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Derechos Y Bienes


Enviado por   •  29 de Octubre de 2013  •  1.397 Palabras (6 Páginas)  •  268 Visitas

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Derechos y privilegios tienen en común el permitirnos acceder a algún bien, a cualquier bien, material o inmaterial. Se diferencian en que los derechos benefician a toda la población y los privilegios solamente a quienes poseen el factor o característica con la que se discrimina. El factor discriminante más recurrente y perverso para el orden social es la riqueza, aunque no es el único; como contrapartida, su carencia también lo es, así como lo son la edad, el sexo, la religión, la etnia, o cualquier rasgo distintivo que permita discriminar. La pobreza y/o vulnerabilidad, el género, la etnia, son discriminantes habituales en programas sociales.

Derechos y privilegios respecto del mismo bien, material o inmaterial, son mutuamente excluyentes por definición. Si el bien en cuestión está efectivamente al alcance de todos, sin exclusiones, se trata de un derecho. Si solamente está disponible para algunos, se trata de un privilegio, independiente del factor discriminante que se emplee.

Desde la perspectiva de cada ciudadano, el acceso a la educación, o bien es un derecho social, garantizado por el Estado, o bien es un privilegio al que acceden quienes tienen el discriminante adecuado, pero no puede ser ambos simultáneamente. Si el acceso no es universal en igualdad de condiciones, automáticamente se trata de un privilegio, aunque se trate de un privilegio “progresivo” porque tendería a reducir la inequidad en la distribución de la riqueza. Es la base del argumento de que es “más justo” que los hijos de los ricos paguen por su educación y el Estado se aboque solamente a facilitar –ni siquiera a financiar íntegramente- la educación de los pobres.

Eta propuesta discriminatoria, que está en la agenda de todos los candidatos y precandidatos a la Presidencia, es menos injusta que la actual situación en que se encuentra la educación chilena, basada en la discriminación regresiva en base al dinero, en que los pudientes pagan por darle educación de calidad a sus hijos y el Estado administra mezquinamente las sobras para atender la educación de los pobres.

Este escenario de propuestas es francamente desolador, porque significa que no tenemos esperanza de que el sistema realmente cambie de fondo con ninguno de los candidatos que llegue a la Moneda. A lo más, se escuchan vaguedades sobre “procesos paulatinos para extender la gratuidad en el futuro”.

Es desolador, porque el problema de fondo es que, por justiciero que parezca o popular que suene, es un error garrafal emplear el acceso a la educación como un instrumento de redistribución que favorezca a los más vulnerables. No porque no sea indispensable hacerlo, sino porque la educación no es el instrumento idóneo para llevarlo a cabo. Usarla para esos fines erosionará las bases de la sociedad más justa y solidaria que todos vocean querer construir, en lugar de fortalecerla. Construir una sociedad mejor, basada en el respeto y la cooperación, no puede erigirse sobre pilares que continúan institucionalizando las diferencias y los privilegios.

Inevitablemente me vienen a la memoria los versos de la hermosa canción de Víctor Jara pidiendo al Dios del Cielo “que la tortilla se vuelva” y que los ricos finalmente coman mierda. Son versos que recogen la impotencia y el sentir de los oprimidos de siempre, reclamando un lugar digno en la sociedad, pero no es posible instituir un orden social justo y sustentable en base al oprobio de algunos, por muy propia que parezca la ley del Talión.

Instrumentos idóneos abundan y debieran ser conocidos de sobra, especialmente por el Presidente Piñera, la expresidenta Bachelet y su exMinistro de Hacienda, partiendo por una reforma tributaria en serio, que permita asegurar que el Estado cuente con los recursos que se requieren para asegurarle a todos los niños y jóvenes de este país que tendrán acceso gratuito a su educación, desde la cuna hasta la Universidad y que ninguno será discriminado por tener o por carecer de medios económicos… o por cualquier otro motivo.

Me parece irresponsable y panfletario que se esgriman argumentos insistiendo que “hay poca plata” y que esos pocos pesos no deben favorecer a los que pueden pagar por educarse. Es irresponsable porque si no hay más pesos para pagar por la educación de todos los jóvenes de Chile, es porque alguien no hizo “la pega” (fueron muchos alguien en realidad), de asegurar

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