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iraitt30 de Octubre de 2012
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NUTRIENTES CALÓRICOS Y PROTEICOS
Las abejas son animales salvajes que no se domestican Están capacitados para vivir en forma independiente, libres en los bosques, teniendo como vivienda una rama, un tronco, o una columna de alta tensión. Hace millones de años que aprendieron a sortear los obstáculos y así sobrevivir hasta en lugares realmente inhóspitos.
Si bien es cierto que la abeja puede subsistir sin la ayuda del hombre, a nivel comercial, la cría de abejas, busca maximizar los rindes y las ganancias.
Las colonias de abejas tienen momentos de abundante y equilibrado suministro natural de alimentos y en ocasiones, a veces muy frecuentes, grandes déficit de algunos de los nutrientes que su organismo requiere.
A los nutrientes necesarios para un normal desenvolvimiento de la colonia de abejas los podemos separar en dos grupos:
“Nutrientes Calóricos” que proveen de la energía imprescindible que el organismo requiere para cumplir con las funciones vitales, y los alimentos que en definitiva formaran en mayor o menor medidas los órganos y tejidos de la abeja, me refiero a los “nutrientes proteicos”.
A los alimentos calóricos las abejas los consiguen en la naturaleza, principalmente del néctar de las flores, de las secreciones de ciertas plantas y de las excreciones de ciertos insectos (hemípteros, pulgones, cochinillas etc.).
Los nutrientes proteicos los consigue del polen de las flores.
No solo debemos tener en cuenta que hay momentos en que disminuyen las ofertas de los nutrientes naturales sino que también varían las necesidades de estos nutrientes por parte de la colonia de abejas según la época del año y del estado de desarrollo del nido.
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Para poder apreciar la importancia de una buena alimentación de la abeja recordemos que: Mientras la abeja obrera vive 60 días por haber cambiado su alimentación a partir de los tres días de vida en estado larval, la abeja reina llega a vivir hasta 6 años por haberse alimentado toda su vida con el mejor alimento; la jalea real.
De la misma forma, una colonia vista como un organismo, en cada etapa de su desarrollo requiere mas o menos nutrientes de un tipo o del otro. Por otro lado hay tareas que cumplen las abejas o la reina que exigen o desgastan mas que otras. Las obreras que alimentan a las larvas con jalea real viven mucho menos que una obrera que no tuvo que alimentar a las larvas.
En fin, la colonia se comporta como un superorganismo que tiene necesidades cambiantes según la etapa en que se encuentre de su ciclo de vida.
ALIMENTACIÓN PROTEICA:
Si bien la colonia de abejas requiere para su normal desarrollo de un abastecimiento constante de nutrientes proteicos. Hay etapas del ciclo evolutivo de la colonia en que requieren de mucho mas proteínas que en otras. Si en esos momentos de la vida de las abejas llegara a faltar o a recibir un aporte deficitario en cantidad o calidad de las proteínas, la supervivencia misma de la colonia puede ponerse en riesgo. Esas etapas o circunstancias de máxima exigencia corporal son:
1º-Cuando la colonia va a ingresar a la invernada, después de haber sufrido un gran desgaste en la zafra de verano. En este momento comienza a declinar la postura y las abejas obreras necesitan acumular proteínas para prolongar su juventud, –capacidad de segregar jalea real- hasta la primavera siguiente. Mientras las obreras de verano tienen un periodo juvenil de 21 días y una vida útil de 45 a 60 días; En invierno su estado juvenil se debe prolongar hasta los nuevos nacimientos de las larvas a la salida del invierno y su vida útil debe llegar hasta los 6 meses en algunos lugares muy fríos. Muchos piensan que las reservas de proteínas para pasar el invierno quedan en la forma de polen en los panales, pero las abejas no acumulan polen para mas de 5 o 6 días de sus requerimientos, y en realidad, las reservas de proteínas de la colonia están en su organismo. Se las denomina; proteínas corporales.
Las obreras nuevas acumulan proteínas corporales por partida doble al finalizar la zafra de verano:
I) Cuando corta la postura la reina en otoño, las obreras jóvenes (nodrizas), al no tener que alimentar a las larvas, dejan de excretar jalea real y esa proteína no consumida, se acumula como “proteína corporal”.
II) Consumiendo desde los primeros días de abeja adulta grandes cantidades de polen hasta el décimo día de vida, después de esto disminuyen las cantidades consumidas. Este consumo de proteínas en sus primeros días de vida es de vital importancia para el desarrollo de las glándulas suprarrenales que serán las que en primavera deberán producir jalea real. Si no hay una adecuada alimentación proteica no se desarrollarán correctamente y las abejas que lleguen con vida al inicio de la temporada, no tendrán disponibilidad de jalea real para iniciar la alimentación de las larvas, Además, por debilitarse estarán mas expuestas a contraer enfermedades.
2º-Al inicio de la temporada, estas abejas longevas alimentarán larvas, que al nacer deberán consumir mucho polen para volver a alimentar a una gran cantidad de larvas de abejas que multiplicarán el nido y producirán las abejas para la nueva zafra. Mas adelante en plena cosecha deberán hacer un trabajo extra que consumirá esa proteína corporal. Si falta polen o si el que hay no contiene todos los nutrientes, las abejas no podrán cumplir con todos los pasos enunciados debilitándose y acortándose sus vidas con el agravante de que estarán expuestas a contraer enfermedades.
3º- Cuando hacemos divisiones o núcleos con la finalidad de multiplicar a las colonias se produce un rápido desarrollo del nido y como consecuencia una gran demanda de proteínas.
Como el momento de hacer los núcleos no siempre coincide con la mayor disponibilidad de alimentos en la naturaleza como podría ocurrir en la multiplicación natural. Se tiene que considerar a esta etapa de la práctica de la apicultura como otra de las situaciones críticas en el abastecimiento de nutrientes con alto contenido proteico.
4º- Hay pólenes que no tienen la cantidad necesaria de proteínas o tienen algún aminoácido en menores cantidades de las que requiere el organismo de la abeja, en especial, para sobrepasar momentos de grandes exigencias físicas para el mismo. Uno de los casos mas conocidos e el de la explotación de las floraciones de los eucaliptos.
Proteínas y grasas
Proteínas
Los estudios no han demostrado con claridad la relación entre las proteínas (por ellas mismas) y el cáncer. Los estudios que han encontrado alguna relación, por ejemplo, entre el cáncer de colon y recto y el cáncer de mama y el mayor consumo de proteínas de origen animal eran también dietas ricas en grasa saturada, lo que podría inducir a error en la interpretación de los resultados.
En cambio, se ha encontrado que los alimentos proteicos como carnes y pescados que han sido preparados a la brasa o ahumados contienen hidrocarburos aromáticos policíclicos, con alto potencial de producir cánceres.
El cocinado de carnes y pescados, por reacción entre las proteínas y los azúcares, produciría la formación de aminas aromáticas heterocíclicas, también con potencial cancerígeno.
Grasas
Los estudios epidemiológicos encuentran una relación entre las dietas ricas en grasas (esto es, cuando las grasas suponen más del 40% de la energía total consumida) y un mayor riesgo de cáncer de pulmón, de próstata, de mama, de ovario, de endometrio y de colon si se compara con dietas pobres en grasa (esto es, menos del 20%).
Los estudios también apuntan que la relación del cáncer y las grasas sería debido a las grasas saturadas.
El modo de cocinar es muy importante en la producción del cáncer. El benzopireno y otros hidrocarburos aromáticos policíclicos están presente en la superficie de todas las carnes y pescados cocinados en barbacoas, así como en las carnes y pescados ahumados.
La obesidad, como factor directamente relacionado con el mayor consumo de grasas, se relaciona con el cáncer de colon, de endometrio, de vías biliares, de riñón, de esófago, de mama en mujeres posmenopáusicas y, quizás, con el de próstata. El mayor riesgo de cáncer comienza ya a partir de valores de índice de masa corporal (IMC) de 25 kg/m2 y aumenta conforme lo hace el IMC.
La dieta rica en grasa podría aumentar el riesgo de cáncer de colon por incremento en la concentración de ácidos biliares en el intestino, los cuales son metabolizados en sustancias carcinogénicas por las bacterias que hay allí. Las grasas también producen en su metabolización numerosos radicales libres con potencial carcinogénico.
Sin embargo, puesto que en la alimentación entran muchas sustancias en juego, no se ha establecido una relación directa de causa y efecto entre la grasa y la obesidad y el cáncer. Así, se dice que las dietas con poca grasa probablemente llevan asociadas otras mejores alimentos y del estilo de vida, por ejemplo menos tabaquismo o menos sedentarismo, factores que también originan cáncer. De hecho, hay estudios que no encuentran relación entre grasa y cáncer en humanos.
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