Critica a la obra “La muerte de Iván Ilich” de León Tolstoi (1828 – 1910)

Critica a la obra “La muerte de Iván Ilich” de León Tolstoi (1828 – 1910).

Resulta muy interesante la forma de relatar una muerte con la vida. El contexto con el que comienza el relato, es el momento de la noticia de la muerte. Noticia que genera algo distinto para cada persona. Es adquirir un papel de acuerdo a la cercanía con la persona, desde la familia hasta la amistad. Cada una de las partes demuestra un sentimiento distinto; indiferencia, tristeza, interés, dolor, compasión. La muerte es sin duda un tema incierto en vida. Así, vamos descartando la muerte de los otros y vamos celebrando la vida, olvidando el proceso hacia la muerte que es en si la vida.

La vida es un camino en el que nos realizamos y crecemos. Vamos buscando cumplir nuestros sueños y anhelos y como fin último indagamos la felicidad y la plenitud. Queremos ser felices y que esa felicidad haga felices a quien nos rodea, así nos esforzamos por hacer felices a los otros. Tomamos decisiones que enmarcan la forma de vivir, elegimos entre constantes cuestiones, vamos creyendo hacer lo mejor. Buscamos hacer de nuestra vida, una vida útil, que sirva para algo o para los demás, que nos regale un sentido para hacer las cosas y que nos distrae   de la realidad de morir. Cuando el vivir se torna difícil, hacemos cambios, movemos esto o aquello, arreglamos lo otro, remendamos tal cosa, siempre pensando hacia lo externo. Hasta el momento en que lo interno hable y regresemos hacia adentro, pongamos los pies en la tierra y nos enseñe que somos mortales y corruptibles; ahí la vida nos encamina en reflexión hacia la muerte.

El dolor y la enfermedad hacen pensar en la muerte pero también aferran a la vida y al deseo de verdaderamente vivir, de disfrutar, de alcanzar lo no logrado y de sentir. Aunque el sufrimiento nos ponga una máscara para vivir,  sea el deseo de querer ser fuertes, demostrar que no sufrimos, pues como la felicidad es para mí como para los otros, también el dolor, la tristeza, el cansancio. No querer compasión por que hace sentir un final inevitable, y tomar fuerza desde el otro, que saque de la idea y el pensamiento de la muerte, del final.  Es en el final donde volteamos hacia atrás y vemos el recorrido. En el transcurso sitiamos metas, observamos el paisaje y miramos hacia adelante. Cuando no hay más que recorrer, queremos regresar y vivir el momento una vez más, pero ya no hay tiempo, eso ya no existe. En la muerte lo que se desea es la vida, como primer barrera y defensa, pero luego se acepta y se abraza como inevitable.  

La muerte nos exhorta en la vida, nos asusta y nos desvía la mirada de ella, porque la idea de mortalidad es para todos, si pienso en mi muerte pienso en la de los demás y la de los demás me hace pensar en la mía. La muerte es una incertidumbre en las connotaciones religiosas, reflexivas y filosóficas que se hacen de ella, pero desde la vida es difícil pensar que se puede esperar como final de la existencia. Tal vez puede ser como el viento que apaga una vela y se vuelve todo oscuridad o una luz que hay que seguir a lo desconocido. Sea como sea, nos resistiremos a que nos metan al saco.

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