CORPOREIDAD A LA CULTURA

Desde La Corporeidad a La Cultura

No es fácil hacer una distinción entre los diversos aspectos de la cultura. En consecuencia la persona posee distintos aspectos: simbólico e intelectual, físico y corporal, anímico y emocional. La cultura se refiere a las formas pautadas de pensar sentir y comportarse. En definitiva podemos analizar el cuerpo en una doble vertiente: como vehículo de ser corporal y como vehículo que está en el mundo y se relaciona con él y consecuentemente como emisor y trasmisor de vivencias.

Confundir cuerpo con corporeidad es entender el ser humano como animal. Cuando nos referimos al ser humano podemos definir corporeidad “como la vivencia del hacer, sentir, pensar y querer”. La corporeidad se refiere al ser humano y por tanto, el ser humano es y vive atreves de su corporeidad.

La corporeidad es realidad y origen de la comunicación, atreves de ella podemos perfilar nuestra imagen. Así los demás comprenden y se relacionan con las personas; tanto la revelación de nuestra intimidad y/o disponibilidad.

Es necesario sentir, asumir y reconocer la propia corporeidad como espacio, como estructura y como realidad humana.

Si seguimos los estudios realizados podemos describir ciertas categorías corporales: la estructura del comportamiento, intérprete de si mismo, símbolo de la existencia, conocimiento: aceptación del cuerpo y estar a gusto con el trucador de signos conocido desde el ámbito interdisciplinar y socializador.

Podemos asegurar que a partir del cuerpo se genera el gesto corporal como expresión y creatividad, en el mundo del deporte, como vía de comunicación humana en el espectro de la motricidad.

El lenguaje corporal humano es una forma de expresión que abarca múltiples planos, los elementos fundamentales del lenguaje corporal son: espacio tiempo y energía.

El movimiento nace y se exterioriza como acción humana, somos y vivimos con y en nuestro movimiento corporal y atreves de él nos trasformamos, evolucionamos y mejoramos, intentando ser mejores.

Con el juego ponemos en conexión nuestro micromundo con el macromundo en el que vivimos; y en este sentido nos preparamos para la vida ensayando papeles que desarrollemos posteriormente en la sociedad, cuando seamos adultos.

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