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Dialogos Socraticos


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2013  •  3.511 Palabras (15 Páginas)  •  454 Visitas

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Este dialogo me pareció muy interesante porque nos habla del día en que murió Sócrates, y como este paso sus últimos momentos hablando de la divinidad, del alma y de cómo el veía la muerte, y que esperaba alcanzar con ella (la verdadera sabiduría). El dialogo inicia con la conversación de EQUÉCRATES y FEDÓN. Fedón se encuentra relatando todo lo que ocurrió es día. Un día antes del juicio estaba la grinalda puesta en el navío que envían los atenienses a delos, nave en la que Teseo llevo a las 7 parejas y las salvo. Se hizo el voto a apolo de llevar cada año una peregrinación, por esta razón paso Sócrates mucho tiempo en la prisión, después su sentencia hasta su muerte cuenta Fedón que había en él un sentimiento extraño, una mezcla desacostumbrada de placer y dolor y sentía que Sócrates descendía al hades (la morada de los muertos) con cierta asistencia divina. Ese día se habían reunido más temprano por que se enteraron que el día anterior la nave había regresado de Etelos, los que se encontraban presentes ese día eran Apolodoro, que formaba parte del grupo de sus paisanos, juntamente con Critobulo, su padre: Hermógenes, Epígenes, Critón, Escluines y Antístenes, y estaban también Ctesipo el Peanieo, Menéxeno y algunos otros del país, Simmias el tebano, Cebes y Fedonda de Mégara, Euclides y Terpsión. Al entrar con Sócrates se encontraron con él a Jantipa (esposa) con su hijo en brazos la cual al verlos rompió en llanto, Sócrates ordeno a Critón que llevara a la mujer a casa, Sócrates por su parte, sentado en la cama, doblo la pierna, restregándola con la mano y al tiempo que la flexionaba dijo ¡Que cosa más extraña, amigos, parece eso que los hombres llaman placer! ¡Cual sorprendentemente está unido a lo que semeja su contrario: el dolor! Como si fueran dos seres ligados a una única cabeza. Cebes le pregunta a Sócrates ¿en que se basan los que dicen que no es licito darse muerte así mismo?. Lo que se dice en los misterios sobre esto, que los hombres estamos en una especie de pre cilio y que no debe liberarse uno a sí mismo ni evadirse de él, hasta que la divinidad envié un motivo impreso, ya que somos sus posiciones. Al morir llegamos junto a dioses buenos que tienen reservado algo a los muertos, mucho mejor para los buenos que para los malos. Dice Sócrates que la muerte no es otra cosa que la separación del alma y el cuerpo y quedan separados solo en sí mismo; ¿cuándo alcanza el alma la verdad?, Pues siempre que intenta examinar algo juntamente con el cuerpo, está claro que es engañada por él. Al reflexiona, más que en ninguna otra ocasión se le muestra con evidencia alguna realidad, y la ocasión en que reflexiona mejor es cuando no la perturba ni el oído, ni la vista, ni dolor, ni placer alguno, sino que, mandando a paseo el cuerpo, se queda en lo posible sola consigo mismo y aspira a alcanzar la realidad. Es por esto que Sócrates no le afligía el hecho de que moriría sin que al parecer lo esperaba para por fin alcanzar el verdadero conocimiento. Sócrates le explica a Simmias que un verdadero filósofo es aquel que ama la sabiduría, no le tendría miedo a la muerte ya que han estado viviendo en un estado parecido a ella, que sería tonto el sentir temor por alcanzar lo que han estado buscando. Dice Sócrates que la sabiduría es lo único por lo que vale la pena dar todo, Por ella y con ella quizá se compre y se venda de verdad la valentía, la moderación, la justicia y, en una palabra, la verdadera virtud; con la sabiduría tan sólo, se añadan o no los placeres y los temores y todas las demás cosas de ese tipo. Pero si se cambian entre sí, separadas de la sabiduría, es muy probable que una virtud semejante sea una mera apariencia, una virtud en realidad propia de esclavos y que no tiene nada de sano ni de verdadero. Por el contrario, la verdadera realidad tal vez sea una purificación de todas las cosas de este tipo, y asimismo la moderación, la justicia, la valentía y la misma sabiduría, un medio de purificación. Entonces cebes toma la palabra y le dice a Sócrates que aunque todo lo que ha dicho le parece bien, aún existe en algunos hombres dudas respecto al recelo que tienen de que, una vez que él alma se separe del cuerpo, ya no exista en ninguna parte, sino que se destruya y perezca en el mismo día en que el hombre muera, y que tan pronto como se separe del cuerpo y de él salga, disipándose y ya no exista en ninguna parte. Que tal vez requiera una justificación y una demostración no pequeña eso de que existe el alma cuando el hombre ha muerto, y tiene capacidad de obrar y entendimiento. A lo que respondió Sócrates ¿tienen una existencia en el Hades las almas de los finados o no? Pues existe una antigua tradición, que hemos mencionado, que dice que, llegadas de este mundo al otro las almas, existen allí y de nuevo vuelven acá, naciendo de los muertos. Y si esto es verdad, si de los muertos renacen los vivos, ¿qué otra cosa cabe afirmar sino que nuestras almas tienen una existencia en el otro mundo?; pues no podrían volver a nacer si no existieran. Y la prueba suficiente de que esto es verdad sería el demostrar de una manera evidente que los vivos no tienen otro origen que los muertos. El afirma que todo procede de su contrario, el despertar del dormir así como el vivir de la muerte y que si no hubiera una correspondencia constante en el nacimiento de unas cosas con el de otras como si se movieran en círculo, sino que la generación fuera en línea recta, tan sólo de uno de los dos términos a su contrario, sin que de nuevo doblara la meta en dirección al otro, ni recorriera el camino en sentido inverso, todas las cosas acabarían por tener la misma forma, experimentar el mismo cambio, y cesarían de producirse, por ejemplo si muriera todo cuanto participa de la vida, y, después de morir, permaneciera lo que está muerto en dicha forma sin volver de nuevo a la vida, ¿no sería de gran necesidad que todo acabara por morir y nada viviera? Pues aun en el caso de que lo que vive naciera de las demás cosas que tienen vida, si lo que vive muere, ¿qué medio habría de impedir que todo se consumiera en la muerte?. A lo que cebes está de acuerdo y comenta: Sócrates, tú sueles con tanta frecuencia repetir, de que el aprender no es sino el recordar, resulta también, si dicho argumento no es falso, que es necesario que nosotros hayamos aprendido en un tiempo anterior lo que ahora recordamos. Mas esto es imposible, a no ser que existiera nuestra alma en alguna parte antes de llegar a estar en esta figura humana. De suerte que también según esto parece que el alma es algo inmortal. Pero en ese momento Simmias replico ¿cuáles son las pruebas de esto? Y cebes le contesto al ser interrogados los hombres, si se les hace la pregunta bien, responden de por sí todo tal y como es; y ciertamente no serían capaces de hacerlo si el conocimiento y el concepto

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