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Enviado por   •  13 de Abril de 2015  •  10.081 Palabras (41 Páginas)  •  205 Visitas

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EDUCACIÓN Y CULTURA EN EL MÉXICO DEL SIGLO XX

Guillermo de la Peña Topete

Guillermo de la peña Topete, (1943). Antropólogo mexicano. Nació en Guadalajara, Jalisco. Estudio en la universidad Iberoamericana y obtuvo su doctorado en la universidad de Manchester, Gran Bretaña.

Ha sido profesor de la UIA, la UAM Iztapalapa y ha impartido cursos como profesor visitante en varias universidades de Europa y de Estados Unidos. Fue fundador de la de la Unidad Occidente del centro de Estudios Superiores de Antropología Social (CIESAS) y del Colegio de Michoacán, del que también fue director. Actualmente dirige el CIESAS, Occidente y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Sus temas de investigación han sido los procesos de cambio en el mundo indígena y campesino, últimamente estudia las posibilidades del concepto de “ciudadanía étnica” en el contexto de las políticas educativas y culturales.

Es miembro del consejo editorial de la revista histórica Secuencia. Algunos titulares de su obra son: Testimonios biográficos: cultura popular y cultura política; La modernidad comunitaria; México: crisis económicas y migraciones; Urbanización y cultura popular en el Occidente de México; ¿Nacionalismo o globalización? ; Las regiones y la globalización: reflexiones desde la Antropología Social y Políticas sociales hacia los indígenas en México. 1948-2000: actores, mediaciones e identidades.

EDUCACIÓN Y CULTURA EN EL MÉXICO DEL SIGLO XX

La cruzada educativa y la cultura nacional – popular

Vasconcelos, el miembro del Ateneo y filosofo del esteticismo que se convirtió en un revolucionario militante, heredó de Justo Sierra la convicción de que la herramienta central de la salvación del país era la educación. Nombrado rector de la Universidad Nacional en 1920, y secretario de Educación Publica en 1921, se propuso sin embages redescubrir la vocación cultural del país, utilizando toda la energía del régimen naciente, ansioso de legitimarse. La Secretaria de Educación Publica, diseñada por el propio Vasconcelos, se creaba como un nuevo ministerio, distinto radicalmente del Ministerio de Instrucción Publica y Bellas Artes del porfiriato: tendría jurisdicción nacional previamente solo regia sobre el Distrito y los territorios federales, promovería una educación fundamentalmente popular, dirigida a las mayorías urbanas y rurales, y crearía un país humanizado y dignificado por el conocimiento y el arte. Las fuentes de inspiración de José Vasconcelos eran eclécticas: la admiración que sentía por los frailes evangelizadores y humanistas del siglo XVI no le impidió ensalzar el socialismo de Liebknecht ni tener como modelo la obra del ministro soviético Anatoli Lunacharski. “A través del ejemplo soviético comprendió la necesidad de elaborar un sistema estructurado que abarcase las actividades educativas ( del jardín de niños a la universidad) y culturales ( de las artes plásticas al teatro y la danza, pasando por la lectura y el canto).

Desde su discurso inaugural como rector de la universidad había convocado a una campaña nacional contra el analfabetismo, que continuaría a lo largo de su periodo ministerial. Para esta campaña, convenció a los estudiantes universitarios y preparatorianos de acudir a los barrios pobres y a los pueblos, donde predicarían el evangelio del saber; luego, a esta acción se unirían brigadas de intelectuales y artistas. Vasconcelos esperaba que sus nuevos misioneros no solo enseñaran las letras y números sino hábitos de vida limpia y alimentación sana; deberían atraer niños y adultos a los centros de alfabetización desde temprano, repartirles desayunos la Universidad y luego la SEP recaudaría fondos para ello junto con agua y jabón, incluir clases de dibujo, gimnasia y declamación, y dedicar tiempo trabajos manuales y juegos colectivos. Para 1922, había mas de 300 centros en todo el país, que podían atender hasta 15,000 alumnos. Un año mas tarde él numero de alumnos alfabetizados, según el informe oficial, era de 37,984. El ministro recorría el país en coche y a caballo, reclutando voluntarios, creando centros y escuelas y promoviendo, dentro de estos espacios, circulos de lectura para los que repartio libros publicados por la propia Secretaria recitales de poesia, exposiciones de pintura, conciertos... la multifacetica concepción pedagógica de Vasconcelos se reflejaría en la estructura de la SEP tres departamentos independientes, a su vez formalizada por la Ley Federal de Educación, que habría de perdurar mas allá de los años vasconcelinos. En palabras del ministro, “en el Departamento de Bibliotecas se difunde la cultura y en el de Bellas Artes se da esa misma cultura el coronamiento que necesita para ser completa y alta.

En sus escritos filosóficos, de inspiración pitagórica y platoniana, que muchos años mas tarde sintetizaron en su libro Todología, filosofía de la coordinación (impreso en 1952), Vasconcelos privilegia la experiencia estética como la función armónica del espíritu humano que permite “componer”y “coordinar los valores cognoscitivos”, de ahí la importancia concedida a las bellas artes como el eje de la educación las artes útiles debían existir, pero subordinadas. Así se explica su magnifica y mil veces criticada acción de publicar miles de ejemplares de obras de la literatura clásica Goethe y los Evangelios, Homero y Tolstoi, Plutarco y Dante para nutrir las bibliotecas de las escuelas mas rusticas y ser repartidas entre los adultos alfabetizados. No obstante su predilección por los clásicos, creía, sin embargo en el fomento de un arte nacional, que recuperara las tradiciones propias de México sin caer en tradicionalismos dogmáticos, tanto españolas como indígenas. En Arquitectura, defendía una actualización de los espacios de los edificios coloniales, que él consideraba funcionales y armónicos, sin rechazar las ornamentaciones de inspiración prehispánica: el edificio de la SEP, así como numerosos edificios escolares que el mando construir, ejemplificaban estos principios. Impulso una pintura mural que recogía, de nuevo, tanto las enseñanzas de los frescos renacentistas y la tradición de la evangelización novo hispana como el arte vanguardista y socialista que visualizara el ascenso del pueblo del pueblo mexicano hacia la cultura universal, con todo y sus raíces indígenas y vivencias históricas; para realizarla recluto a una generación de pintores rebeldes al academicismo imperante en los años porfiristas (varios de ellos recién llegados de Europa): Diego Rivera, Roberto Montenegro, Adolfo Best Maugard, el Doctor Atl, José Clemente

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