ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El Cuerpo


Enviado por   •  14 de Febrero de 2015  •  4.731 Palabras (19 Páginas)  •  246 Visitas

Página 1 de 19

La persona: alguien corporal

El cuerpo es la primera manifestación de la persona. Veo una figura que se acerca, distingo un perfil conocido y digo: es Javier. Javier es todo, la persona completa en todas sus dimensiones, pero lo primero que aparece ante mí, que la pone de manifiesto y me la hace presente es su cuerpo. La persona humana es totalmente impensable sin el cuerpo hasta el punto de que algunos filósofos, como Marías, la han descrito como “alguien corporal” . Pero ¿qué es el cuerpo? Podemos preguntarnos.

El cuerpo es ante todo la dimensión física, orgánica o material de la persona. Mis manos, mis pies, mi corazón tienen una medida, un volumen un perfil y un tamaño. Si me corto, sangro y, si me doy un golpe, me duele el contacto brusco con la materia. El cuerpo es mi dimensión material y cuando muera desaparecerá. La dimensión orgánica del cuerpo es evidente y por eso no vale la pena insistir en ella. Lo que interesa es recalcar otro aspecto a primera vista mucho menos manifiesto y que, incluso, puede sorprendernos: el cuerpo humano, aunque es orgánico y material, no es un “objeto físico o una cosa, sino la mediación psicofísica o psicomundana. Es la superficie de contacto de la subjetividad con el cosmos” , o, dicho de manera más radical, es una dimensión de la persona y, por eso, posee una componente subjetiva y personal.

Una primera aproximación a esta idea la podemos obtener desde un punto de vista negativo, a partir de la imposibilidad de separarlo de la persona. En cuanto una parte del cuerpo se separa de la persona, deja de existir como tal cuerpo. Una mano cortada no es una mano y un cuerpo muerto no es un cuerpo humano; lo fue, pero ya no lo es y por eso se corrompe. Aquí encontramos ya indicios de ese carácter personal del cuerpo.

Desde un punto de vista positivo podemos expresar esta idea diciendo que el hombre es un ser corporal, es decir, que la existencia humana no es comprensible ni pensable sin el cuerpo. En cualquier acción humana (externa o interna) está implicada la corporalidad. Un modo de expresar este hecho es afirmar: “yo soy cuerpo”, pero resulta más preciso y menos ambiguo decir: yo soy corporal. Es decir, yo, persona, sujeto espiritual con conciencia de mí mismo, soy, al mismo tiempo e inseparablemente, una realidad corporal. El cuerpo forma parte de mi ser, no es una materia externa que utilizo o un instrumento que empleo para los fines que me interesan. El cuerpo soy yo, mis manos son yo, mi cerebro soy yo, aunque yo soy más que mis manos, mi cerebro o mis músculos. El cuerpo es mi dimensión orgánica-material pero, por eso mismo, tiene una dimensión subjetiva y espiritual.

“El cuerpo humano, explica Ferrer, participa simultáneamente de la condición subjetiva y de la objetividad mundana. A través de él, el sujeto está inserto en el mundo y sometido a sus leyes y condicionamientos externos” . Mouniers lo ha explicado de manera particularmente bella.

“No puedo pensar sin ser, ni ser sin mi cuerpo; yo estoy expuesto por él a mí mismo, al mundo, a los otros; por él escapo a la soledad de un pensamiento que no sería más que no sería más que pensamiento de mi pensamiento. Al impedirme ser totalmente transparente a mí mismo, me arroja sin cesar fuera de mí en la problemática del mundo y las luchas del hombre. Por la solicitación de los sentidos me lanza al espacio, por su envejecimiento me enseña la duración, por su muerte me enfrenta con la eternidad. Hace sentir el peso de la esclavitud, pero al mismo tiempo está en la raíz de toda conciencia y de toda vida espiritual. Es el mediador omnipresente de la vida del espíritu”

Esta presencia permanente de la corporalidad hace, por otro lado, que el hombre no sea ni auto transparente ni completamente opaco para sí mismo. En otras palabras, nuestra autoconciencia es real y poderosa, pero oscura. La razón es que el hombre no puede objetivar su cuerpo como algo totalmente externo a su conciencia porque toma conciencia de sí precisamente a través del cuerpo; por eso siempre habrá rincones de sombra en nuestra auto mirada ya que no podemos volvernos completamente sobre nosotros mismos. Ahora bien, esto no es una limitación que el cuerpo impone a la persona sino uno de los modos en los que la persona se constituye puesto que, como el hombre es consciente de sí a través del cuerpo, si éste faltase el hombre sería auto transparente, es decir, no existiría.

La integración radical entre cuerpo y persona no solo se activa en el hombre adulto, sino en todas las etapas de la vida. En este sentido, la evolución de los niños resulta particularmente interesante porque permite ver con claridad cómo desarrollo personal y corporal están intrínsecamente ligados. El niño que logra alzarse y empezar a caminar inicia una nueva relación con el mundo y amplía enormemente su campo vital, y, cuando no solo camina sino que logra controlar y dominar su cuerpo, abre ante sí la posibilidad de interaccionar con el mundo y las personas de una manera controlada. Esto significa, en otras palabras, que empieza a ser libre, porque, como señala Wojtyla,

“la capacidad de objetivar el cuerpo y de emplearlo en la acción es un elemento importante de la libertad personal (…). El hombre como persona se posee a sí mismo en el aspecto somático en la medida en que posee su propio cuerpo y se domina a sí mismo al dominar el propio cuerpo”

En resumen, el cuerpo es la dimensión material. Orgánica de la persona, su primera manifestación y su faceta más externa, pero también tiene un carácter subjetivo, psíquico y hasta espiritual. El cuerpo no es ni una cosa, ni un instrumento al modo platónico, es el mismo hombre en su apariencia externa, la frontera física de la persona, el horizonte entre el mundo material y el misterio del yo personal . Por eso se le debe un respeto ya que es la epifanía de la persona. Tocando un cuerpo tocamos a la persona, acariciando un cuerpo acariciamos a la persona, despreciando un cuerpo despreciamos al hombre o a la mujer que son ese mismo cuerpo.

2. Otras visiones

La relación entre cuerpo y persona que acabamos de describir es relativamente reciente y supone una reivindicación de la corporalidad frente a una cierta depreciación que ha sido moneda común a lo largo de la historia. El personalismo ha pretendido resaltar el valor del cuerpo sin dañar a la unidad de la persona, pero no siempre se ha logrado mantener filosóficamente esa unidad. La relación entre el cuerpo y la persona, o entre el alma y la materia, ha estado sujeta a lo largo de la historia a muchas interpretaciones y no todas han sido correctas o equilibradas. En algunos casos se ha primado excesivamente lo espiritual sobre lo corporal, en otros, como el marxismo,

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (28.7 Kb)  
Leer 18 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com