BOURDIEU- LA ANTROPOLOGIA IMGINARIA DEL SUBJETIVISMO

FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN

BOURDIEU: Cap. II: “LA ANTROPOLOGÍA IMAGINARIA DEL SUBJETIVISMO”

Bourdieu aborda la crítica desde los conceptos de, Blas Pascal y Jean Paul Sartre y dice en su cita: “Hay que reconocer a Sartre el mérito de haber ofrecido una formulación ultra consecuente de la filosofía de la acción que aceptan, casi siempre implícitamente, quienes describen las prácticas como estrategias explícitamente orientadas por referencia a fines explícitos marcados por un proyecto libre, o incluso, entre algunos interaccionistas, por referencia a las reacciones anticipadas de los otros agentes. Así es como, por no reconocer nada que se parezca a unas disposiciones duraderas y a unas eventualidades probables, Sartre hace de cada acción una especie de confrontación sin antecedentes del sujeto con el mundo” [1] . Observamos aquí el pensamiento de Sartre y como se posiciona Bourdieu con respecto al mismo.

Parecería que existe una oposición entre estos términos, si pensamos que por un lado tenemos fines explícitos y un proyecto libre y por otro, disposiciones duraderas y eventualidades probables de una práctica. Bourdieu plantea que las prácticas no son conscientes y que para ser posibles nuestro obrar necesita pasar por la reflexión y por una decisión libre.

El mundo de la acción es un universo imaginario de posibles intercambiables, dependiente por entero de los decretos de la conciencia que lo crea, desprovisto totalmente de objetividad (Ej.: si es emocionante porque el sujeto se quiere emocionado).

El concepto de libertad es el concepto de una conciencia libre, es decir una consciencia que sin determinaciones respecto de su obrar, pueda afirmar algo en el orden del mundo. Actuar con libertad significa que no tengo detrás de mí ninguna determinación más allá que la de mi propia voluntad. Bourdieu manifiesta que las prácticas responden a una lógica distinta incorporando las condiciones sociales existentes a la realidad en forma de disposiciones corporales. Las disposiciones corporales son disposiciones duraderas.

El sujeto sartreano, sujeto individual o colectivo, sólo puede liberarse de la discontinuidad absoluta de las elecciones sin pasado ni porvenir de la libertad mediante la libre resolución de la promesa y la fidelidad a sí mismo o mediante la libre dimisión de la mala fe.

Bourdieu pretende alejarse de ambas posiciones, subjetivismo y objetivismo, tanto de la determinación externa como de la libertad pura y poder mostrar que aunque no haya determinación, las prácticas están fuertemente condicionadas, no habiendo entonces libertad pura. Las prácticas están condicionadas por una historia que no la asumimos en el nivel de nuestra consciencia explícita, sino que figura inscripta en nuestra corporalidad bajo el modo de disposiciones duraderas.

Sartre se manifiesta en contra de la sociología objetiva, rechaza la clase como clase de condiciones y condicionamientos, de disposiciones y estilos de vida duraderos en la que él ve una clase cosa, una clase esencia, encerrada en su ser, reducida a la inercia y, por consiguiente, a la impotencia, a la que opone “el grupo totalizador en una praxis”, nacido de la clase cosa pero contra ella.

La trascendencia de lo social sólo puede ser efecto de la “recurrencia”, es decir, del número o de la “materialización de la recurrencia” en los objetos culturales, consistiendo en la libre abdicación de la libertad en beneficio de las exigencias de la “materia trabajada”: “El obrero del siglo XIX se hace lo que es, es decir, que determina práctica y racionalmente el orden de urgencia de sus gastos – luego decide en su libre praxis – y con esta misma libertad se hace lo que era, lo que es, lo que tiene que ser: una máquina cuyo salario representa simplemente los gastos de mantenimiento (...).El ser-de-clase como ser práctico inerte les llega a los hombres a través de las síntesis pasivas de la materia trabajada”. pág. 73

Sartre manifiesta que: “La Historia determina el contenido de las relaciones humanas en su totalidad, y estas relaciones (...) remiten a todo. Pero no es ella la que hace que haya relaciones humanas en general”. pág.

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