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EL GRAN CONCEPTO COMO BASE DE LA ESTRATEGIA DE ACTUACIÓN


Enviado por   •  14 de Agosto de 2015  •  Apuntes  •  4.133 Palabras (17 Páginas)  •  262 Visitas

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EVALUACIÓN: CONCEPTO, TIPOLOGÍA Y OBJETIVOS

EL CONCEPTO COMO BASE DE LA ESTRATEGIA DE ACTUACIÓN

La evolución del concepto de evaluación, éste se ha ido transformando y ha ido incorporando nuevos elementos a su definición según sus aplicaciones y las virtualidades que ofrece en los diferentes ámbitos de su aplicación.

En el campo educativo se pretendió medir el progreso del alumno cuantificando lo aprendido. Ello hace que se equipare a "medida" y que durante muchos años (demasiados, ya que en ocasiones llega hasta nuestros días) lo que se intente al evaluar es medir la cantidad de conocimientos dominados por los alumnos. Las cabezas bien llenas a las que aludía Montaigne han resultado objeto principal de la evaluación de aprendizajes. La cita de Alejandro Calí (1934,34 Y37), es expresiva de esta situación, en exceso generalizada: "Otros sistemas de control también equívocos: son las puntuaciones y los exámenes. En el primero se han dicho verdaderas filigranas  de combinación y calculo que tienen toda la apariencia  de una determinación objetiva de conocimientos, la base del cálculo de las puntuaciones son las notas dadas  por los maestros de una manera fundamentalmente arbitraria.

La obra de Galí se titula La medida objetiva del trabajo escolar. Esa influencia empresarial trasvasada a la educación en algunas de sus expresiones: "El maestro puede decirse que no ha dado un paso en el deseo de precisar las ganancias de su negocio, tan apreciable al menos como el del comerciante" (1934, 29).

Rice es el primer psicólogo que aplica una prueba formal para medir la ortografía de 90.000 escolares (1897-1898) y Thorndike elabora la primera escala graduada para "la escritura a mano de los niños" en 1909, que se publica en 1912. Siguieron los test y escalas de Courtis, Ayres, Hillegas, Buckingham y otros, sobre materias tales como aritmética, escritura, composición y ortografía. Paralelamente, en 1905 aparece la escala de inteligencia Binet-Simon, revisada en 1908 y 1911, con el concepto de edad mental (versión de 1908). Su adaptación a Estados Unidos data de 1916: Escala de inteligencia Stanford-Binet, cuya versión determinan que incorpora el concepto de cociente intelectual la más aceptada y difundida.

 la "evaluación" (término y concepto de aparición reciente en el campo de la pedagogía, pues los trabajos datan de este siglo, como antes ha quedado apuntado) ha sido interpretada como sinónimo de "medida" durante el más largo periodo de la historia pedagógica, las concepciones diferentes que se poseen en relación con la formación de la persona y con los modos peculiares que ésta tiene de aprender; evidentemente y desde una óptica estrictamente educativa, con la intencionalidad clara de aprovechar al máximo la evaluación para optimizar los procesos educativos.

Se hace patente una divergencia entre los conceptos de evaluación que se manejan a nivel teórico y la práctica real en las aulas. Los profesionales que nos dedicamos a la educación estamos de acuerdo en la necesidad de incorporar a los procesos de enseñanza un modelo de evaluación cualitativo, que sea capaz de ofrecer datos enriquecedores acerca del desarrollo del alumnado y no sólo de los resultados que obtiene a través de medios no precisamente muy fiables, que ya  Anticipaba Alejandro Calí. Como consecuencia, una evaluación que constituya un elemento curricular más y que ayude a mejorar todo tipo de aprendizajes. Esta postura se hace palpable en las obras de muchos autores que así lo ponen de manifiesto (Weiss, R.S. y Rein, M.: 1972; Parlett, M. y Hamilton, D.: 1976; Cuba, E.C.: 1978: Fernández Pérez, M.: 1988; Rosales, c.: 1990; Santos Guerra, MA: 1993) y en el intercambio de opiniones y experiencias con numerosos profesores.

La evaluación es importante, pero no como elemento de poder o de mantenimiento de la disciplina, no como instrumento para la promoción u obtención de un título, no como exclusivo factor de comprobación de lo que se "aprende", nunca como fin de la educación (que es lo que resulta ser en muchos casos para demasiados alumnos, profesores, padres o directivos). No se enseña para "aprobar". Se enseña y se aprende para alcanzar una plena e integral formación como persona, la evaluación, como elemento central de los procesos reales de enseñanza que ocurren cada día en la comunicación entre jóvenes y adultos y que, como comprobamos antes en una somera enumeración de ejemplos comunes, llega a desfigurar las metas y el camino que en principio conforman el proceso educativo.

La evaluación aplicada a la enseñanza y el aprendizaje consiste en un proceso sistemático y riguroso de obtención de datos, incorporado al proceso educativo desde su comienzo, de manera que sea posible disponer de información continua y significativa para conocer la situación, formar juicios de valor con aspecto a ella y tomar las decisiones adecuadas para proseguir la actividad educativa mejorándola progresivamente.

De un modo más general y para cualquiera de las funciones que puede desempeñar en el campo educativo, se podría definir como una obtención de información rigurosa y sistemática para contar con datos válidos y fiables acerca de una situación con objeto deformar y emitir un juicio de valor con respecto a ella. En  segundo planteamiento, la evaluación aplicada puede ser puntual y sumativa, con la finalidad de comprobar lo conseguido o su mayor o menor mérito ante lo que se pretendía en el proyecto inicial. Como el objeto de esta obra es realizar una propuesta para la evaluación de los procesos de enseñanza y aprendizaje, el modelo de evaluación al que nos referiremos es fundamentalmente cualitativo y formativo, que es el que consideramos válido y adecuado para evaluar los procesos de formación humana y de cualquier situación en la que lo humano sea prioritario  Es el modelo que ofrece mayor riqueza de datos útiles para comprender en toda su amplitud y profundidad el proceder de las personas y que permite, la posibilidad de intervenir y perfeccionar su desenvolvimiento o actuación. En este sentido comenta Stufflebeam: "El propósito más importante de la evaluación no es demostrar, sino perfeccionar... "(Stufflebeam, D.L. y Shink.field, AJ.: 1987, 175), afirmación que comparto por entero.

Pero si estamos empeñados en que cambie (para mejor) la imagen y el sentido de la evaluación, la clave está en:

a) Detectar el error de aprendizaje en el momento en que se produce, de manera que surta efectos para la aclaración de determinadas cuestiones no comprendidas adecuadamente y el alumno pueda continuar avanzando en su formación sin rémoras por conceptos mal adquiridos, procedimientos no utilizados o actitudes negativas en el grupo o frente al trabajo.

h) En consecuencia, ese error detectado no tiene efectos sancionadores, puesto que de él no se deriva una "calificación" negativa, cosa que sí ocurriría si se comprobara en un examen. El error, en este último supuesto, no sería ya una llamada de atención para superar una disfunción de aprendizaje, sino que se convertiría en un elemento para emitir un juicio negativo de ese alumno en relación con los objetivos pretendidos.

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