un secreto deseo de vivir y de sobrevivir por lo menos en la memoria de los demás. Hay que renunciar a las apariencias, pero solamente mediante dos vías: la del arte y la contemplación estética; la de la ascesis y la intuición mística, de un misticismo, es cierto, que no requiere de la existencia de Dios. Ahora bien, la contemplación artística y la visión mística constituyen un ir más allá de las apariencias, más allá de los velos, más allá de la

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