ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El Profeta


Enviado por   •  24 de Junio de 2013  •  2.177 Palabras (9 Páginas)  •  346 Visitas

Página 1 de 9

El amor

Háblanos del amor dijo Altamira

Levanto la cabeza, miro a la gente y dijo con gras vos:

Cuando el amor llame seguirle, y cuando su camino sea duro y difícil, cuando sus alas nos envuelvan entregarse. Porque, así como el amor nos corana, a si crucifica, nos amas asta estar flexible, asignan fuego sagrado, para convertirnos en sagrados y estar en la fiesta de Dios. Esto ara el amor en nosotros para conocer el secreto de nuestro corazón, y convertir el conocimiento, en un fragmento del corazón de la vida. Si en el miedo solo buscar la paz, y el placer del amor, entonces es mejor que cubrir la desnudes y alejarse de los lumbrales.

El amor no da más que así mismo, y no toma más de sí mismo, el amor no posee ni es poseído, el amor es suficiente para el amor.

Cuando ames no debes decir: “Dios está en mi corazón”, sino “yo estoy en el corazón de Dios”. El amor no tiene otro propósito que el de realizarse. Si amas y tienes deseos que tus deseos sean estos:

Ser heridos por nuestro propio conocimiento de amor, despertar al amanecer con un alado corazón y dar gracias por otro día de amor. Descansar al medio día y meditar el éxtasis de amar, volver al hogar con gratitud, y dormir con una plegaria por el amado en el corazón y una canción en los labios.

El matrimonio

Altamira hablo otra vez: ¿que nos dirá sobre el matrimonio, Maestro?

Y respondió diciendo:

Nacieron juntos y juntos para siempre, estarán juntos cuando las alas blancas de la muerte esparzan nuestros días, Amarnos unos a otros, pero no ágamo del amor una atadura, que sea más bien, un mar movible entre las costas de nuestras almas. Llenar uno al otro nuestras copas, pero no beber de una sola copa, dar el uno al otro el pan, pero no comer del mismo trozo. Dar nuestro corazón, pero no para nuestro compañero lo tenga, porque solo la mano de vida puede contener los corazones.

Y estar juntos, pero no demasiado juntos, porque los pilares del templo están aparte. Y ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble.

Los niños

Una mujer que sostenía un niño le dijo háblanos de los niños

Y él dijo:

Nuestros hijos no son hijos nuestros, son los hijos y las hijas de la vida, vienen a través nuestro, pero no vienen de nosotros. Y aunque estén con nosotros no nos pertenecen.

Les podemos dar amor, pero no nuestro pensamiento, porque ellos tienen sus propios pensamientos. Poder esforzarse en ser como ellos, pero no buscar que sea como nosotros. Nosotros somos el arco desde que nuestros hijos, como fechas vivientes, son impulsados hacia adelante.

El dar

Entonces un hombre rico dijo. Háblenos del dar

Y él contesto:

Das muy poca cosa cuando das de lo poseído, cuando das algo de nosotros mismos es cuando real mente das. Hay quienes dan poco de lo mucho que tienen, y lo dan buscando el reconocimiento y su deseo oculto malogra su regalo.

Y hay quienes tienen poco y lo dan todo. Son estos los creyentes en la vida y el la magnificencia de la vida y su cofre nunca está vacío.

Hay quien da con alegría y esa alegría es su premio.

Y hay quienes dan con dolor y ese dolor es su bautismo.

Decir a menudo: “Daría, sólo al que lo mereciera”

Los árboles en el huerto no dicen así, ni lo dicen los rebaños en la pradera.

Ellos dan para vivir, ya que guardar es parecer.

Todo aquel que merece recibir sus días merece y sus noches, mérese, seguramente de nosotros todo lo demás.

Porque exagerar nuestra deuda es dudar de su generosidad, que tiene el libre corazón de la tierra como madre y a Dios como padre.

El comer y el beber

Entonces, un viejo que tenía una posada dijo: háblenos del comer y el beber.

Y él respondió:

Ojala pudiera vivir de la fragancia de la tierra, como planta del aire, ser alimentado por la luz. Pero, ya que debes matar para comer y robar al recién nacido la leche de su madre para pagar nuestra sed, hacer de ello un acto de adoración.

Cuando mates un animal, decir en nuestro corazón:

“el mismo poder que te sacrifica, me sacrifica también; yo seré también destruido.

La misma ley que te entrega en mis manos me entregara a mí en manos más poderosas”

Y, en el otoño, cuando runas las uvas de las vides para el hogar, decir en nuestro corazón: “yo soy también una vid y mi fruto será llevado al hogar.

Y, como vino nuevo será guardado en vasos eternos. ”

Y, en el invierno, cuando sorbas el vino, que hay en nuestro corazón un canto para cada copa.

Y que haya en este canto un recuerdo para los días otoñales para la vida y para el hogar.

El trabajo

Entonces, dijo el labrador: háblenos del trabajo.

Y él respondió, diciendo:

Trabaras para seguir el ritmo de la tierra y del alma de la tierra.

Cuando trabajas, son una flauta a través de cuyo corazón el murmullo de las horas se convierte en música. Les han dicho que el trabajo es una maldición y la labor una desgracia, pero yo digo cuando trabajas, realizas una parte del más lejano sueño de la tierra, asignado a nosotros cuando ese sueño fue nacido.

Y trabajando, estas, en realidad, amando a la vida.

Pero si en nuestro dolor, llamar al nacer una aflicción y al soportar la carne una maldición escrita en nuestra frente. Yo responderé que solamente el sudor de nuestra frente lavara lo que está escrito.

Y cuando trabas con amor, nos une con nosotros

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (12.6 Kb)  
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com