El Mejor Camino Para Reparar Una Ruptura

EL MEJOR CAMINO PARA REPARAR UNA RUPTURA

A través de la historia el hombre ha asumido la posición de raza dominante, subyugando cualquier posibilidad de sentirse inferior ante cualquier existencia que lo rodease, partiendo desde teorías simplistas, e incluso historias y-o fabulas, haciendo alusión a la que tal vez sea la más famosa de todas, “El hombre como creación del Todo poderoso, a su imagen y semejanza”: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree a peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó, varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y Sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” (Biblia Católica, Génesis 1: 26-28), estas palabras como “Sojuzgadla” y “Señoread”, hacen referencia a dominar, en un mundo en el cual todo lo que se mueve en ella son bestias, y el único con derecho a prevalecer es el ser hecho a imagen y semejanza del único y verdadero poderoso. Este es un ejemplo de muchos a nombrar, y que además han ido en desarrollo, tal vez no de forma tan directa, pero si a través de teorías y conceptos de comportamiento del ser humano, tanto en sociedad como en el ambiente mismo, infiltrándose a tal punto de crear conceptos, que se pueden tomar casi como universales o verídicos ante los ojos de una civilización.

Al plantearse esta problemática, que ha ido evolucionando con las generaciones y el surgimiento de nuevas ideas, toca poner frente, y realizar un viraje de los conceptos, reencausarlos e incluso crear nuevos valores, derechos y responsabilidades donde participen las personas y los ambientes. Abarcando varios aspectos, espacios y puntos, desde los prácticos hasta los netamente verbales y expresivos. Hablando de conceptos ya establecidos, y el querer darles un nuevo rumbo, no es sencillo, pues algunos y que son casi bases de sociedades llevan siglos, desde eras de grandes filósofos como Aristóteles y Platón; pero el fin no es forzarlos, tal vez sea más sencillo reencausarlos basados y justificados, en nuevas necesidades movidas por el contexto que vive hoy las diferentes sociedades, además que como la sociedades no son homogéneas no se podría poner un dictamen universal, se tiene que impulsar la idea como una única, pero los detalles deben ser administrados dependiendo de los tipos de sociedades y culturas y sus distintas inflexibilidades.

Es quizás la razón más fuerte para fundamentar un verdadero cambio, el hecho de que una cultura que no es compatible, que no se correlaciona con su ambiente, con la naturaleza, es una cultura frágil, que no tiene alma de procedencia y no tiene cimientos, porque el hombre no es absoluto, se desarrolla en un ambiente y si no lo conoce, no lo respeta y no lo asume como una necesidad para su propio desarrollo, no habrá un prometedor futuro como sociedad y cultura.

Estos cambios aún más que necesarios podrían llegar a ser justos, para ambas partes, y dentro de las partes, fracciones más pequeñas que se pueden ver más afectadas, en un caso puntual en las sociedades humanas, la división y repartición de frutos y bienes de la tierra ha sido parcial, viéndose unos mejor beneficiados y otros sufriendo a causa de la avaricia y mezquindad, que desde lo inicios de las civilizaciones se ha visto reflejado, desde las viejas culturas prehispánicas, en donde los emperadores, sacerdotes tenían el beneficio de las riquezas, buenas materia primas para vivir y vestir, y los mejores frutos y carnes para alimentarse, incluso llegar a significar esclavitudes y servidumbres, cuando en realidad desde siempre la repartición de los bienes básicos de la naturaleza deberían ser equivalentes, ya en transiciones mayores tal vez unos obtengan más que otros, pero nunca quitándole a los contemporáneos, “Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre” (Fidel Castro Ruz en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente en Río de Janeiro el 12 de junio de 1992). Y no solo de persona a persona si no adema de naciones completas, como fue el caso de las conquistas europeas en América, África y Asia, Desde las eras de Alejandro Magno, Hasta el descubrimiento de América y su posterior conquista, donde

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