Conocimiento de sí mismo
alepekeTrabajo13 de Febrero de 2013
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"Conocerse a sí mismo es transformarse, dejar de ser el que se era o el que se creía ser”
Alfonso Ruiz Soto
1. Conocimiento de sí mismo
1.1 Introducción
El ser humano ha evolucionado de tal forma que si nos remontamos a la historia, nos damos cuenta de su gran capacidad para desarrollar habilidades y destrezas para poder combatir contra sus enemigos y poder subsistir.
A través de su existencia el ser humano ha llegado a una etapa en la que se ha dado cuenta que necesita desarrollar sus potencialidades con las que ha sido dotado.
Esto ha surgido por la gran competencia que a cada momento se encuentra ante sus semejantes. Al desarrollar sus potencialidades logrará, ante él y ante su entorno, destacar como ser único.
Este capítulo tiene como objetivo presentar el significado de ser persona y el valor de ella. Teniendo en cuenta que para lograrlo se hace necesario conocer las condiciones necesarias que todo ser humano debe desarrollar para aprender a ser persona.
1.2 El hombre y el universo
El universo está compuesto de materia, la cual no se crea ni se destruye sólo se transforma. En este universo existen seres de diferente naturaleza: animal, vegetal y mineral. El hombre pertenece al reino animal. A diferencia de otros seres, el ser humano se diferencia por tener raciocinio; es decir, tiene inteligencia y voluntad libre; y por esa diferencia se le considera el más dotado de los seres vivos.
El hombre comparte espacio con los demás seres y como ellos crece, se reproduce y muere. La existencia del hombre está relacionada con el microcosmos (su estructura biológica) y el macrocosmos (el medio que le rodea), ya que necesita de ellos para poder vivir; ahí está la importancia de lograr un equilibrio ecológico que le permita sobrevivir.
Los animales realizan acciones por instinto: la abeja su panal, los castores sus diques, las golondrinas su nido, etc. De los animales podemos escribir una sola biografía, del hombre podemos escribir una biografía individual, porque cada individuo es único e irrepetible.
Por esta diferencia esencial con los seres que lo rodean, se puede afirmar que el hombre está destinado a ordenar todo el universo, con su inteligencia y el trabajo de sus manos a través de la ciencia.
Su misión es ordenar, no destruir. De aquí la responsabilidad de una educación ecológica que le ayude a vivir en armonía con la naturaleza para aprovecharla y no para explotarla irracionalmente.
Su triunfo más evidente consiste en haber desarrollado un cerebro capaz de asociarse con el don de una mente superior. Así resulta dotado de capacidades mentales que lo colocan en el primer lugar dentro de la jerarquía de los organismos vivientes. Su innegable superioridad lo hace triunfar en independencia y libertad respecto de su medio ambiente.
Sin embargo, ha extremado sus triunfos hasta las fronteras del abuso, el despotismo y la destructividad. Con el paso de los siglos se ha ido olvidando de su natural conexión con el medio ambiente, con los demás vivientes y con los otros seres humanos, ha distorsionado la realidad creando el sentimiento de separación, aislamiento y egoísmo, se ha encaminado por la senda del dominio autoritario y destructivo.
Pero la vida es triunfo personal, si rastreamos las raíces profundas de esa capacidad para el éxito, el simple hecho de estar vivo supone un logro extraordinario. Un logro que no sólo significa haber superado los obstáculos que naturalmente se oponen a la vida, sino también el haber nacido con un tesoro de talentos que capacitan para triunfar durante el resto de la existencia.
La idea que se tenga del hombre condiciona la forma en que se piensa de las personas y de uno mismo. La descripción que de él se hace puede ser positiva o negativa, optimista o pesimista, y es reflejo de la valoración que se le da.
Todos tenemos una idea sobre las personas y sobre nosotros mismos y ésta repercute en nuestra propia valoración y autoestima y en el concepto que nos formamos de los demás. Todo esto se desarrolla en el curso de nuestra vida, por los acontecimientos positivos o negativos y por nuestra interpretación consciente o inconsciente de ellos.
Cuando el ser humano empieza a tener conscientemente pensamientos, sentimientos y actitudes acordes a lo que él piensa, a lo que él siente y a lo que él desea, comienza a tener responsabilidad de esos pensamientos, sentimientos y actitudes. Al responsabilizarse se independiza, al independizarse crea su libertad.
La libertad es decidir por uno mismo, correr los riesgos, disfrutar los éxitos y aprender de los fracasos. Las experiencias vividas serán de uno, de nadie más. Las experiencias son fruto de las decisiones.
La responsabilidad de tus decisiones se desprende, de acuerdo a lo que ocurre en tu interior, de tu participación en los problemas y lo que ello implique para tu crecimiento.
Cuando conscientemente se corren riegos, se decide, se tienen experiencias, se obtienen logros y fracasos, es libre de sus interpretaciones, reacciones y conductas; entonces se está creciendo en libertad.
El ser humano cuando está creando su libertad empieza a comprender a los demás y sobre todo a sí mismo, los acepta y está listo para plantear los objetivos para los que vivirá.
El ser humano empieza a formarse propiamente como persona, cuando:
Desarrolla su responsabilidad y su libertad de amar.
Es dueño de su propia experiencia.
Se responsabiliza de lo que ocurre en su interior, de su participación en los problemas y de lo que se puede hacer para cambiar.
Se responsabiliza de lo que le pertenece.
Se adueña de su realidad personal y puede empezar a disponer de sus reacciones, interpretaciones y conductas.
Se va volviendo libre y, por lo mismo, incrementa su crecimiento.
Comprende a los demás y a sí mismo.
Se plantea objetivos de vida.
1.3 Ser persona
Ser persona implica ser de una naturaleza superior al resto de los seres vivos, a edificarse a sí mismo, a crecer desde el interior y a hacer de toda la vida un proyecto de desarrollo a través de la práctica de las virtudes.
Para cualquier individuo, ser persona consiste en conocer los elementos que lo componen, darse cuenta de cómo se percibe a sí mismo y distinguir qué cualidades lo distinguen de los demás seres vivos.
Ser persona significa que el sujeto es:
Un ser único e irrepetible
Consciente de sí
Responsable
Libre
Capaz de amar
Si aceptas vivir de acuerdo a lo que te dicte el entorno social, es decir que tus pensamientos, sentimientos y actitudes están siendo dirigidos por el exterior, lo que implica negar la realidad de tu ser personal, entonces es probable que te conviertas en un eterno derrotado.
Si los demás determinan lo que tu sientes y vives, entonces no eres una persona única e irrepetible. Eres uno más. Eres como un robot fabricado en serie y controlado desde fuera.
Si los demás causan tus sentimientos, entonces no eres consciente de tu realidad de persona, de cómo funcionas, de cómo generas tú mismo tus sentimientos y estados de ánimo.
Si otros determinan tus reacciones afectivas, quiere decir que tú no eres responsable. En otras palabras, tú no eres el dueño de ti mismo. Tampoco tienes en tus manos el control de tu vida. En consecuencia, vas a culpar a los otros de las emociones que colorean el paisaje de tu propio ánimo.
Por ejemplo: Si tu prójimo te hace enojar o reír; llorar, amar o serenarte, sencillamente estás desprovisto de libertad. Al menos, estás renunciando a tu libertad; con este ejemplo quiero decir que puede ser que tus sentimientos positivos y negativos te estén siendo proporcionados por el exterior. Y vale la pena que des cuenta de ello.
El amor es también una decisión libre de tu voluntad. Al amar, tú decides tratar bien al otro y hacerle el bien y ayudarlo en su proceso de crecimiento.
Es por ello que, el amarte reclama, por lo menos, percatarte de tu realidad. El vivir el instante presente, te permite a ti mismo, reconocerte como persona, es el primer paso hacia la valoración propia y el despliegue de tu enorme potencial humano.
En efecto, el saberse persona y al actuar como tal, te abre un panorama infinito de realizaciones, de éxitos y satisfacciones. Al reconocerte como un ser único e irrepetible, podrás adentrarte en las profundidades de tu originalidad y sabrás aportar ideas, proyectos, obras que ningún otro ser humano es capaz de ofrecer a la sociedad y al mundo.
Para poder conocernos es necesario saber que tengo potencialidades a desarrollar. Para conocer mi potencial necesito primero amarme. Si no me amo no me conozco, lo que implica que me identifico con otras personas, creyéndome que soy ellos; un ejemplo de esto sería que queremos parecernos a algún personaje porque le admiramos algunas cualidades o habilidades y a veces copiamos sus actitudes y esto va formando parte de nuestra personalidad. Conforme nos vamos conociendo, esto cambia, tenemos actitudes de acuerdo a nuestra verdadera personalidad y vamos quitando los patrones y condicionamientos para ser más auténticos. Las condiciones necesarias como: ser
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