Caminos del pensamiento

Caminos del pensamiento

        El pensamiento humano es de condición discursiva. Ello quiere decir que no conocemos todas las verdades de manera inmediata, de un simple golpe de vista, sino mediante un proceso que va de lo conocido a lo desconocido. Las verdades conocidas nos sirven de punto de apoyo, puesto que ellas implican lo formal o virtualmente, nuevas verdades que buscamos. La solución, por ejemplo, de un problema de sociología no baja del cielo, no sale de nuestra cabeza, cosa muy distinta, a partir de los datos del problema convenientemente relacionados. La solución, al estar implicada en los datos o premisas, la podemos inferir a través de un proceso o discurso inferencia. Implicar significa “estar en”, “inferir”, “sacar de”. De donde se desprende que una inferencia será correcta si se basa en efectivas implicaciones, de lo contrario será incorrecta. Todo el problema de la lógica consiste, en estar seguros de “si lo que se afirma como conclusiones, son conclusiones correctas”.

        La lógica se divide en dos grandes ramas: inductiva y deductiva. Desde que Aristóteles inventó la silogística hasta los días del Renacimiento, predominaron los procedimientos deductivos sobre los individuos. Al iniciarse la edad moderna, Francois Bacón opuso al viejo método deductivo un nuevo órgano inductivo, propio de las nuevas ciencias. Con frecuencia los partidarios de una u otra lógica han establecido una especie de disyunción exclusiva, entre ambas. Sin embargo esto es tan poco razonable, como que “los extremos de un gusano se peleen entre sí”. Inducción y deducción son dos procesos necesarios y complementarios. Sin inducción, las deducciones carecen de piso real; pero sin deducciones, las leyes inductivas no tendrían aplicabilidad.

        La inducción es por tanto, un proceso tal, que partiendo de los juicios particulares, fundados en observaciones o experimentos, ascienden a la enunciación de juicios o ley general: todos están presente, toda aguar hierve…, todo cuerpo se hunde…, para todo hierro el punto de fusión… entre otros. La deducción sería el proceso contrario, por eso se dice que es el camino descendente, parte de conocimientos panorámicos o generales hacía lo particular.

        En la inducción inferimos: si algunos son… luego todos son; en la deducción, en cambio: todos son… luego yo o algunos somos.

        Pues bien, un ejemplo claro para esto es: “Todos los hombres son mortales”, es una ley general obtenida por inducción; pero que tal ley me afecte como moral lo sé en tanto que puedo particularizarla mediante un proceso deductivo: “Si todos los humanos son mortales y yo soy hombre, entonces, yo soy mortal”. Como vemos partimos de una ley general hasta lo particular… Caso contrario es la inducción, la cual podría ser: Si hiervo agua destilada al nivel del mar y a una atmósfera de presión en diversas partes del globo, podría inferir por inducción: “toda agua en las mismas condiciones, ebulle a 100 grados”.

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