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ENSAYO SOBRE HEGEL


Enviado por   •  28 de Mayo de 2013  •  2.393 Palabras (10 Páginas)  •  882 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Para Hegel el mundo tiene una belleza descarnada, metafísica y abstracta, la belleza de la razón, la fría lógica de la razón.

La belleza del mundo y de la historia se pone de manifiesto en el mecanismo lógico conceptual que funciona a la perfección.

Es un sistema bello en tanto que es lógico hasta el detalle más insignificante.

Según Hegel todas las tragedias de la humanidad son necesarias en un momento dado, de acuerdo al estado del desarrollo del espíritu.

Para él la felicidad, el gozo o la satisfacción no es el principal objetivo del hombre, sino el deber del intelecto, del conocimiento y de la razón.

El hombre tiene que aceptar las cosas de la realidad como son y esto será positivo para él.

La historia nos muestra que la felicidad no se encuentra en los grandes acontecimientos y que los héroes no tienen una vida cómoda.

El altruismo para Hegel es impedir que las personas se ganen la propia dignidad de lograr las cosas que le corresponden por si mismo, por lo tanto, la preocupación por el prójimo no es la característica de los grandes hombres, así como tampoco la dialéctica de la historia tiene en cuenta el bienestar de los hombres particulares.

Para este filósofo los momentos felices de la historia fueron páginas en blanco.

Hegel condena al inconformista que se cree superior al mundo en que vive. El mejor hombre es el que comprende mejor su mundo, su realidad, su tiempo y el que puede reconciliarse con su circunstancia.

La filosofía hegeliana es un idealismo por considerar a la idea como base de todo conocimiento, para lograr la comprensión más auténtica de la realidad.

Hegel, al contrario de Marx, es a la vez idealista y espiritualista, porque considera que tanto la idea como el espíritu son la esencia de la realidad.

El espíritu universal que rige el mundo es la sustancia como principio creador, que a través de la razón intelectiva de la humanidad toma conciencia de si mismo y se conoce.

Para Hegel, la idea es la realidad efectiva. Esta idea no se opone a la materia porque la auténtica realidad tiene una existencia sensible que también es razón y espíritu, que además de existir tiene una razón para existir.

El interés de Hegel está centrado en las cosas que existen que tienen una razón, que se pueden comprender, que tienen espíritu.

Los filósofos pueden ver detrás de la auténtica realidad una profunda razón que se puede entender y conocer y que responde a una ley oculta.

Hegel sabe que nadie puede entender el sentido de los acontecimientos de buenas a primeras y que los hechos puedan ser considerados como meros accidentes sin razón; porque la tendencia del hombre es evaluar los hechos según su propia manía o enfermedad y guiado por sus emociones, sus sentimientos o sus pasiones, y es la perspectiva del que contempla la que impide reconocer la grandeza.

Hegel cree que sólo desde la fría mirada de la filosofía a lo largo de la historia se puede conocer y comprender la verdadera realidad, su necesidad y su fin.

No afirma que todo necesariamente sea racional y real sino por el contrario que lo verdaderamente real y racional es poco, pero ese poco es lo que le da sentido a todo, porque es imposible conocer cualquier cosa racionalmente separada totalmente de las otras.

DESARROLLO

La dialéctica.

La dialéctica de Hegel es una fuente constante de irritación. Incluso a aquellas personas que han sabido atravesar el torbellino lógico del Parménides de Platón, les produce una mezcla de decepción lógica y entusiasmo especulativo. Por mucho que pueda decirse sobre las cavilaciones lógicas de la dialéctica, por mucho que pueda, asimismo, preferirse la «lógica de la investigación» a la «lógica del concepto», la verdad es que la filosofía no es simplemente investigación. La filosofía ha de incorporar, dentro de sí misma, la anticipación de la totalidad que impulsa a nuestra voluntad de saber y que se plasma en la totalidad de nuestro acceso al mundo por medio del lenguaje, y debe dar cuenta de ello por la vía del pensamiento. Ésta es una necesidad insoslayable de la razón humana, incluso en la era de la ciencia y de la particularización de la misma, que prolifera en todas las direcciones de la investigación especia-[10]-lizada. La filosofía no puede, pues, desdeñar la oferta del pensamiento dialéctico. Habiéndome educado en el bien montado taller conceptual de la fenomenología, y tras haber sido llevado primero por Nicolai Hartmann y después por Martin Heidegger a una confrontación con la lógica de Hegel, me ha estimulado el desamparo que se siente al tener que encararse con la pretensión hegeliana de restaurar la idea de demostración filosófica. Así, a lo largo de decenios, me ha acompañado la tarea de introducir claridad en la productiva oscuridad del pensamiento dialéctico y aprender a exhibir la sustancia de su contenido. A pesar de estos decenios de esfuerzos, el resultado fue sólo discreto. Entre el Escila de la pedante clarificación lógica y el Caribdis de la incontrolada entrega al juego dialéctico, era difícil mantenerse en el punto medio. Pero inmensamente más difícil resultaba poder comunicar lo que había logrado verificar, siguiendo el curso del pensamiento especulativo, sin volver a convertirlo en enigma. Sin la ayuda que puede ofrecer el sustrato griego que hay en el pensamiento de Hegel, mi

Con Hegel, el idealismo alemán adquiere su máxima expresión y desarrollo y abre un horizonte de reflexión filosófica que, con su perspectiva y problemática, se arraigó profundamente en el pensamiento filosófico posthegeliano. Indudablemente, Hegel expresa la síntesis última y plena realización conceptual de ese movimiento filosófico que tiene sus raíces en Kant y que continúa ulteriormente en Fichte y Schelling. Esto se puede constatar —sin profundizar desde luego en la cuestión— al analizar los temas mejor logrados en la filosofía hegeliana —una concepción clara de la dialéctica de lo real y una concepción totalizadora del proceso histórico— que, de algún modo, ya se venían prefigurando en la problemática pre-hegeliana, especialmente en los autores mencionados. Como escribe E. Terrón, en el “Prólogo” a la Introducción a la Historia de la filosofía de Hegel: “la filosofía de Hegel es la última gran filosofía especulativa.

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