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Diálogo entre Gadamer y Adorno en torno a una definición del arte

raphaela68Tutorial9 de Agosto de 2011

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Diálogo entre Gadamer y Adorno en torno a una definición del arte

Florencia Abadi

En La actualidad de lo bello Gadamer se propone encontrar algunos rasgos que pertenezcan al arte de todos los tiempos. Su objetivo se funda en la creencia de que la llamada "muerte del arte" por Hegel (entendida como la escisión entre arte y religión), no marca una ruptura sobre la cual no sea posible construir un puente, sino que por el contrario, es un acontecimiento que nos exige comprender por qué hablamos de arte tanto para referimos al arte antiguo como al moderno. A través de las categorías de "juego", "símbolo" y "fiesta" Gadamer construye una definición del arte que, como muestra su obra Verdad y Método, está vinculada a las nociones de verdad y de conocimiento. Los tres conceptos mencionados aluden a modos de ser del hombre, por lo que su definición contiene un fundamento antropológico; y la verdad y el conocimiento que proporciona el arte también será sobre nosotros mismos. La tesis gadameriana incluye, por lo tanto, elementos ajenos a la esfera del arte, como aspectos de nuestra naturaleza o cultura.

En las antípodas, Adorno cree que una definición del arte no debe basarse en las invariantes de éste a través del tiempo, sino que su concepto se encuentra en el mismo proceso dinámico que se produce en la historia. Su propuesta intenta captar cómo y por qué se modifica el arte. "El arte extrae su concepto de las cambiantes constelaciones históricas. Su concepto no puede definirse" . Adorno describe por lo tanto una ley de desarrollo que es específica de la dimensión artística y marca una ruptura con otras esferas. El arte constituye en su teoría un ámbito separado del resto, que niega el mundo al que se enfrenta.

Como vemos, ambas concepciones buscan salvar la fisura que se produce con el arte moderno, y por eso también la relación que establecen entre arte y verdad será peculiar en ambos casos, ya que se intenta conservar una noción de verdad que esté separada del ámbito religioso (del cual se "autonomizó") y el científico (que ocupó el lugar de la verdad). Esto cobra relevancia ante posturas como las de Foucault (en comunidad de discurso con Blanchot y Bataille, entre otros) que postula que la literatura surge en el siglo XIX ("...la literatura, desde que existe, desde el siglo XIX..." ).

Antes de comenzar a desarrollar las tesis de Gadamer y de Adorno creemos necesario dilucidar las posiciones de ambos autores frente a la tesis hegeliana de la muerte del arte, que expone esta ruptura que buscan recomponer.

Hegel y la muerte del arte

¿Por qué Hegel dice que el arte ha muerto? ¿Qué significa afirmar el carácter de pasado del arte? Si bien resulta obvio que lo que muere no es la creatividad capaz de producir arte, creemos con Rafael Argullol que tampoco es fructífero ser absolutamente fieles al sistema hegeliano para extraer lo más rico de la propuesta, y suponer que se trata de una conciencia artística que desbordada, "insuficiente ya en la gran marcha histórica hacia la autoconciencia, deja lugar a la superior misión de las conciencias religiosa y filósofica". Sostenemos que la muerte del arte de la que habla Hegel debe ser interpretada como la muerte de la verdad en el ámbito del arte, y que esto significa que, no siendo ya un elemento "evidente" de la cultura, requiere que se lo justifique, que se lo explique (ya no hay una integración espontánea del arte en la comunidad). El arte moderno tendrá la suerte de ser autónomo, lo que le brindará una inmensa libertad. El artista podrá crear de acuerdo a sus propios intereses. Por otro lado, sin esa verdad, el arte quedará en un lugar incierto, sin reglas objetivas que lo legitimen y, por lo tanto, con una gran necesidad de legitimación. En esta encrucijada podemos pensar el intento de la conciencia burguesa de hallar el para qué del arte (o sea de justificarlo) en el goce artístico, intento que denuncia Adorno.

Esta lectura de la tesis de Hegel es compatible con el uso que hacen de ella tanto Gadamer como Adorno, quienes la interpretan de manera tal que resulte útil a sus fines argumentativos, reconociendo ambos la importancia capital de la misma. Adorno asume que algo ha sucedido en la historia que ha dejado al arte en un lugar diferente al que poseía y más problemático: el arte ha perdido su evidencia, y eso nos compromete a realizar una reflexión profunda. Luego de haber abandonado la función cultual que cumplió durante siglos, el arte se sostuvo gracias a la idea de humanidad, "que se desmoronó en la medida en que la sociedad se fue haciendo menos humana"."El lugar del arte se ha vuelto incierto", pero su autonomía se ha asentado para siempre y el lugar seguro y cómodo que el arte ocupaba previamente es irrecuperable. Desde la perspectiva de Adorno la postura de Hegel está de acuerdo con la idea del devenir del arte, de su proceso, lo que le sirve para afirmar que es este desarrollo lo fundamental para pensar el fenómeno del arte. Hegel podría estar pensando en la muerte del arte como en el nacimiento de éste, lo importante sería detectar ese punto de inflexión.

Gadamer cree que la exigencia de una legitimación del arte recorre toda la historia de occidente, desde el socratismo hasta la Reforma, pasando por la cultura antigua tardía, el imperio romano y el cristianismo. Si bien no niega que la situación del siglo XX deba ser considerada como una "ruptura con una tradición unificada", insiste en sostener la continuidad (y la invariancia) aún respecto de la ruptura. Para poder realizar actualmente la tan añorada legitimación, debemos en su opinión "poner de manifiesto los fundamentos antropológicos sobre los que descansa el fenómeno del arte". Dentro de este marco, la muerte del arte es comprendida como la separación de lo divino y lo artístico, provocada por la llegada del cristianismo.

Para la concepción adorniana, la posibilidad del fin del arte, más allá de la tesis hegeliana, tiene suma relevancia: ¿puede cortarse ese devenir del arte, ese proceso a través del cual el arte llega a ser? Adorno decide de forma explícita no tomar una posición concluyente al respecto. Por un lado se opone al pesimismo apocalíptico: "hoy la estética no tiene poder ninguno para decidir si ha de convertirse en la nota necrológica del arte y ni siquiera le está permitido desempeñar el papel de orador fúnebre..." . Por otro lado advierte que "esto no debe desviarnos hacia el falso optimismo histórico-filosófico de la fe en el espíritu invencible".

Creemos que la tesis de Hegel puede interpretarse como emparentada con la idea del desencantamiento del mundo de Max Weber, y en cierto sentido con la afirmación de Adorno sobre la imposibilidad de escribir poemas después de Auschwitz. El arte estaría ligado a cierto “encanto” del mundo. Podemos pensar que para Adorno no basta con la secularización del mundo para desencantarlo, ya que la humanidad, “lo humano”, puede bastarse por sí mismo. Lo que se destruye en los campos de concentración es esta última posibilidad; puede haber arte sin dios, pero no puede haber arte sin hombre, o con un hombre deshumanizado, lo cual es lo mismo.

Las invariantes de Gadamer

Gadamer presenta el problema: "Un primer presupuesto será que ambos <el antiguo y el moderno> son arte, que ambos han de ser considerados conjuntamente", pero, "¿en qué sentido puede incluirse lo que el arte fue y lo que el arte es hoy en un mismo concepto común que abarque a ambos?"

La continuidad que Gadamer establece entre la tradición artística o el arte antiguo y el arte moderno se funda en una continuidad de tipo ontológica: todo arte es símbolo, es juego y es fiesta. Para construir este puente o esta unidad del arte se sirve de elementos antropológicos - más específicamente la experiencia antropológica del arte -, considerando a ésta como el fundamento común a ambos períodos. Su método, que implica encontrar lo común en lo diferente, remite a Platón, autor a quien alude con frecuencia. Esto resulta interesante teniendo en cuenta el esencialismo gadameriano, ya que estos rasgos del arte aparecen en su teoría como las esencias del mismo. "Pues nuestra pregunta es: ¿qué es el arte?" , y su inquietud recuerda al ti estí platónico-socrático.

El juego es para Gadamer la noción fundamental para comprender de qué se trata la experiencia artística. El autor desliza una estrategia argumentativa que no siempre resulta satisfactoria, y que por momentos se vuelve netamente falaciosa: el arte es juego, el juego tiene la característica "x", luego el arte tiene la característica "x". Paralelamente, y sin destacar los problemas que esto trae para su análisis, se ocupa en varios pasajes de aclarar que el arte es un tipo especial de juego, por lo que algunos juegos no producen una relación analógica con él. Intentaremos seguir estos argumentos para dilucidar las características atribuidas al arte por el autor.

1) El juego es "una función elemental de la vida humana, hasta el punto de que no se puede pensar en absoluto la cultura humana sin un componente lúdico" . A través de esta afirmación, y procediendo como anticipamos, Gadamer intenta demostrar una tendencia natural del hombre al arte. Muchos problemas quedan resueltos desde aquí: el de buscar el momento en que se originó el arte (ya que siempre lo hubo), el de un para qué del arte (ya que su causa estriba en una necesidad "innata" del hombre) y, principalmente, el problema

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