El Hombre, Es Un Ser En Relación

El hombre es un ser en relación

Los hombres necesitan de los demás para alcanzar sus propias perfecciones individuales. Esta perfección, no puede lograrse en la soledad, puesto que el hombre aislado no puede bastarse a sí mismo. La comunidad es el espacio donde puede sobrevivir el hombre en cuanto hombre. La natural constitución física, psicológica y espiritual del hombre, esta condiciona por la ayuda de los demás durante un tiempo más largo que en los demás animales y gracias al lenguaje, podemos heredar los conocimientos, técnicas y valores que la humanidad ha ido perfeccionando durante siglos y que ningún individuo podría alcanzar partiendo en solitario de cero. Por lo tanto el ser humano desde que nace es miembro de una sociedad. Es verdad que la persona forma y conforma la sociedad pero no menos verdad, es que la persona se desarrolla y llega a ser lo que es en una sociedad determinada

Lo social aparece como una característica de la vida humana que implica pluralidad, unión y convivencia. El hombre histórico se concreta viviendo en comunidad y dentro de una sociedad. La familia, la nación y el Estado constituyen algunas de esas entidades sociales. Aristóteles y Tomás de Aquino, señalan que “el hombre es social por naturaleza”, es decir, que el origen, causa o fundamento de la sociedad, radica en la propia naturaleza humana, existiendo una inclinación natural del hombre a vivir en sociedad. Aristóteles señaló que “el hombre es por naturaleza politikón zôion”, animal social y político. El ser humano nace ubicado en una familia y en una sociedad civil determinada por necesidad natural.

JJ. Rousseau, señala que “Todo es perfecto cuando sale de las manos de Dios, pero todo se degenera en las manos del hombre” La relación hombre-naturaleza en el mundo antiguo era sujeto-sujeto, es decir, el hombre no domina la naturaleza ni la naturaleza domina al hombre; hoy en día la relación hombre-naturaleza es de sujeto-objeto, existe una lucha constante en estarla dominando y solamente obtener de ella un beneficio propio. El hombre en su mayoría ha olvidado que su relación con la naturaleza es, una relación unitaria, es decir recíproca, porque no existe un medio ambiente natural independiente del hombre.

La realidad es para el hombre el lugar idóneo para encontrarse a sí mismo y encontrar-encontrarse con Dios. Este encuentro le ayudará a convertirse y trabajar por la construcción de una sociedad más humana. Para esto, Tiene que ver la realidad, preguntarse por qué sucede lo que acontece, descubrir qué implicación tiene él con la realidad y por fin, qué puede hacer por ella. Por tanto la vida del hombre se ubica en una estructura histórica: pasado, presente y futuro y lo que el hombre va construyendo tiene que ver con la comunidad humana, pues, las decisiones que él toma influyen en los demás, positiva o negativamente.

Marx señala que “El ser humano produce al ser humano, a si mismo y al otro ser humano. Toda la historia universal no es otra cosa que la producción del ser humano por el trabajo humano” Para Marx, el hombre desarrolla su actividad transformadora no de manera aislada, sino en una sociedad concreta. La infraestructura de esa sociedad establece determinadas relaciones de producción en las que se constituye el ser humano: somos amos o esclavos, siervos o señores, obreros o empresarios dependiendo de los modos de producción. Puesto que el trabajo constituye la esencia del hombre, la corrupción en el mundo del trabajo implica la corrupción de la propia esencia del ser humano, ya que este se realiza, precisamente, a través del trabajo. El trabajo ya no construye su identidad, sino que la pervierte: este ya no es un medio para él, sino que el hombre es un medio para él. El trabajo ya no lo humaniza sino que lo deshumaniza dándose origen a situaciones de injusticia social y por ende dañando las relaciones interpersonales.

En la exhortación apostólica Verbum Domini nos señala “Dios viene al encuentro

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