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El Bien Común Concilio Vaticano


Enviado por   •  3 de Mayo de 2014  •  1.234 Palabras (5 Páginas)  •  235 Visitas

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Visión de la Iglesia Católica acerca del bien común a partir del Concilio Vaticano II

La Iglesia Católica define el bien común como aquello que abarca el conjunto de ciertas condiciones de la vida social con las cuales los seres humanos, las familias en general y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y sencillez su propia perfección. Por ello, según el catecismo católico, el bien común conlleva el respeto entre todas las personas, y por tanto, exige el bienestar tanto social como el desarrollo del grupo involucrado. Por otra parte, el bien común también ha de implicar la paz, y por consiguiente, el Estado ha de garantizar la seguridad de todos los miembros de la sociedad. La paz no sólo se ha de considerar como una ausencia de conflictos, sino también como la armonía cultivada entre las distintas personas y grupos, por este motivo, es necesario que esté fundamentada en el amor propio y la caridad con el prójimo. Como el bien común acarrea el respeto humano, las autoridades están obligadas a respetar los derechos fundamentales e individuales de cada persona humana sin distinción alguna (se debe permitir e inducir a todos los miembros de la sociedad a ejercer su natural libertad humana). Básicamente, el bien común consta (entre otros) de dos elementos esenciales: una justa distribución de los bienes (referido a la justicia, tomada como una virtud moral que consiste en dar al prójimo y a Dios lo que es debido) y una adecuada organización social. El exceso de bienes de una persona debe destinarse a actividades a favor de los demás, ya que de lo contrario, se consideraría injusto y se podría enmarcar en el lado opuesto al bien común. Una organización ideal de la sociedad sería aquella con un orden jurídico, público, económico y con un sistema educativo óptimo. Para favorecer al bien común es importante el respeto de las leyes justas y legítimas, el amor a la patria y la responsabilidad de participación del ciudadano cristiano en la vida pública (todo ello orientado de forma que coopera con el fomento del bien común).

El inicio de la Doctrina Social de la Iglesia se da a conocer a través de la encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII. Dicha encíclica denunciaba el empobrecimiento de la clase obrera, a la vez que defendía la propiedad privada hasta llegado el punto de transformarla en un derecho natural: “Se halla en la misma ley natural el fundamento y razón de la división de bienes y de la propiedad privada” (http://www.vatican.va/holy_father/leo_xiii/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_15051891_rerum-novarum_sp.html). Se estableció el bien común como meta del Estado, con el cual se reconoció los derechos de las mujeres y los niños, además de implantar la autorización del proletariado a asociarse en sindicatos (Derecho a la Asociación laboral) y promulgar la mejora de los salarios de éstos mismos. Así pues, el Estado poseía la misión de difundir el bien público y el privado. León XIII promovió la afiliación de los católicos a partidos socialistas y uniones de trabajadores bajo principios mayoritariamente católicos. El Rerum Novarum supuso una reforma que consiguió contribuir en el rescate del periodo de crisis de la Iglesia, lo cual influyó notablemente en la doctrina católica de la actualidad.

En 1959, el papa Juan XXIII convoca el Concilio Vaticano II, un concilio ecuménico en el que son convocados todos los obispos para reconocer la verdad de la doctrina vigente en la Iglesia Católica, así como su práctica y la proclamación de la misma. Se convocaron cuatro sesiones, a las que el papa Juan XXIII sólo pude asistir a una debido a su fallecimiento poco después. Las otras tres sesiones fueron presididas por su sucesor, el Papa Pablo VI. El objetivo de éste

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