EPICTETO

Epicteto describe, que hay ciertas cosas que dependen de nosotros mismos, como nuestros juicios, nuestras operaciones. Otras hay también que no dependen de nosotros como por ejemplo: el cuerpo, las riquezas, la reputación, el poder; en una palabra todo aquello que no es de nuestra operación.

Para Epicteto, una vida feliz y una vida virtuosa son lo mismo. Pero llevar una vida buena no significa seguir simplemente una lista de preceptos morales, sino poner nuestras acciones, y deseos en armonía con la naturaleza.

¿Cómo puedo yo encontrar mi felicidad? Según el manual de vida de Epicteto.

Principalmente este último nos menciona: Que algunas cosas están bajo nuestro control y otras no. tras haber hecho frente a esta regla fundamental y haber aprendido a distinguir entre lo que podemos controlar y lo que no. (Epicteto, p. 2). Entonces al comprender esto comenzara nuestra felicidad y libertad. Después de esto último, y por consiguiente, tengo que disponerme a ocuparme de mis propios y verdaderos asuntos, sin mirar lo de los demás, para que nada, ni nadie puedan hacerme actuar contra mi propia voluntad. Serás auténticamente libre y eficaz, pues darás buen uso a tus esfuerzos en lugar de malgastarlos criticando u oponiéndote a los demás. (Epicteto, p. 3).

Debo de tener una buena actitud, ante cualquier cosa desagradable, estar consiente que hay cosas buenas y malas, a las cuales soy susceptible a vivir, no debo caer en el deseo de cosas inalcanzables, porque podría traerme decepción, y a su vez podría estar descuidando cosas, que si están bajo mi control, o cosas alcanzables. Tengo que dejar  que las cosas que no están bajo mi control, como enfermedades y muertes pasen, porque evitarlas sería algo inútil, y podría resultarme más perjudicial el intentar detenerlas. Debo mirar las cosas como son, ya que varios acontecimientos, son cosas naturales que deben pasar, Pero lo que me hará estar bien conmigo mismo, es la actitud  con la que tomo dichos acontecimientos, porque sé que es algo que por naturaleza pasa. Como bien dice (Epicteto, p. 6): Abre los ojos: tienes que ver las cosas tal como son y así te ahorrarás el dolor de los falsos vínculos y de la decepción evitable. Debo ser consciente de ello, y no caer en alguna depresión o frustración.  Los acontecimientos no me hacen daño, si no la manera en que pueda yo verlos.  Debo disfrutar cada cosa que hago por más mínima, y cotidiana que sea como, comer,  bañarme, y hacer estas últimas con armonía. Sé que pueden surgir dificultades, porque forman parte de la vida, pero mientras yo actué con esa armonía, la paz interior en mí, podrá seguir siendo posible. Sé que puedo sufrir una molestia, pasar una mala jugada, o tal vez solo me sienta triste, pero no debo culpar a los demás o a mí mismo por ello, si no a mi actitud ante dicha situación. Para bien o para mal, la vida y la naturaleza se rigen por leyes que no podemos cambiar. Cuanto antes lo aceptemos, más tranquilos estaremos. (Epicteto, p. 16)

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