La muerte de Ivan Ilich. De león Tolstoi a nuestros días. El sentir de la muerte en nuestros días

<<La muerte de Ivan Ilich. De león Tolstoi a nuestros días. El sentir de la muerte en nuestros días>>

El hecho de morir es inevitable, los seres humanos no somos inmortales, formamos parte de un ciclo de la vida: nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. Nuestra sociedad occidental ha marcado nuestra perspectiva de la muerte e incluso por eso tenemos y hacemos todo un rito alrededor de la muerte cuando alguien muere. Ese rito que hemos arrastrado en nuestra sociedad consiste en entender la muerte desde una percepción católica; esto quiere decir que después de la muerte existe la verdadera vida, esa vida llamada eterna, pues al morir nuestra alma viaja ya sea al cielo (paraíso) o al infierno, sin embargo, todo esto es fruto de nuestra vida.

La muerte forma parte de nosotros, de nuestras vidas y al formar parte de los seres humanos, ésta se convierte en una parte social inevitable. Así mismo forma parte de nuestro dolor, de nuestro duelo y de la ausencia que esto nos causa. Cuando alguien muere es casi inevitable no llorar, no sufrir y no lamentarse por los errores de uno mismo o incluso del mismo muerto.

Pero si bien, ya sabemos que tarde o temprano vamos a morir, ¿por qué sufrimos y lloramos cuando alguien que apreciábamos muere?, es simple, ya que al fin y al cabo somos seres humanos sensibles, que vivimos de la memoria y del recuerdo. Sin embargo, en muchas ocasiones la muerte no duele, bajo ciertas circunstancias como, por ejemplo, cuando la muerte sirve para recibir bienes económicos, ya sea una herencia o un legado del muerto.

Muchas preguntas se generan a través de que un ser parte; ¿qué vida existirá después de la muerte? ¿Por qué la muerte es tan destructora? ¿Por qué duele tanto este hecho que tarde o temprano sucederá? ¿Cómo se supera? ¿Cómo debemos actuar ante la muerte? Y estas preguntas no sólo se resuelven en nuestra vida cotidiana si no a través de muchas expresiones del arte, por ejemplo, la literatura y en este caso con La muerte de Ivan Ilich de León Tolstoi se consuma esta afirmación.

Este texto nos lleva a reflexionar sobre la muerte y la sociedad, ya que no sólo se nos menciona y se nos presenta al muerto, sino también a su familia, a sus compañeros de trabajo, a su médico e incluso a su criado. Estos personajes se presentan desde diferentes percepciones y diferentes sentires ante la muerte de Ivan Ilich, por ejemplo sus compañeros de trabajo no sienten ninguna empatía ante él e incluso ven como un hecho formal el asistir a su funeral y hacer acto de presencia, mientras que su familia se porta de una manera muy baja y muy ruin, ya que ellos muestran interés por cosas superficiales y no tanto por su enfermo, mientras que el médico forma una parte fundamental de la historia ya que él le está con él hasta el último de sus días y en su calidad de moribundo, su criado forma parte importante para él ya que aunque el narrador nos indica que sentía lástima por lo menos, él reconfortaba su calidad de enfermo.

Este ejemplo es paradigmático porque así sucede actualmente, es decir, nuestra muerte o la muerte de alguien más importa desde distintas perspectivas, en este sentido, es como ahora, a veces estamos rodeados de personas a las que realmente no les importamos, pero definitivamente a otras más que en nuestro lecho de muerte nos acompañaran hasta nuestras últimas horas.

Otra cuestión que me gustaría mencionar es la muerte como un vínculo económico, como lo vemos con Ilich, su muerte valía más por todas las riquezas que generó, a partir de su trabajo, del egoísmo de su familia y de sus colegas. Pero, ¿por qué el dinero nos acompaña hasta nuestras últimas horas? Es fácil, ya que vivimos en un mundo capitalista en donde como seres humanos valemos por lo que tenemos y no por lo que somos, esto como sabemos sucede en casi todos los funerales en donde hay de por medio una herencia, incluso en algunas ocasiones hay una fragmentación familiar a partir de las decisiones del muerto.

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