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El Existencialismo Es Un Humanismo - Jean-Paul Sartre


Enviado por   •  7 de Marzo de 2015  •  1.215 Palabras (5 Páginas)  •  178 Visitas

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(breve resumen - Doce textos fundamentales del la Ética del siglo XX – Carlos Gómez).

En esta exposición, Sartre, reúne una serie de respuestas y aclaraciones a los diferentes reproches que suelen hacerse al existencialismo.

Sartre entiende por existencialismo una doctrina que hace posible la vida humana y que, por otra parte, declara que toda verdad y toda acción implican un medio y una subjetividad humana.

Lo que complica las cosas es que hay dos especies de existencialismos: los primeros, que son cristianos, entre los cuales, Sartre, colocaría a Jaspers y a Gabriel Marcel, de confesión católica; y, por otra parte, los existencialistas ateos y también a los existencialistas franceses y a sí mismo.

Lo que tienen en común es simplemente el hecho de considerar que la existencia precede a la esencia, o, si se prefiere, que hay que partir de la subjetividad.

En el siglo XVIII, en el ateísmo de los filósofos, la noción de Dios es suprimida, pero no pasa lo mismo con la idea de que la esencia precede a la existencia.

El existencialismo ateo, que representa Sartre, declara que si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre o, como dice Heidegger, la realidad humana.

La existencia que precede a la esencia significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Este es el primer principio del existencialismo y también lo que se llama la subjetividad.

Con ello se quiere dar a entender, que el hombre es ante todo un proyecto que se vive subjetivamente, nada existe previamente a este proyecto; el hombre será ante todo lo que haya proyectado ser. No lo que quiera ser. Pues, si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es.

Por lo que el primer paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es, y hacer recaer sobre él la responsabilidad total de su existencia. Y al decir, que el hombre es responsable de sí mismo, se quiere decir que es responsable de todos los hombres.

El segundo sentido profundo del existencialismo es que cuando se dice que el hombre se elige, se entiende que cada uno de nosotros se elige, pero también quiere decir con esto que al elegirse elige a todos los hombres. Lo que elegimos es siempre el bien, y nada puede ser bueno para nosotros sin serlo para todos.

Así, nuestra responsabilidad es mucho mayor de la que podríamos suponer, porque compromete a toda la humanidad.

“Eligiéndome, elijo al hombre”

El existencialismo suele declarar que el hombre es angustia. Esto significa que el hombre que se compromete y que se da cuenta de que es no sólo el que elige ser, sino también un legislador que al mismo tiempo que a sí mismo elige a toda la humanidad, no podría escapar al sentimiento de su total y profunda responsabilidad.

Esta angustia es la que Kierkegaard llamaba la angustia de Abraham. Nadie se designa para ser Abraham, y, sin embargo, estamos obligados a cada instante a realizar actos ejemplares. Todo ocurre como si, para todo hombre, toda la humanidad tuviera los ojos fijos en lo que él hace y se ajustan a lo que él hace.

Y cada hombre debe decirse: ¿soy yo quien tiene el derecho a obrar de tal manera que la humanidad se rija según mis actos?

Se trata de una angustia simple, que corren todos aquellos que han tenido responsabilidades. Esta especie de angustia que describe el existencialismo se explica además por una responsabilidad directa frente a los otros hombres que compromete. No es una

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