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El acoso escolar, o lo que llamamos bullying


Enviado por   •  15 de Septiembre de 2015  •  Apuntes  •  2.912 Palabras (12 Páginas)  •  212 Visitas

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Si me respetas,

              te respeto,

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                      si me golpeas,

                                     yo…


    Introducción

“NO HAY PEOR CIEGO QUE AQUEL QUE NO QUIERE VER” Hablamos de la ceguera no ante la violencia en la escuela sino de la violencia de la propia escuela de la cual los docentes y responsables del establecimiento tienen raramente conciencia.

Para poder saber que es la violencia escolar hay que definirla. Como ya sabemos es cualquier acción que atente, lesione o dañe al ser humano. Pero no siempre la violencia es llegar a los golpes, la violencia puede ser verbal, que es la por más a menudo se utiliza en estas situaciones.

Ya que tenemos definida la palabra clave de este tema que violencia podemos imaginarnos de que se trata el problema, y si a esta palabra le agregamos escolar, de inmediato se nos viene a la mente las instituciones públicas de educación. Pero este problema no es solamente de las escuelas públicas sino también de las particulares.

Vivimos en un entorno violento. Hay violencia en la casa, en el vecindario, en la calle, en el bus, en la escuela, en los medios de comunicación. Tenemos padres, madres e hijos violentos; vecinos violentos; delincuentes violentos; conductores violentos; profesores y estudiantes violentos; programas de televisión y cine violentos; políticos violentos. Hasta las muertes son violentas y brutales. Somos una sociedad violenta. Vivimos en una cultura de violencia y hemos generado una industria basada en la violencia. La violencia la sufrimos y la pagamos todos, convivimos con ella, la toleramos y hasta la justificamos. Consumimos, producimos y reproducimos violencia. Y ahora bien, ¿qué rol cumple la escuela para combatir la creciente violencia escolar?

        Desarrollo

La violencia, bajo las más brutales formas, se apodera hasta de la escuela; cuestiona no solo fuera sino dentro de ella todo aquello que hace a la dignidad del hombre, al respeto por la vida, a la alteridad. Se debe a que la escuela se preocupa cada vez menos de su misión de enseñar el sentido de la moral y los valores. (¿HACIA UNA EDUCACIÓN ÉTICA? JEAN-CLAUDE FILLÓUX)

Colocaremos a la educación como primer responsable de la violencia escolar, responsabilidad que la misma no siempre quiere ver, quiero decir su rechazo a ser un lugar donde se viven en reciprocidad los derechos y deberes de los alumnos y de los alumnos; una cierta ceguera no ante la violencia “en” la escuela sino ante la violencia propia de la escuela, de la cual los docentes y los responsables del establecimiento tienen raramente conciencia. J.C. FILLOUX

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Para la OMS , la violencia es definida como “El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”.

Los educadores y la propia escuela desplazan a los padres Adicionalmente, su responsabilidad educativa de reprender, castigar y solucionar los problemas académicos y disciplinarios de los estudiantes. Los padres, desde la externalidad del contexto escolar donde se cometió la falta, se pueden tornar doblemente severos en los castigos y reconvenciones a sus hijos.

El llamado a los padres no es una herramienta pedagógica para formar a los alumnos sino un instrumento violento, atemorizante y amenazador que puede convertirse en el inicio de maltrato familiar o continuarlo. Lo anterior muestra cómo la escuela no encuentra en el diálogo, la argumentación, el acuerdo y la conciliación, mecanismos para resolver las diferencias de opinión, las contravenciones y el incumplimiento a sus obligaciones explícitas e implícitas.  

Como resultado aparecen los castigos y la agresión física, los juicios sin fundamento ni razones, las recriminaciones inmerecidas, la justicia paralela a la institución y la ausencia de mecanismos de regulación de las relaciones sociales (sanciones sociales). Y todo esto tiene que ver con el debilitamiento de la justicia escolar. Finalmente, entre pares se encuentran actuaciones paralelas a la vida escolar y desconocidas por ella, o las cuales no quiere ver.

Tampoco es justo echarle toda la culpa a la familia o a su modo de crianza, puesto que hoy en día como señala Philippe Meirieu en su charla, los padres no tienen una dirección única de educar a sus hijos, lo cual se debe a que vivimos en democracia donde nadie puede afirmar que algo está bien por encima de lo demás.

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La violencia es una manifestación –causa y consecuencia– de descomposición social. Al ser la violencia un fenómeno social, se traslapa con la educación. ¿Es la educación la responsable de la violencia social? ¿Es la educación la responsable de solucionar los problemas de violencia en la sociedad?

La necesidad de clarificar el marco social y sus reglas, de conocer los límites de lo tolerable y los márgenes de libertad para el sujeto en sus actos sociales se favorece con la aparición de formas de individuación extrema, competencia deshumanizante y pérdida de la solidaridad mínima. (MARTA SOUTO)

La educación es parte del problema y parte de la solución. Por tanto las instituciones y agentes educativos no son ajenos a la violencia y no deben verse desvinculados de ella. Todos los seres humanos somos el resultado de un proceso formativo educativo. Es evidente, pues, que si hay tanta violencia es porque ese proceso ha fallado en algún punto.

Sí la violencia continúa y se incrementa es porque el proceso sigue fallando continuamente en mayor proporción. Sí entendemos que somos el resultado de un proceso de aprendizaje, que los niños no nacen aprendidos y que deben formarse, entonces es posible educar para la no violencia.

Como señala Maurice Blanchot: Una misión esencial de la escuela es precisamente luchar contra la violencia destructiva de lo humano contra su propia violencia, como la violencia que ganará cada vez más a las sociedades humanas.

Los niños aprenden por imitación, por eso necesitan entornos positivos, buenos modelos de conducta, reglas y límites claros de comportamiento, figuras de autoridad y afecto. El entorno generado dentro del hogar servirá de modelo de formación y reproducción en su vida adulta. Si los niños son criados en un ambiente de estabilidad, de cariño, de no violencia vivirán su vida adulta bajo estas condiciones. Por el contrario si los niños crecen con modelos permisivos o represivos en un ambiente hostil, de intolerancia, resentimiento, abandono, maltrato y odio, podrán reproducir intolerancia, maltrato y odio.

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