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EL Pensamiento Liberal De Locke

IrvinFCPyS21 de Noviembre de 2014

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John Locke:

Orígenes y fundamentos del pensamiento liberal, político y económico.

John Locke es uno de los principales referentes filosóficos-políticos de su época (1632-1704), formó parte de la escuela de derecho natural, o iusnaturalismo, que marcó el pensamiento filosófico político de los siglos XVII y XVIII. Es reconocido como uno de los fundadores del liberalismo moderno. Contribuyó tanto al progreso del pensamiento filosófico, como al económico, de la política; ya que mientras trataba de explorar las bases legítimas del establecimiento de la sociedad civil, logró hacer aportaciones imprescindibles en el rubro de lo económico, lo cual aportó una base filosófica a la legitimidad de la sociedad económica de aquellos años.

Este ensayo tiene como fin, el mostrar la relación que existe entre el origen de lo político y económico, en el pensamiento de Locke, plasmado en sus principales obras. Puesto que para entender su filosofía política, es imprescindible el describir, tanto sus bases del origen político, como del económico; por lo tanto, haré el recuento y análisis de su teoría sobre el estado natural del ser humano, a fin de hallar los puntos clave que lo llevaron a hacer sus premisas principales. Así mismo, se centrará sobre el principio en el que Locke fundó sus obras, la doctrina de la libertad humana.

Locke describe los fundamentos filosóficos de la actividad económica en su principal obra sobre filosofía política, el Segundo ensayo sobre gobierno civil. Esta obra, junto con el Primer ensayo sobre gobierno civil, se originó por su rotundo rechazo al argumento sobre el derecho divino de los reyes. Ambas obras, cabe mencionar, fueron escritas conforme al contexto de la revolución contra Carlos II en el año de 1680 en Inglaterra. Por lo tanto, al mostrarse a favor de la revolución, Locke vio la oportunidad de establecer en el Segundo tratado el aspecto moral de cambiar los gobernantes por las fuerzas de las circunstancias extremas, lo que significaba que tenía que establecer una autoridad superior al gobernante civil para legitimar dicha revolución

Locke encontró esta autoridad en una teoría del derecho natural que implicaba una correspondiente teoría de los derechos naturales de los individuos, aparte de garantizar los derechos como ciudadanos. Sostuvo que el derecho natural dictaba que la fuente última de la soberanía política era el individuo, y que un Estado sólo podía surgir a partir de que un grupo de individuos soberanos le convenía establecer un contrato para abandonar algunas de sus derechos individuales, cediéndoles a un gobernante en común.

A cambio, el gobernante convendría en proteger los intereses de ellos o sufrir las consecuencias de no cumplir con su parte del contrato: la deposición de su cargo y su reemplazo por un gobernante más apropiado. Pero antes de continuar desarrollando sus aportaciones sobre la sociedad civil y el gobierno, es necesario describir a detalle el estado de naturaleza expuesto en sus primeros capítulos del Segundo tratado, pues es justo allí, donde explica cómo los derechos naturales de los hombres garantizan su derecho a la propiedad, a la conservación, y a la formación –y así mismo a la disolución- de sus gobiernos.

La concepción de un estado de naturaleza fue uno de los rasgos más característicos de la corriente filosófica del contractualismo en los siglos XVII y XVIII. La función principal que tuvo al tratar el estado de naturaleza, fue el de ser una herramienta analítica para revelar la esencia del gobierno, al mostrar un escenario con la ausencia de éste. Para Locke, un estado de naturaleza era definido por el hecho de que no hay una autoridad civil convenida para que gobierne las acciones de los hombres. Así afirmó que en ausencia de un gobierno civil o un poder político, todos los hombres son libres e iguales en el sentido de que ninguno tiene un derecho natural a gobernar a los demás, ya que todo individuo se encontraba en igualdad.

Entonces debe considerarse, primeramente, el estado natural en que se encuentran todos los hombres, cuyas características principales son el estado de igualdad y libertad, ya que la libertad natural deviene de la igualdad natural.

“no habiendo nada más evidente que el hecho de que las criaturas de las misma especie y condición, heterogéneamente nacidas para participar exactamente de los mismo beneficios de la naturaleza y el para el uso de mismas facultades, debe haber también igualdad entre ellas, sin subordinación ni sometimiento.

Sin embargo, es incorrecto pensar que la libertad natural significa que los hombres puedan hacer todo lo que quieran, ya que dicho estado, debe regirse bajo un ley de la naturaleza, la cual obligue a los hombres a la conservación de sí mismos y al del resto de la humanidad. El deseo de propia conservación determina el comportamiento del hombre; puesto que el hombre no puede comportarse de otra manera. Este comportamiento no puede ser errado ya que “dios y la naturaleza no permiten nunca que el hombre se abandone al punto al punto de descuidar su propia conservación”.

Por lo tanto, para que la ley natural pueda tener vigencia en el estado de naturaleza alguien debe ejecutarla; a lo que Locke indica que la aplicación de la ley natural en el estado de naturaleza queda en manos de todos los hombres, asumiendo que ésta será ejecutada bajo una racionalidad humana para fines de paz y buena voluntad.

Pero el inconveniente de este estado de naturaleza está precisamente en que todos pueden castigar igualmente la violación de la ley natural, es decir, que todos pueden ser jueces en su propia causa cuando algún individuo abuse de su libertad; y quien es juez de sus propias causas, está expuesto a perder la racionalidad e imparcialidad al tratarse de conservarse así mismo. Esto daría paso a una serie de conflictos que ocasionarían el paso a un estado de guerra.

Es prudente no confundir el estado de naturaleza y el estado de guerra, debido a dichos estados no son iguales y sin embargo, tampoco son opuestos. Su diferencia radica en que no son estados de la misma clase. El estado de naturaleza existe si no hay un uso de la fuerza sin derecho; mientas que en el estado de guerra –al contrario- introduce el elemento del uso de la fuerza sin derecho, sin justicia y sin autoridad. El uso de la fuerza sin autoridad siempre coloca a quien la emplea en estado de guerra; así pues, es el uso injusto de la fuerza que coloca a un hombre en estado de guerra con otro.

“La falta de un juez común con autoridad con autoridad coloca a todos los hombres en un estado de naturaleza; la fuerza sin derecho contra la persona la persona de un hombre, crea un estado de guerra [...]”

Es oportuno señalar que para Locke, esto significa que en el estado de naturaleza, y así mismo en el de sociedad, algunas épocas prevalece un estado de paz y en otras épocas un estado de guerra. El estado de guerra sólo puede existir en la sociedad civil cuando la fuerza del juez común resulta ineficaz. En el estado de naturaleza cada individuo posee el poder ejecutivo de la ley natural, y aunque la ley natural es inteligible y forzosa para un ser racional y estudioso de ésta; los hombres ignorantes llevados por su propio interés, tienden a no aceptar la ley natural como norma obligada cuando se trata de aplicarla a sus acciones particulares.

De la forma recién descrita, el estado de guerra puede ocurrir tanto en la sociedad civil al igual que en el estado de naturaleza. Sin embargo, considerando sus diferencias, es de mayor posibilidad que la guerra se inicie en el estado de naturaleza que en la sociedad civil, y, una vez iniciada, es también más difícil que concluya en el estado de naturaleza puesto que la fuerza no puede dejar paso a la decisión imparcial de la ley, como sí sucede en el caso de la sociedad civil.

Por lo tanto, al resultar difícil reconducir la situación de guerra a la condición de paz en el estado de naturaleza, la única vía para de generar una paz permanente viable, es la institución de la sociedad civil. La única vía para salir del estado de naturaleza y crear la sociedad civil es la estipulación del pacto social. Este acuerdo representa la manifestación libre y voluntaria del consenso de cada individuo para abandonar el estado de naturaleza:

“todos los hombres se encuentran naturalmente en el estado de naturaleza, y en él permanecen hasta que, por sus consenso, se convierten en miembros de una sociedad política […].”

Pero ¿cuál es el factor principal que lleva a Locke a proponer el establecimiento de una sociedad civil? Hago esta pregunta, porque como ya lo había mencionado anteriormente, el estado de guerra puede también darse en la sociedad civil, en el caso de que la fuerza del juez común resulte ineficaz; lo que nos traería de vuelta al estado de naturaleza. Y si bien –como ya también mencioné- dentro de la sociedad civil es más viable retornar a un estado de paz, que dentro del estado de naturaleza, existe otro motivo por el cual Locke opta por la formación de una sociedad civil y cuya importancia será el eje de desarrollo del resto de este trabajo. ¿A qué me estoy refiriendo? a continuación desarrollaré puntualmente mi hipótesis.

La doctrina de Locke, -como es bien sabido- generalmente se opone a la mayoría de las teorías estipuladas por otro de los contractualistas más relevantes, Thomas Hobbes; pero si hay un punto en que coinciden es en la afirmación de que un gobierno civil es el remedio apropiado para los inconvenientes del estado de naturaleza. Sin embargo, hay una diferencia clave entre las premisas de ambos, puesto que la amenaza principal de la

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