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Del alma, como rechazo del cuerpo


Enviado por   •  25 de Mayo de 2013  •  Ensayos  •  501 Palabras (3 Páginas)  •  319 Visitas

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Del alma, como rechazo del cuerpo

El tema a tratar en este ensayo será la constitución de la metafísica racional en la antigüedad como negación –o regulación- del cuerpo, tomando como base el diálogo platónico “Fedón”, aunque haciendo mención de “El nacimiento de la tragedia” para guiar el trabajo.

En el pensamiento clásico, como podremos notar, existe una dicotomía entre lo apolíneo y lo dionisíaco. Apolo, como aquel que hiere desde lejos con su arco y sus flechas, representa la mediatez de la razón, a través de la cual lo cercano, es decir, la percepción sensible y cotidiana, es despreciada cual ilusoria apariencia, realzando de ese modo la divinidad del alma como única capaz de llegar al conocimiento de lo real. Podremos ver claramente ésta tendencia en el escrito platónico que hemos de analizar en este ensayo.

Por su parte, Dionisos representa lo inmediato, lo irracional, el instinto y la animalidad. Así como desde una perspectiva apolínea podríamos afirmar la necesidad de una escisión entre el sujeto cognoscente y el objeto a conocer para hacer posible algún tipo de conocimiento, lo dionisíaco más bien apunta a una fusión entre los dos, al fin de la individualidad. Ésta sería una posición nietzscheana sobre tal dicotomía, salvo por el hecho de que Nietzsche vincula a lo apolíneo con la apariencia de lo onírico, de modo tal que no es llevadero de la verdad, sino todo lo contrario: para él, la única forma de llegar al conocimiento de lo real es a través de lo dionisíaco, es decir, de la fusión con la verdad, con el Uno Primordial, como fin del principio de individuación que nos aleja de ella.

Se podría decir entonces que la constitución de la metafísica como exclusión o dominio de lo corpóreo, se refleja en el pensar mítico griego a través del sometimiento de lo dionisíaco a lo apolíneo, lo cual se manifiesta por demás evidente en el Fedón. En él se afirma que el alma es engañada por los sentidos, corrompida por la apariencia de lo corpóreo. El filósofo, que no busca los placeres carnales sino la sabiduría, desprecia al cuerpo y huye de él, porque considera que es un obstáculo en su búsqueda por la verdad. Por eso, espera ansioso su propia muerte, entendida esta como la separación entre el alma y la prisión corporal. Sócrates afirma, justamente, que los verdaderos filósofos trabajan durante toda su vida para prepararse a la muerte, haciendo todo lo posible para alejarse del cuerpo, con la pretensión de que su alma se encierre en sí misma y solo conozca desde sí. Es entonces cuando, pura al fin, puede verdaderamente conocer la verdad, acercándose a ella por afinidad.

Se dice que la filosofía es el consuelo del alma durante la vida sensible, que le hace saber que el cuerpo sufre de ilusiones, aconsejándole que se desligue de él cuanto pueda y que se encierre en sí misma, y que solo crea en sí

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