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Cultura


Enviado por   •  22 de Mayo de 2015  •  Trabajos  •  1.207 Palabras (5 Páginas)  •  146 Visitas

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INTRODUCCIÓN.

Cultura y desarrollo son dos palabras que no siempre han ido unidas, ni se han trabajado en el mismo contexto. Sin embargo, en los últimos años encontramos nuevos elementos, instrumentos e ideas que promueven una cada vez mayor atención hacia esta pareja de conceptos. La Cultura y desarrollo, evolución y perspectivas que presentamos en este texto se enmarca en el interés cada vez de profundizar en los diversos aspectos que forman parte de la cultura, fomentando una comprensión global e integral del mismo. Articulando el poder del trabajo Social como herramienta de estimular y concientizar a la sociedad en temas tan necesarios como la integridad y desarrollo cultural.

Así mismo la interconexión constante con la sociedad reflejan la importancia del poder con el cual interactúa el Trabajor social, de reconocer las particularidades de la formación cultural individual y grupal de aquellos sujetos con los que se pretende desarrollar trabajo social, a fin de potenciar cambios en los comportamientos de estos grupos e individuos en sentido de propiciar mejores ajustes de los mismos a los entornos micro y macro sociales en que se desempeñan.

Cultura.

La cultura es el conjunto de estímulos ambientales que generan una socialización de los individuos en el curso de su desarrollo según (La Enciclopedia Ilustrada Danae Touraine 1969) plantea que “Ningún análisis sociológico puede dispensarse de aprender el carácter más fundamental de la acción social, a saber: su orientación normativa. Se puede considerar este aspecto, afirmando que los hombres se guían por valores, ideas, principios, la cultura es un elemento que conforma los procesos sociales e integra a las sociedades, y por lo tanto, el término cultura se refiere a "la forma de vida de la sociedad”.

Desde el aspecto social, también tiene un aspecto individual. Sobre la base de esos aprendizajes de la socialización, las personas vamos diferenciando, nuestro gustos, nuestro valores relativos, nuestra forma de ver la vida y nuestro propia escala de valores, aunque este último cambia con el tiempo y la sociedad.

En muchas ramas se entrelaza la cultura y el desarrollo humano en este marco, en los últimos años se ha generalizado la idea de que es necesario incluir la dimensión cultural en las políticas y acciones de desarrollo. Debido a la priorización del desarrollo humano sostenible sobre otros modelos de desarrollo, la cultura ha sido objeto de estudio como elemento necesario para el pleno desarrollo de las personas y las comunidades.

Los numerosos términos asociados que encontramos en torno a cultura (cultura de masas, patrimonio cultural, identidad cultural, cultura popular, diversidad cultural, etc.), pueden ser tomados a su vez como muestra de la utilización que se hace de esta palabra, sin dotar a la misma, a menudo, de un contenido real. Asimismo, la diversidad cultural y su relación con la identidad de la persona la cultura en un aspecto “sensible”, a los ojos de numerosos actores.

Las múltiples definiciones del término cultura hacen también que existan variadas aproximaciones y enfoques diferentes en torno a la cultura. Afirma Rubens Bayardo (Derechos culturales; Derechos sociales, Derechos económicos, Cultura. política; Política cultural; Gestión cultura 2005)

“Existen numerosas lecturas y diversas apropiaciones de la noción de cultura, y el problema es qué se incluye y qué se excluye de la misma” Dentro de los organismos especializados de Naciones Unidas Unesco (Unesco Cultura y desarrollo 2010)

Señala Unesco (Unesco Cultura y desarrollo 2010) “con mayor decisión la inevitable relación entre cultura y desarrollo. Siendo Unesco el único organismo de Naciones Unidas encargado de la cultura en su mandato, Unesco ha fomentado desde su nacimiento hasta la actualidad la promoción de la diversidad cultural y el entendimiento entre cultura .Actualmente Unesco promueve a su vez la comprensión de la cultura como un proceso continuo, maleable y evolutivo y señala a la diversidad cultural como condición esencial para la paz y el desarrollo sostenible”. Sin lugar a dudas la cultura es parte del desarrollo de nuestra sociedad, así como el conductor y la articulación de nuestra evolución con aspectos pasados y presentes que permiten analizarnos y moldearnos como individuos hacia el futuro.

En nuestra sociedad existe la necesidad de proteger los valores culturales y de estimular las actividades culturales a primera vista, las necesidades culturales pueden no parecer tan evidentes y urgentes como algunas otras, tales como la sanidad, la educación o el bienestar social, son necesarios que los gobiernos y otras autoridades públicas acepten una clara responsabilidad con respecto a la cultura y formulen políticas a largo plazo.

El poder del trabajo Social.

“El saber experto es una aproximación cada vez mayor a la verdad acerca de lo que existe en el mundo objetivo, nuestro diagnostico. Nuestra evaluación, nuestra interpretación, y por eso mismo, excluye, con distintos grados de rigidez el saber hacerlo”. (Tandon 1981 Conocimiento compartido: Evaluación participativa de Cooperación para el Desarrollo Por Edward T. Jackson, Yusuf Kassam)

Los trabajadores sociales consignan su poder en el saber en el desarrollo de la práctica que comprometen productivamente el poder y control social inherentes la actividad del trabajo social, el reconocimiento del poder en la práctica supone la utilización del mismo.

En muchas ocasiones en la utilización de este no se activa de forma explícita, y con frecuencia, las acciones más poderosas se llevan a cabo sin que los usuarios del servicio o los trabajadores sociales se dan cuenta de que realmente se haya ejercido el poder.

El profesional del trabajo social convive cotidianamente con experiencias de injusticia que van íntimamente ligadas con las estructuras de poder, y ante las cuales no encuentra vías de solución efectivas, aún en el marco de un estado social y de una cierta política de bienestar social.

Quizás lo más relevante, el interés de pensar en el poder también se justifica porque la práctica del trabajador social se establece a partir de un saber y un saber hacer que, a la vez que le capacitan para desarrollar su misión de mejorar las condiciones de vida y la dignidad de las personas, le sitúan ineludiblemente en el centro de una relación desigual que, quiérase o no, implica poder.

El profesional es responsable de los recursos de que dispone y debe saber qué uso hace de ellos. Es la práctica consciente. “La principal herramienta de la que disponemos somos nosotros mismos, y aquello sobre lo que tenemos más poder transformador somos también nosotros mismos” (Foucalt y el Trabajo Social Granada Maristan Chambom 2001)

Los profesionales debemos ser capaces de auto-observarse de forma crítica nuestras intervenciones, haciendo conscientes cuáles son sus efectos y su coherencia, cada trabajador social en su contexto operativo, pero sin engaños o falsas evasiones que nieguen la irremisible presencia del poder: lo que se presenta a sí mismo como más allá de las cuestiones del poder es lo que se debe examinar como un lugar de poder.

El poder logra su efecto y es aceptado porque produce verdades para las personas, proporciona subjetividades que la gente puede asumir en su vida cotidiana, configura identidades y regula las visiones del mundo. Así es cómo el saber y el poder se constituyen. “No es posible que el poder se ejerza sin él saber, es imposible que el saber no engendre poder” ( Foucault 1992. Trabajo Social editado por Adrienne S. Chambon, Allan Irving, Laura Epstein 1995).

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